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Opinión

Arengas de Pato.

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El programa de la precandidata y la sombra de Tomás de Torquemada.

NOTA DE OPINION – Por Jorge Elbaum en El cohete a la Luna.

La precandidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, confirmó que cerrará su campaña en la ciudad de Córdoba el próximo miércoles. El acto en la provincia mediterránea dará por concluido el virulento enfrentamiento al interior de la coalición de derecha que decidirá su candidato para las elecciones de octubre próximo. La ex presidenta del PRO optó, desde su reconfiguración bolsonarista, en afirmar una estrategia comunicacional basada en la reivindicación de la doctrina del shock –descripta en 2007 por Naomi Klein–, consistente en ofrecer soluciones implacables y despiadadas a los propios desastres generados por la lógica neoliberal.

Para imponer este registro autoritario, la ex ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri optó por orientarse hacia dos sectores prioritarios: por un lado, hacia el núcleo duro del antikirchnerismo, que deposita su energía en ver sometida –y si es posible encarcelada o muerta– a Cristina Fernández de Kirchner. Ese colectivo asume la herencia del gorilismo racista decimonónico argentino: se regodea con el debilitamiento de lo público, al tiempo que promueve una gestión tecno-política ordenada, coherente con los mandatos de un statu quo liderado por elites “civilizadas”, ajenas a la influencia de la barbarie popular.

El segundo anillo al que se dirige la precandidata es el ancho segmento de quienes exigen un cambio brusco: expresan la negatividad del humor social colectivo, la frustración y el descreimiento en los discursos repetidos y vaciados. Para los primeros, se ofrecen los cánticos de “un país sin Cristina”. Para los segundos, se transmite la voluntad innegociable de patear el hormiguero de una discursividad política sin propuestas claras ni concretas.

Sobre estos dos pilares, la Piba construye su universo de provocaciones altisonantes. El primer grupo –esperan sus asesores– votará desde el odio al kirchnerismo. El segundo, especulan, podrá concurrir a las urnas con resentimiento y desprecio hacia lo que consideran un juego (político) que los olvida. En la totalidad de las elecciones provinciales que se llevaron a cabo hasta la actualidad, cinco millones desistieron de ir a votar. En la última elección, en Chubut, el voto en blanco superó el umbral del 10%. La hipótesis de quienes rodean a Bullrich es que una gran parte de ese colectivo puede ser movilizado a fuerza de odio o estimulado por el resentimiento de quienes se han sentido engañados por discursos políticos racionales, moderados e inentendibles.

En síntesis: una apuesta subterránea por la emoción primaria, escindida de toda propuesta realizable. Si en 2015 el imaginario de la derecha se postulaba en clave de globos de colores, hoy Pato ofrece postulados bélicos a lo Winston Churchill, cargados de “sangre, sudor y lágrimas”, orientados a disciplinar a la fuerza de trabajo, sembrar de uniformes las calles y escenificar una atmósfera nublada por gases lacrimógenos. Ese mensaje tiene como soporte estructural tres pilares: el debilitamiento de los sindicatos, el ajuste fiscal y una nueva fase de extranjerización de la riqueza nacional, tanto natural como generada por el trabajo social acumulado.

Para lograr el primer objetivo, se busca recuperar la reforma laboral promovida previamente por José Alfredo Martínez de Hoz, Carlos Saúl Menem y Fernando De la Rúa. Se propone –tal como lo enunció Luciano Laspina, referente económico bullrichista, ante el Programa para América Latina del Wilson Center y la Asociación McLarty– “reducir la responsabilidad contingente creada por cada empleo que se genera en el sector privado”. Traducido a la comprensión pública, eso significa (a) la decisión de reducir el monto de las indemnizaciones a un tope de seis salarios, (b) suprimir las multas por trabajo en negro –que hoy rigen para los empleadores que eluden pagar las cargas sociales– y (c) la anulación de la denominada ultraactividad.

El regreso de la Banelco

La precandidata con su socio en la Alianza, Ricardo López Murphy.

La ultraactividad refiere a garantizar la continuidad de los actuales Convenios Colectivos de Trabajo (CCT), que la precandidata pretende dar de baja, retrotrayendo las normativas a 1975. De aprobarse la propuesta de Bullrich se eliminarían de forma inmediata –entre otros– los adicionales salariales (antigüedad, zona desfavorable, título de formación profesional), las vacaciones, las licencias (cuidados familiares) y la cantidad de delegados que pueden ser elegidos. Ese mismo paquete de medidas es el que figuraba en el articulado de la denominada Ley Banelco, sancionada el 11 de mayo de 2000 –durante el gobierno de De la Rúa– y derogada cuatro años más tarde, durante la gestión de Néstor Kirchner. Esa medida incluía, además, la reducción de las cargas patronales.

El segundo eje de la propuesta es la finalización inmediata del cepo cambiario –con la consecuente devaluación– y la concomitante implementación de un ajuste fiscal. Uno de los acólitos de la precandidata, Federico Pinedo, verbalizó parte de esa propuesta la última semana, al sugerir que el andamiaje macroeconómico depende de un nuevo blindaje: “Hay que pensar en tener algún tipo de respaldo de organizaciones, países o bancos centrales que sean solventes. Es decir, de alguien que diga ‘yo banco la parada de la Argentina porque es un país que va a funcionar’”. Se trata de “diseñar una ingeniería financiera” que operaría como un mecenazgo apto para brindar garantías: “No se preocupen –señaló Pinedo, hipotetizando los criterios de los futuros prestamistas–, pueden levantar el cepo porque si hay alguna corrida yo la banco”. Lo que Pinedo nunca aceptaría es asumir que ese nuevo blindaje se sustentaría en la profundización de la extranjerización de la riqueza nacional y su condena eterna al primarización basada en la exportación de granos, litio y energía.

Para legitimar dicha extranjerización, los asesores de la precandidata le sugirieron la exhibición de la indigencia: reportar con cámaras de televisión la escasez de reservas en el Banco Central, sin reparar en que la mayor parte de los activos se encuentra repartida en diversas instituciones financieras en el mundo, entre ellas el Banco de Pagos Internacionales (BIS, de Suiza), la Reserva Federal y el Banco Popular de China. Cuando los periodistas que entrevistaban a Bullrich le advirtieron que las reservas no tenían sede física en el Banco Central, la precandidata redobló su apuesta: “No están, no hay más, hay reservas negativas. Es importante que el pueblo argentino lo sepa”.

Para disimular el dislate, Luciano Laspina apeló a la justificación metafórica, al afirmar que “es curiosa la literalidad con que se toman las palabras en esta campaña. Si me escuchan decir ‘vamos a derrotar la inflación’ no deberían interpretar que sugiero bajar los precios con tanques y balas. O ‘el dólar hoy se fue a las nubes’, que el viento se llevó un billete verde”.

Pese a la retórica grandilocuente y beligerante del bullrichismo, no parece que existan diferencias significativas con sus competidores larretistas: sus contrastes están anclados en estrategias discursivas, en sus programas de alianzas futuras y en sus estilos de liderazgo. Los seguidores de la ex ministra eligen a los adláteres de Javier Milei, mientras que los discípulos del jefe de gobierno se inclinan por el peronismo no kirchnerista. Bullrich postula un ajuste basado en la confrontación. Larreta presupone su perfilamiento sobre la base de un símil del Pacto de la Moncloa, capaz de excluir al kirchnerismo.

Vientos de Torquemada

La estrategia beligerante de quien se presenta como la auténtica continuadora del macrismo incluye mensajes destinados a implosionar los acuerdos democráticos implícitos configurados desde el retorno de la democracia, en 1983. Como parte de su gira proselitista, participó el jueves pasado –en Punta Alta, partido de Coronel Rosales, sur bonaerense– de un encuentro con veteranos de la Armada en el que manifestó: “A muchos de los que lucharon en Malvinas por el bien de las Fuerzas Armadas les achacaron después una historia. Muchos terminaron injustamente presos sin el reconocimiento de haber estado luchando por la patria”. Al no existir militares detenidos por las torturas a los conscriptos en las islas, la precandidata se refirió a quienes combatieron después de haber sido responsables de crímenes de lesa humanidad en el marco de la política genocida instaurada en 1976. “Si se siguiera la teoría de Bullrich, Alfredo Astiz debería estar libre”, argumentó el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti.

En una entrevista de junio de 2022, el periodista Julio Leiva, en su ciclo de reportajes Caja Negra, indagó a Bullrich sobre su pasado y su afirmación de que nunca había pertenecido a la organización política fundada por Fernando Abal Medina. En el intercambio, la precandidata relató un acontecimiento que calificó como uno de los más duros de su vida: “Pero llegué a tener situaciones en las que, digamos, me escapé cuando vino un auto que era de la Escuela de Mecánica de la Armada y salimos todos, y dos o tres murieron, uno de los cuales era hijo de un senador radical [Sergio González Gass] (…) Yo salí corriendo, corriendo, corriendo, me subí a un colectivo… no sé cómo, tiré el tapado que tenía y zafé” Lo que Carolina Serrano o Cali –nombre y apodo de cobertura en la clandestinidad no llegó a aclarar es que en esa oportunidad, a las 8 de la mañana del 14 de septiembre de 1976, ella realizaba tareas de información para una acción de la Columna Norte de Montoneros, lideraba entonces por su cuñado, Rodolfo Galimberti. En esa oportunidad fueron acribillados cuatro de sus compañeros de militancia. Cuando horas después llegó al control en un Bowling de Zona Norte, no paraba de llorar y de justificarse: “No les pude avisar, Rodolfo”, dijo. Dos semanas después desaparecía quien había sido su pareja, Ernesto “el Gallego” Fernández Vidal. El 26 de enero de 1977 tuvo el mismo destino trágico otro de sus amores de juventud, José Manuel Puebla.

El presbítero dominico Tomás de Torquemada nació en 1420 y se desempeñó como confesor de la reina Isabel la Católica. Fue el primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV y el máximo defensor del Decreto de Granada, que expulsó a los musulmanes y judíos de España en 1492. Sus orígenes hebreos lo llevaron a ser uno de los más crueles inquisidores de la época: debía probar a las altas autoridades que era un cristiano capaz de diferenciarse de sus ancestros y que podía torturar a los marranos y a los moros con igual saña.

Para justificar la cacería de los herejes, Torquemada esgrimió la aparición de un cadáver que pasó a denominarse Santo Niño de La Guardia. En 1491 se encontró a la criatura asesinada, y el presbítero dominico sugirió que debía culpabilizarse por el crimen a una práctica ritual llevada a cabo por la tradición judía. Esa iniciativa le permitió convertirse en uno de los redactores del Edicto de Granada, promulgado el 2 de agosto de 1492, que dictaminaba la expulsión. Dicha norma fue derogada cinco siglos después, en el año 1969. El fanatismo de los conversos tiene esa prosapia de distanciamiento y negación: es capaz de actuar el personaje más cruel para desmentir u ocultar su pasado.

Tomás de Torquemada.

@El Cohete a la Luna

/ Imagen principal: El Cohete a la Luna /

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Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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