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A 10 años del sangriento golpe en Ucrania: la élite de Occidente buscó debilitar a Rusia, pero falló.

Con el golpe de Estado de 2014 en Kiev, «la élite abiertamente rusófoba» de Occidente buscó debilitar a Rusia, pero falló, asegura el exeurodiputado Javier Couso. El político resumió cómo la UE torpedeó su propia credibilidad por Ucrania y se dejó arrastrar hacia la actual crisis por los intereses de EEUU.
Compartimos la entrevista completa realizada por la agencia Sputnik International a Couso.
— ¿Por qué la UE quiso impulsar el acuerdo de asociación entre Ucrania y los países europeos? ¿Qué puntos particularmente importantes contenía? ¿Si se hubiera firmado inicialmente, será que la situación se habría desarrollado de otra manera?
— No se puede descontextualizar lo que sucedió hace diez años, sin recordar el intento también de injerencia en el año 2004, lo que se llamó la Revolución Naranja. Ahí tenemos, además, todos los elementos que luego confluyeron agrandados en el golpe de Estado del Maidán. Hubo una clara injerencia por parte de las autoridades de EEUU a todos los niveles: a nivel político, con declaraciones a máximo nivel, como también financiación en virtud de determinadas leyes que permitían fondos del Gobierno de EEUU para supuestamente promover la democracia en el espacio postsoviético.

Realmente, lo que hay detrás de ese acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea, como todo acuerdo de asociación que tiene la Unión Europea, tiene bastante de injerencia. Es decir, siempre se obliga a reformas políticas, y realmente lo que era y por no ahondar en las reglas o los puntos partículares que tenía ese tratado, simplemente servía como una palanca para desligar a Ucrania de una buena relación con Rusia. Y así se hizo en todo el espacio postsoviético, por medio de esos acuerdos de asociación o por medio de esa reorganización de ese espacio por medio de movimientos injerencistas y golpistas, que se llamaron revoluciones de colores.

Si se hubiera firmado inicialmente y no hubiera habido pues una preocupación evidente para poder balancear las relaciones de un país como Ucrania, tanto como con la parte occidental —la Unión Europea— como con su parte este —el espacio ruso—, teniendo en cuenta, además, la composición cultural del país, una parte más cercana a Occidente, pero además levantando la bandera de un nacionalismo ucranio de tintes fascistas. Pero también la parte este del país, amplia, en la cual se quería mantener, pues, una relación clara con su vecino, porque cultural, étnicamente, lingüísticamente, son parte de esa cultura compartida.

Y luego lo vimos claramente, como el Gobierno que surge de ese golpe de Estado, primero Poroshenko y después el señor Zelenski, con leyes que no podrían ser aceptadas en ningún caso entre la Unión Europea. Y hablo de leyes lingüísticas o leyes que han modificado la historia del país, como la desovietización, o leyes étnicas que han convertido a ucranianos de primera y ucranianos de segunda, pues denotan claramente lo que había detrás de esa palanca que se utilizó con el acuerdo de asociación, cuando la mayoría del país y el Gobierno legítimo intentó realizar un acuerdo que favoreciera todas las partes que diversificara por los puntos de comercio de Ucrania, tanto con la Unión Europea como con Rusia y con su espacio geopolítico.
— Ya han pasado 10 años del sangriento golpe de estado en Kiev. En aquel entonces, Occidente quiso resolver el problema de una vez por todas mediante este golpe en Ucrania, pero no logró sus objetivos. ¿Qué cree que ha fallado?
— Bueno, está claro que lo que ha fallado, pues, podríamos decir la ensoñación de determinada élite estadounidense abiertamente rusófoba y sus subalternas élites europeas que pretenden construir la realidad en base a su ideología. Una ideología en la cual el punto fundamental no es solo contener y debilitar a Rusia, sino incluso, como se viene teorizando desde hace muchas decenas de años, que Rusia debe ser troceada porque es demasiado grande y tiene ingente riqueza natural.

En toda la teoría angloamericana del poder, es decir, del Imperio británico y después de Estados Unidos, tanto en su bipolaridad como en su unipolaridad y luego su subalterna Unión Europea, está esa idea. Y de hecho tenemos pruebas evidentes. Hace poco, auspiciadas por el Parlamento Europeo y patrocinadas por estamentos de la Unión Europea, se han dado, por ejemplo, conferencias en las cuales se hablaba de trocear y dar independencia a diferentes estados y regiones de Rusia.

Con lo cual lo que falló es no entender que Ucrania es un país diverso, que es un país que tiene diferentes minorías culturales y lingüísticas, rumanas, húngaras y rusófilas, y tratar de imponer un nacionalismo ucraniano prooccidental, pero que curiosamente tuvo como punta de lanza elementos neofascistas o neonazis que reivindicaban el pasado atroz de los criminales de guerra nacionalistas ucranianos, como puede ser Stepán Bandera.
Entonces claro que falló totalmente. No se podía lograr esos objetivos de unificación étnica y lingüística de un país, y culturalmente, si no es a través de la guerra, como se intentó y de hecho pues vimos, hasta el inicio de la operación militar especial iniciada por Rusia. Es decir, de 2014 hasta 2022, más de 14.000 muertos por ataque directo de Fuerzas Armadas lideradas por esos grupos neonazis contra regiones de Donbás que se habían alzado contra este golpe de Estado, exigiendo su derecho a participar en una Ucrania diversa y poder seguir manteniendo su lengua materna como es el ruso.

Todo enmascarado en una operación antiterrorista, pero utilizando armamento pesado —artillería, lanzadores múltiples o bombardeos— contra su propia población. Lo dijo claramente Poroshenko: «nuestros niños en Kiev o en Leópolis van a estar jugando en los jardines y sus niños, los niños de Donbás, de Donetsk y de Lugansk, van a tener que estar en sótanos». Eso es lo que ha fallado: no entender la diversidad y que hay una parte del pueblo que pertenecía a Ucrania en aquel momento, que no se iba a dejar pisar por un golpe de Estado, supuestamente proeuropeo y prodemocrático, pero que escondía la peor cara del fascismo y del nazismo.

— Los acontecimientos de los últimos años nos han demostrado con claridad que los acuerdos con los políticos europeos no valen nada. El protocolo de Minsk, por ejemplo, fue una cortina de humo para evitar la derrota inevitable de Ucrania en 2014 y facilitar su rearme con el fin de prorrogar y agudizar el conflicto, en vez de terminarlo. ¿Cómo sería posible garantizar el cumplimiento de los acuerdos entre Rusia y la UE en el futuro, teniendo en cuenta la hipocresía innata de la clase política europea actual?
— Bueno, se ha producido un daño terrible a la credibilidad diplomática y en la política internacional por parte de la Unión Europea y, sobre todo, de los grandes países que han tirado por la borda parte de su historia, y hablo de Alemania y de Francia. ¿Y por qué hablo de estos dos países? Porque en los Acuerdos de Minsk, tanto el 1 como en el 2, se creó lo que se llamó, sobre todo a partir del 2, el Cuarteto de Normandía, en el cual estaban representados Alemania y Francia, aparte de Rusia y de Ucrania. Y estaba claro que se negoció para dar una solución, en teoría, eso es lo que creía una de las partes.

Además, los Acuerdos de Minsk, yo creo que daban la oportunidad clara de lograr la paz y lograr una integración en una nueva Ucrania, que diera espacio a esa parte que estaba siendo reprimida militarmente y bombardeada directamente. Por lo tanto, hubo una parte que no actuó de buena fe, porque después lo hemos tenido en las declaraciones, declaraciones terribles para nuestra credibilidad como ciudadanos pertenecientes a la Unión Europea, por parte de Merkel y de Hollande, de que estaba claro que no iban a cumplir los acuerdos de Minsk y que lo que hacían es engañar a Rusia para poder seguir rearmando al Ejército ucraniano hasta convertirlo en el Ejército más poderoso de Europa.
De hecho lo hemos visto. La guerra continúa a día de hoy, se estima que más de 200.000 millones de euros han sido inyectados en ese Ejército, y está claro que para restablecer esa confianza pasarán muchísimos años.
Afortunadamente, la diplomacia tiene capacidad de restaurarlo, restaurarla con verificaciones por ambas partes y un seguimiento, pero yo creo que va a ser muy complicado. Esperemos que algún día la cordura y las buenas maneras dentro de la diplomacia lleguen a Europa y esta sea otra vez un socio de fiar para Rusia, que es uno de nuestros vecinos y con los que inevitablemente tenemos que tener relaciones.

— ¿Por qué Occidente sigue suministrando las armas a Kiev sin pensar en las consecuencias de sus acciones? ¿No le parece que más temprano que tarde la UE tendrá que pagar un precio muy alto por sus errores?
— Bueno, el Occidente colectivo, como se le denomina, es decir, Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Australia, Japón y Corea del Sur, es decir, pues todos los países que están en la órbita de EEUU, tienen claro que tienen que seguir manteniendo el suministro de armas a Kiev para desgastar y contener a Rusia. Lo han dicho por activa y por pasiva.
Incluso ha dicho algún político estadounidense en activo que es el mejor negocio que han hecho Estados Unidos y Europa, porque ponen dinero y no ponen los muertos. En cambio, producen muertos y desgaste militar de Rusia. Por lo cual, lo peor es que estamos viendo que se han saltado una y otra vez durante estos dos años todas las líneas rojas que había puesto Rusia y, estoy hablando de los ataques a Crimea, la utilización de armas de largo alcance para atacar territorio ruso o el ir escalando en sistemas de armas, que lo que han hecho no es darle un vuelco a la guerra, pero sí han hecho alargarla y hacerla todavía más grave.

Cualquiera de esas escaladas podría llegar a la línea roja de que Rusia sintiera su existencia amenazada, con lo cual podría recurrir a su doctrina de defensa nuclear, lo cual es absolutamente irresponsable. Por eso hay que alabar claramente, muy pocas voces en Occidente lo hacen, pero yo me sumo a ellas, alabar la paciencia estratégica del presidente ruso y de sus estamentos militares y políticos de no hacer caso a estas provocaciones y mantener una operación militar de baja intensidad.
Y lo ha dejado muy claro: si comparamos los muertos civiles, que siempre son horribles en cualquier guerra, con los que se están produciendo por ejemplo en Gaza. El accionar del Ejército ruso no tiene parangón con las acciones militares que ha realizado, por ejemplo, Estados Unidos o está realizando ahora mismo Israel. Solo hay que comparar el caso de Irak. La invasión de Irak produjo a lo largo de su accionar, con los meses y años posteriores, más de un millón de muertos. O actualmente las 100.000 bajas civiles, entre heridos y muertos directamente asesinados, que se han producido en Gaza.

Yo creo que la Unión Europea está pagando un precio muy alto por esto, que yo no los llamaría errores. Es una política activa de confrontación con Rusia, una guerra de la OTAN contra Rusia, una guerra subsidiaria por medio de la carne, o podríamos decir, de las varias generaciones de ucranianos. Va a pagar, y está pagando, su ciudadanía está pagando claramente.
En el terreno político está pagando su falta de credibilidad y un desgaste económico terrible. Y lo peor es que otra vez tenemos una guerra en Europa.

— Observamos que en Ucrania se les está acabando todo sin la ayuda de Occidente. ¿El país tiene futuro? ¿Cómo lo ve?
— Ucrania, tal y como la conocemos, tiene un difícil futuro. De hecho, ya ha perdido más del 20% de su territorio. Es un país que sobrevive gracias a la ayuda exterior. Si no tuviera esa ayuda a nivel económico, financiero y militar, no podría sobrevivir. Y, además, queriendo ser el ariete para atacar a Rusia, no tiene ningún futuro porque, evidentemente, cualquier país, si se siente amenazado —y es una amenaza directa la inclusión de Ucrania en la OTAN o la posibilidad de poner vectores nucleares cercanos a la capital rusa, o otras regiones estratégicas rusas, que no darían tiempo a respuesta— echaría por tierra toda la doctrina de la destrucción mutua asegurada que nos ha proporcionado paz en el mundo durante bastantes años.
Evidentemente, Rusia tendrá que evitar que esas amenazas puedan ser efectivas de cerca de su frontera, aparte, por supuesto, de proteger a poblaciones que han sido expulsadas de ese proyecto de Ucrania y que han querido volver, como se ha demostrado en los diferentes referéndum, a formar parte de la Federación Rusa.
Por lo tanto yo le veo un mal futuro. De hecho si sigue con esta beligerancia y si sigue con esta amenaza podrá quedarse sin salida al mar y si no hay otra dirección política que quiera llegar a la paz, con seguridad para todos, creo que su futuro podríamos calificarlo como muy negro.

— El Gobierno de Fidel Castro en 2006 calificó a la Unión Europea de «lacayo» de Estados Unidos, pero desde entonces la situación solo ha empeorado. Ahora podemos hablar sobre la subordinación absoluta de la UE ante Washington, y la crisis en Ucrania lo confirma. ¿Por qué los intereses políticos y económicos de EEUU siguen siendo más importantes para Europa que los suyos propios?
— Bueno, la frase de Fidel Castro, un personaje histórico al que se le extraña, por su alta catadura a todos los niveles, políticos, morales y éticos, y sobre todo en su concepción de análisis geopolítico del mundo, tiene toda la razón: la Unión Europea es un lacayo de Estados Unidos, yo lo calificaría como una periferia subalterna. De hecho, la Unión Europea es un proyecto, lo dicen algunos historiadores y algunos analistas, exitoso de Estados Unidos.
Igual que la OTAN, que pone nuestras capacidades militares bajo mando estadounidense y la Unión Europea está bajo mando geopolítico estadounidense. Esto se produce claramente porque las élites que gobiernan la Unión Europea, que consiguen convencer a sus ciudadanos para que los voten, aceptan claramente ser subalternos de Estados Unidos, mientras ellos puedan hacer su política interna como les dé la gana.

Lo que pasa es que tienen es un planteamiento teórico y ético igual al de Estados Unidos. Pratican esa política económica, esa democracia liberal y ese neoliberalismo que realmente busca —y el globalismo, evidentemente— la sumisión de los Estados nación, la falta de soberanía y el crecimiento cada día de lugares opacos a la voluntad popular para favorecer los intereses de los emporios financieros, tanto lo industrial-militar como lo financiero por encima de los propios Estados.
De hecho, los países que pertenecemos a la Unión Europea ya no tenemos soberanía en moneda, ni en cuestión marcoeconómica, tampoco en la defensa, y a pesar de que nuestros dirigentes o nuestros políticos, nuestros presidentes defiendan que la Unión Europea y sus países tienen soberanía, tú te das cuenta cuando lo analizas con detenimiento, que siguen claramente la política y las indicaciones en materia de relaciones exteriores que les marca Estados Unidos.
Hemos aceptado en base a construcciones ficticias, en primer lugar que se necesita la tutela militar de Estados Unidos, por medio de todos los vectores nucleares que están desplegados en Europa frente a la construcción de una Rusia que es amenazante a Europa. Y luego también sabemos claramente y se ha estudiado cómo todos los intentos de una autonomía militar por parte de la Unión Europea han sido siempre torpedeados por Estados Unidos, y lo dicen claramente sus documentos. Por lo tanto es una desgracia, yo hablaría de dirigentes y presidentes y presidentas de los países europeos y de la Unión Europea que trabajan para una potencia extranjera, y para que sus naciones y espacio geopolítico no tengan autonomía.

— La población de la UE diariamente tiene que pagar de su bolsillo por los errores de sus líderes en el ámbito geopolítico. El precio de la «solidaridad europea» ante el conflicto en Ucrania sube sin parar, lo que provoca el crecimiento de la inconformidad con esta política. ¿Es posible decir que la derrota de Kiev, o sea la derrota de la apuesta de Bruselas en este conflicto, podría provocar la descomposición de la UE?
— Bueno, la población de la Unión Europea ya está pagando claramente esta locura del apoyo irrestricto por encima de todo a esa guerra y a una Ucrania moribunda. Hablábamos antes de más de 200.000 millones de los que se cree que la Unión Europea ha aportado la mitad. Además, se hizo en unos momentos en los cuales habían sufrido mucho las poblaciones después de las crisis, primero la crísis de 2008 de las grandes financieras que caían, posteriormente la crisis de la burbuja inmobiliaria y más tarde, para rematarnos, todo lo asociado a la pandemia.
De hecho se habían relajado dentro de la Unión Europea algunos de los estándares de la no-mutualización de la deuda o de que los países no se pudieran endeudar. Se creó además los presupuestos de recuperación de la Next Generation y curiosamente no se ha ido en pos de lograr una Unión Europea más igualitaria, de ayudar a que la precariedad bajara, sino al revés. Se ha mandado dinero a una guerra en la cual no tenemos ni un solo beneficio para los ciudadanos y ciudadanas que pertenecemos a la Unión.

De hemos visto como ha habido 12 rondas de sanciones que han sido prácticamente un búmeran contra la población europea. Al dictado de Estados Unidos nos hemos dado un tiro en un pie, sobre todo Alemania, en cuanto al acopio de energía barata por medio del gas ruso, el ataque a los Nord Stream 1 y Nord Stream 2 es evidente lo que ha producido, claramente con las sanciones a Rusia. Ya lo estamos viendo en Alemania, que era el motor de la Unión Europea, en recesión, y en toda la Unión Europea, una inflación y una subida de cerca del 30% en la cesta de la compra diaria.
Por lo tanto, lo que vemos además es que empieza a haber en algunos países una crítica velada a esta ayuda. Hay países que se quieren negar —lo que pasa es que la Unión Europea, evidentemente, y con el euro y con el Banco Central Europeo, es muy poderosa para poder doblegar a los países díscolos, lo vimos con Ucrania, lo hemos visto hace poco con Hungría, que es uno de los pocos países que se había negado a seguir participando en ello, pero claro, la amenaza de cortar las ayudas o la inyección económica es muy poderosa— pero yo veo que cada día (el deseo de negarse) está creciendo más.
Es cierto que en los países del sur no, pero en países como Alemania están creciendo opciones políticas que hablan claramente de que hay que recomponer nuestras relaciones con Rusia y que no se puede estar pagando a fondo cero a un país que desarrolla una guerra terrible, que manda su propia población al cadalso por cientos de miles —estamos hablando del Gobierno de Ucrania— y que además eso no sea beneficioso para la población europea, sino todo lo contrario.

El lugar estaba ocupado por la tercera brigada autónoma de asalto «Azov», la misma que protagonizó la resistencia en el interior de la planta siderúrgica «Azovstal» en Mariupol.
Entonces yo preveo que va a haber muchas turbulencias, no solo en la Unión Europea, sino en la OTAN porque esta guerra se terminará y por lo que dicen todos los analistas será con una victoria de Rusia. Es decir, no habrán logrado lo que pretendían y aún encima ese pivote estratégico del que hablaba Brzezinski, que era Ucrania, pues era un Estado fallido y partido evidentemente entre una parte a la cual no se ha dejado pertenecer a esa Ucrania que debería ser multiple, diversa como era en su inicio.
Por lo tanto, yo creo que va a afectar claramente, todavía no determinantemente, pero sí en el futuro, tanto a la supervivencia y composición de la Unión Europea como a su moneda y como a la alianza militar, que no solo es de la Unión Europea, son 30 países, que significa la OTAN.
@Sputnik/medios/Redacción

Sociedad Cultura MGIMO
El Día de la Unidad Popular se ha convertido en una festividad muy importante de Rusia

El 4 de noviembre es un símbolo de la superación de la Época de la Inestabilidad y el renacimiento de Rusia.
Rusia lleva celebrando 20 años el Día de la Unidad Popular, una festividad profundamente arraigada en la historia de este país euroasiático. Esta conmemoración destaca la importancia de la soberanía política, cultural y económica, así como el papel fundamental de los antepasados en su defensa.
El origen de esta celebración se remonta a noviembre de 1612, cuando las fuerzas de la milicia popular, lideradas por el príncipe Dmitri Pozharski y Kuzmá Minin, lograron derrotar a los invasores en una serie de enfrentamientos librados en las calles y plazas de Moscú.
Más allá de conmemorar una victoria militar, la fecha encierra un mensaje simbólico sobre la capacidad del pueblo ruso para superar periodos de crisis y renacer de sus propias cenizas, al igual que el ave fénix. En un contexto de extrema adversidad, la historia rusa logró mantenerse viva gracias al coraje militar, la madurez cívica y el fervor patriótico de su pueblo.
La fiesta de Nuestra Señora de Kazán
En 1649, el zar Alejo I de Rusia ordenó celebrar este día en honor al icono de la Virgen de Kazán. En aquella época, aún estaba fresca la memoria de cómo, durante las batallas decisivas contra los invasores polaco-lituanos en 1612, el príncipe Dmitri Pozharski y su ejército rezaron ante este icono. Por entonces, en Rusia solo se celebraban fiestas eclesiásticas. Sin embargo, el día de Nuestra Señora de Kazán también se convirtió en una celebración estatal, clave para la dinastía Románov.
Como resultado de aquellas batallas, concluyó la Época de la Inestabilidad y Mijaíl Románov, fundador de la dinastía, fue elegido para ocupar el trono. Este período estuvo precedido por una década trágica en la que Rusia estuvo al borde de la destrucción. En pocos años, el país quedó reducido a cenizas debido a la intervención extranjera, los disturbios sociales y las imposturas. Parecía que el pueblo, exhausto, no podría romper este círculo vicioso de pruebas y desgracias.
No obstante, en medio de la crisis surgieron líderes capaces de organizar una resistencia victoriosa, considerada, sin exagerar, una auténtica hazaña nacional. Es un momento para recordar a quienes se distinguieron en la superación de la Época de la Inestabilidad.
Los Padres de la Iglesia
En 1610, el Consejo de los siete boyardos reconoció al príncipe polaco Vladislav como el zar de Rusia. En ese entonces, la nobleza polaco-lituana, que ocupaba Moscú, saqueó el tesoro real. Además, Rusia enfrentaba la amenaza de convertirse en un país católico, lo que en el contexto del siglo XVII implicaba la pérdida de identidad popular, la subordinación a valores ajenos y, en última instancia, la dependencia de intereses extranjeros.

El patriarca Hermógenes ofreció una resistencia decisiva contra los invasores. Sus palabras se convirtieron en su arma más poderosa, ya que el pueblo ruso las escuchaba con reverencia. En uno de sus mensajes a los rebeldes escribió: “Habéis olvidado los votos de vuestra fe ortodoxa, en la que nacisteis, os bautizaron, educaron y criaron. Mirad cómo la Patria está siendo saqueada y arruinada por los extranjeros, cómo se profanan los iconos sagrados y las iglesias, cómo se derrama la sangre de los inocentes que claman a Dios”.
En sus cartas, Hermógenes liberó al pueblo de su juramento al zar ocupante y exhortó a los ortodoxos a liberar Moscú de los invasores. Los polacos lo obligaron a abandonar la lucha, reconocer su poder y declararlo públicamente. Sin embargo, Hermógenes permaneció inflexible. En el monasterio Chúdov del Kremlin, los intervencionistas lo mantuvieron prisionero y, según sus contemporáneos, lo mataron de hambre. Hermógenes no llegó a presenciar la liberación de Moscú.
Su labor fue continuada por Dionisio de Rádonezh, archimandrita del monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio (actual Lavra de la Trinidad y San Sergio), que se convirtió en el centro espiritual de la resistencia.

El archimandrita transformó su monasterio en un hospital para los guerreros rusos y envió cartas a monasterios y ciudades con llamamientos patrióticos: “Recordad, cristianos ortodoxos, que todos nacimos de padres cristianos, significados por el sello, el santo bautismo, prometimos creer en la Santísima Trinidad Consustancial… Por el amor de Dios mostrad vuestra hazaña: rogad a vuestros siervos que todos los cristianos ortodoxos se unan y permanezcan juntos luchando contra nuestros traidores y contra los eternos enemigos de la Cruz de Cristo, o sea, el pueblo polaco y lituano. Podéis ver vosotros mismos cuántos cristianos han matado los invasores en todas las ciudades de las que se han apoderado, y qué daño han causado al Estado de Moscú”.
Los patriotas de decenas de ciudades rusas respondieron a sus llamamientos.
“No escatimaremos nuestras barrigas”
Kuzmá Minin, comerciante y carnicero de Nizhni Nóvgorod, pasó a la historia como uno de los oradores más influyentes de su tiempo, conocido como el “Demóstenes ruso”. Su vibrante discurso, pronunciado en la plaza del mercado de Nizhni Nóvgorod, no solo encendió el ánimo de miles de compatriotas, sino que también marcó el inicio del renacimiento de Rusia en plena Época de Inestabilidad.
Aquel llamado a las armas, considerado el punto de partida de la segunda milicia popular, resonó como un eco imborrable en la memoria colectiva. En un periodo de tribulaciones, las palabras de Minin fueron tan duras como necesarias: “Si queremos ayudar al Estado moscovita, no escatimaremos nuestras barrigas, y no solo nuestras barrigas, sino que también venderemos nuestras cortes e hipotecaremos a nuestras esposas e hijos…”.
Fue Kuzmá Minin quien, en un acto decisivo, nombró jefe militar al príncipe Dmitri Pozharski, pese a que este se encontraba recuperándose de una herida. Es probable que ambos se conocieran desde hacía tiempo, ya que la familia de Pozharski poseía una finca en Nizhni Nóvgorod y, quizás, adquiriera carne del comercio de Minin.
El príncipe, al aceptar el mando de la milicia popular, impuso una condición clara: “Estoy dispuesto a sufrir hasta la muerte por la fe ortodoxa, pero vosotros debéis elegir a un hombre entre la gente de la ciudad que pueda acompañarme en esta gran obra. Él se encargará de la tesorería para los sueldos de los hombres de guerra. En la ciudad hay un hombre muy conocido, Kuzmá Minin, que está acostumbrado a hacer tal cosa”.
Proclamación de Minin
Resultaba asombroso para la época que representantes de familias nobles temieran a este “comerciante”, quien gobernaba, como suele decirse, con mano de hierro. Su llamado a la movilización fue respondido con generosidad: la población donó voluntariamente el llamado “dinero del tercio”, es decir, un tercio de sus ahorros personales.
Gracias a la gestión prudente de Minin, el tesoro público fue utilizado de manera eficaz. La milicia popular estaba bien armada, alimentada, entrenada y equipada. Tanto Minin como el príncipe Dmitri Pozharski entendieron que las victorias militares comienzan con una base económica sólida.
Pero Minin no solo administró recursos. En el clímax de las batallas, montado a caballo y sable en mano, lideró personalmente los ataques más audaces, logrando barrer a la caballería pesada polaca y consolidando su reputación como estratega y símbolo de valentía.
El liderazgo de la primera milicia popular, que fracasó en su intento de expulsar a los polacos en 1611, recayó en Dmitri Trubetskói. Sin embargo, en el otoño de 1612, ya cerca de Moscú, Trubetskói se negó a someterse al mando de Dmitri Pozharski, sembrando la división en un ejército que, sin disciplina ni unidad, se enfrentaba al riesgo inminente de la derrota.
En esos días críticos para la guerra de liberación, fue Kuzmá Minin quien intervino para reconciliar a los líderes enfrentados. Su capacidad para negociar y restablecer el orden resultó decisiva.
Victorias y compromisos
En un intento por reforzar la guarnición polaca atrincherada en el Kremlin, las tropas del hetman Jan Chodkiewicz se dirigieron hacia la ciudad. Sin embargo, la milicia rusa, decidida y bien posicionada cerca del Monasterio de Novodévichi, logró obstaculizar su avance. Después de cuatro días de intensas batallas, Chodkiewicz vaciló y, reconociendo la imposibilidad de continuar, optó por retroceder.
Con esta victoria, las fuerzas rusas estaban ahora listas para la liberación de Moscú. El 4 de noviembre, las tropas de Pozharski infligieron una contundente derrota a los ocupantes polacos cerca de la muralla de Kitái-Górod. La guarnición polaco-lituana, completamente desmoralizada, perdió toda capacidad de combate, entonces, se rindió sin resistencia.
La entrada triunfal de los milicianos fue solemne: cruzaron la Torre Spásskaya, ondeando sus estandartes, marcando el fin de la ocupación y el comienzo de la restauración de la soberanía rusa.

El escritor e historiador polaco Henryk Sienkiewicz señalaba acertadamente: “Gracias al acuerdo crecen los pequeños Estados, mientras que los grandes Estados perecen debido a la discordia”. Su experiencia en el siglo XVIII, cuando Polonia sucumbió a la inestabilidad interna y el desorden, refleja las duras consecuencias de las ambiciones desmedidas y las disputas internas.
En contraste, los líderes de la milicia popular rusa —Minin, Pozharski, Dionisio y Trubetskói— demostraron una notable capacidad de moderación. Pusieron sus ambiciones personales a un lado, con un único objetivo en mente: la restauración del Estado. En lugar de luchar por el poder individual, tomaron la decisión de renunciar a sus pretensiones y trabajar juntos por la unidad nacional. El destino del trono se decidió en el Concilio, donde, por ejemplo, Pozharski, a pesar de tener todas las posibilidades de convertirse en un dictador militar, consideró su deber preparar las elecciones para una nueva dinastía. Este acto de sacrificio personal reflejó el verdadero espíritu de unidad que impulsó la lucha por la libertad y la soberanía de Rusia.
El historiador Iván Zabelin reflejaba con agudeza las tensiones internas de la época al escribir: “No se puede negar completamente que el príncipe Pozharski estaba alejado de la idea de ser elegido al trono, junto con otros candidatos. En su situación, como ya elegido por todos los estamentos comandante de la milicia popular, era lo más natural e incluso tentador. Pero ante el pueblo, por su carácter, se mostró siempre moderado y humilde, exactamente como lo hizo cuando fue elegido comandante de la milicia”.
Pozharski, aunque en su momento podría haber consolidado un poder absoluto, prefirió anteponer el bienestar de la Patria a sus propios intereses.

A pesar de su destacada posición como líder político y comandante, Dmitri Pozharski nunca aspiró al poder. Lo mismo ocurrió con Kuzmá Minin, quien, al igual que su compañero, no buscaba ni una alta posición ni la tranquilidad personal. En reconocimiento a su valor y sacrificio, el zar Mijaíl Románov le concedió tierras y el rango de noble de la Duma.
Minin, fiel a su carácter, se dedicó a tareas menos ostentosas pero cruciales: recaudó impuestos y sofocó los descontentos populares. En 1615, en las fronteras orientales de Rusia, “pacificó” a los mari sublevados, llevando a cabo la investigación con la misma honestidad y firmeza que lo caracterizaba. Sin embargo, en su regreso, enfermó gravemente y nunca logró recuperarse, aunque circulaban rumores de que pudo haber sido envenenado.
Lo que es indiscutible es que Minin sirvió a su Patria hasta su último aliento, sin escatimar esfuerzos. Y Dmitri Pozharski, quien sobrevivió a su compañero, decidió, poco antes de su muerte, abrazar la vida monástica con el nombre de Cosme, en honor a Minin, su leal compañero de lucha.
La fórmula del bienestar público
El monumento en honor a Kuzmá Minin y Dmitri Pozharski, erigido en la Plaza Roja de Moscú en 1818, fue el primer monumento escultural en la historia de la capital rusa. Este monumento, más allá de rendir homenaje a dos figuras clave, representa a miles de milicianos, héroes anónimos de Rusia, provenientes de todas las clases sociales que se unieron en Moscú para salvar la Patria.
La construcción de este monumento simboliza un momento crucial en la historia del país, cuando la población adoptó la idea de crear un Estado fuerte, en el que el orden prevaleciera sobre la arbitrariedad. Este episodio histórico, que unió a los rusos en la lucha por su soberanía, sigue siendo un referente sagrado para cada ciudadano de Rusia, un recordatorio constante del valor del sacrificio colectivo y la unidad nacional.

Hoy en día, la festividad del 4 de noviembre se ha consolidado como un símbolo de la superación de la Época de la Inestabilidad. Tras un periodo de estancamiento en la década de 1990, Rusia comenzó, hace dos décadas, un difícil pero irreversible camino hacia su renacimiento.
Después de los fracasos y decepciones, llegó el momento de la cohesión nacional. No existe un objetivo más importante para los rusos que la “unidad social”. Esta se ha convertido en la fórmula esencial para la salud y el bienestar público, el paso hacia la independencia y el desarrollo armonioso tras grandes desafíos.

Asesoría y Corrección: Bricslat (Argentina)
Fuentes:
- https://iz.ru/1783317/arsenii-zamostanov/sohranit-i-priumnozit-pocemu-den-narodnogo-edinstva-stal-glavnoi-datoi-strany
- https://ria.ru/20241031/kazanskaya-1803574929.html
- https://www.tripadvisor.com/LocationPhotoDirectLink-g298484-d8020486-i471355743-Monument_to_Patriarch_Hermogenes-Moscow_Central_Russia.html
- https://um.mos.ru/houses/streleckaya-karaulnya-pri-naprudnoy-bashne/
- https://ru.m.wikipedia.org/wiki/Файл:Клятва_князя_пожарского.jpg
Internacional
Israel bombardeó la única iglesia católica de Gaza: entre los heridos está el cura argentino Gabriel Romanelli

El ataque fue contra la Sagrada Familia de Gaza, donde oficiaba de párroco el cura argentino que recibía llamados diarios del papa Francisco desde que comenzó la invasión israelí contra la Franja.
Israel bombardeó la Iglesia Sagrada Familia de Gaza, la única parroquia católica del enclave. El ataque dejó por el momento un saldo de cuatro muertos y siete heridos. Entre los lastimados se encuentra su párroco, el argentino Gabriel Romanelli, al que el papa Francisco llamaba por teléfono todos los días desde que comenzó la invasión israelí contra la Franja y hasta poco antes de su fallecimiento, el pasado 21 de abril.
«Ataque a la parroquia latina de la Sagrada Familia en Gaza. Dos muertos y seis heridos, dos de ellos graves», había indicado en un principio el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, a la agencia de la Conferencia Episcopal italiana (SIR).
La reacción del Papa
El papa León XIV reiteró su llamamiento a un «inmediato alto el fuego» en Gaza y al «diálogo» entre las partes, tras expresar su «profunda tristeza» por el ataque perpetrado por Israel contra la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza.
«Su Santidad reitera su llamamiento a un cese inmediato de la violencia, y expresa su profunda esperanza de diálogo, reconciliación y paz permanente en la región», se indica en un telegrama firmado en nombre del pontífice por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, por el ataque a la iglesia.
León XIV «ha recibido con profunda tristeza la noticia de la pérdida de vidas humanas y de los heridos causados por el ataque militar a la iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza, y asegura al párroco, padre Gabriele Romanelli, y a toda la comunidad parroquial su cercanía espiritual», se indica en el mensaje.
Israel lamenta
El Ejército israelí dijo en un comunicado que «lamenta los daños causados» a la Iglesia de la Sagrada Familia en Ciudad de Gaza, la única parroquia católica, y las víctimas.
«El Ejército está al tanto de los informes sobre los daños causados a la Iglesia de la Sagrada Familia en la Ciudad de Gaza y las víctimas en el lugar. Se están analizando las circunstancias del incidente«, recoge su comunicado castrense.
En diciembre de 2023, dos meses después del inicio de la invasión israelí en la Franja, un francotirador israelí abrió fuego contra esta parroquia y mató a una madre y una hija. Pero hasta este jueves, Israel no había bombardeado directamente esta iglesia.
Según SIR, esta parroquia católica acoge a unos 500 cristianos desplazados por los bombardeos israelíes y las órdenes forzosas de desplazamiento del Ejército contra la Franja.
Críticas de Italia
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, calificó de «inaceptable» el ataque: «Las incursiones israelíes en Gaza afectan también a la Iglesia de la Sagrada Familia. Los ataques contra la población civil que Israel viene demostrando desde hace meses son inaceptables», dijo.
«Ninguna acción militar puede justificar tal actitud», añadió en un escueto comunicado la jefa del Gobierno italiano, normalmente muy cauto en pronunciarse contra Israel desde el comienzo de la guerra en Gaza.
También el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, criticó duramente «los ataques del Ejército israelí contra la población civil de Gaza» que «ya no son admisibles». «El ataque de esta mañana también ha afectado a la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, un acto grave contra un lugar de culto cristiano. Mi más sentido pésame al padre Romanelli, herido en el ataque. Es hora de parar y encontrar la paz», escribió Tajani en X.
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InternacionalMGIMOCiencia & Tecnología
Rusia apuesta por nuevos rompehielos nucleares para el liderazgo de la logística global.

El quinto rompehielos nuclear del proyecto 22220, bautizado como Chukotka, fue botado con gran solemnidad en los Astilleros Bálticos de San Petersburgo. Este buque forma parte de la estrategia clave para desarrollar la Ruta Marítima del Norte, una nueva vía logística que promete transformar el comercio global. ¿Qué hace que estos rompehielos superen a sus predecesores y por qué son fundamentales para los intereses estratégicos de Rusia?
La Ruta Marítima del Norte (RMN) se presenta como la conexión más corta entre Europa y Asia, superando ampliamente al Canal de Suez. Con una longitud de menos de 10.000 kilómetros, la RMN es 2,5 veces más breve que la ruta alternativa a través del canal egipcio, que alcanza aproximadamente los 24.000 kilómetros. Sin embargo, la reducción de distancia no es la única ventaja de la RMN.
El Canal de Suez enfrenta limitaciones de capacidad y costos elevados de tránsito. Actualmente, la congestión es un problema habitual: las embarcaciones suelen esperar entre dos y seis días para cruzar, lo que retrasa significativamente las operaciones comerciales.
Además, la estabilidad del tránsito por el Suez se ha visto afectada recientemente por conflictos geopolíticos. La guerra no declarada entre Israel y los países árabes ha causado un bloqueo parcial del estrecho de Bab el-Mandeb, conectado al canal, debido a las acciones de los hutíes yemeníes. Estas tensiones han obligado a redirigir una parte considerable del tráfico marítimo hacia una ruta más larga y costosa: la circunnavegación del continente africano a través del Cabo de Buena Esperanza. Este desvío añade 13.000 kilómetros al trayecto original por el Suez, encareciendo aún más el comercio internacional.
Sin embargo, la Ruta Marítima del Norte enfrenta desafíos inherentes a su geografía. La mayor parte del año, sus aguas permanecen cubiertas de hielo, lo que imposibilita la navegación autónoma incluso para buques reforzados contra el hielo. Para atravesar esta ruta ártica, es indispensable la escolta de un rompehielos.
El desarrollo de la RMN ha sido una prioridad estratégica para la política ártica rusa durante décadas. Con el incremento del tráfico de mercancías y la implementación de nuevos proyectos industriales en el Ártico, el papel de los rompehielos resulta cada vez más esencial. Estas imponentes embarcaciones tienen una misión principal: garantizar la navegación durante todo el año, abriendo camino a los buques mercantes a través de los espesos hielos del océano Glacial Ártico y de los mares circundantes.

El rol estratégico de los rompehielos del Proyecto 22220 en la navegación ártica
El Proyecto 22220 fue diseñado específicamente para superar los retos naturales del Norte, donde los buques convencionales no son suficientes. Esta nueva generación de rompehielos no solo es capaz de enfrentar las duras condiciones del Ártico, sino que también incorpora una serie de avances técnicos y operativos que la sitúan muy por encima de sus predecesores, como los rompehielos del Proyecto 10520 (tipo Ártico) y del Proyecto 10580 (tipo Taimyr).
Los rompehielos del Proyecto 22220 representan auténticas maravillas de la ingeniería moderna, que combinan potencia, fiabilidad e innovación tecnológica. Entre sus principales ventajas destacan los siguientes aspectos:
Versatilidad y potencia. Los rompehielos del Proyecto 22220 están equipados con dos reactores nucleares RITM-200, cada uno con una capacidad térmica de 175 MW. Aunque sus predecesores del Proyecto 10520 utilizaban reactores OK-900A con una capacidad similar de 171 MW, los nuevos RITM destacan por su mayor eficiencia eléctrica, lo que permite incrementar la capacidad eléctrica de 28 a 36 MW por reactor, un aumento cercano al 30%.
Gracias a un sistema de propulsión más avanzado, los nuevos rompehielos Ártico ofrecen 60 MW de potencia en los ejes de las hélices, superando los 49 MW de los modelos anteriores del Proyecto 10520. Esta mejora les permite alcanzar velocidades de hasta 22 nudos en aguas despejadas, mientras que su potencia adicional eleva la capacidad de penetración en el hielo a tres metros, en comparación con los 2,5 metros de sus predecesores.
Además, los nuevos Ártico presentan un diseño más robusto: su anchura de 34 metros —cuatro metros más que la de los modelos anteriores— les permite escoltar embarcaciones de mayor tamaño y desplazamiento, como los modernos gaseros y petroleros de gran capacidad.
Diseño de doble calado. Una de las características más destacadas de los rompehielos del Proyecto 22220 es su capacidad para operar tanto en aguas profundas como en zonas someras.
Gracias a un innovador diseño en los tanques de lastre, estos buques pueden ajustar su calado según las necesidades, lo que resulta esencial para navegar por los ríos árticos y las aguas costeras poco profundas.Esta versatilidad permite a los rompehielos operar eficientemente en una amplia variedad de entornos, desde el océano Glacial Ártico hasta las desembocaduras de los principales ríos siberianos. Antes de la llegada de los buques del Proyecto 22220, esta tarea requería la intervención de rompehielos especializados para aguas poco profundas, como los del Proyecto 10580, denominados Taimyr.
Sin embargo, estos buques presentaban importantes limitaciones: una menor penetración en el hielo —hasta 1,77 metros— y una navegabilidad restringida. Además, la dependencia de dos tipos de rompehielos complicaba la logística, provocando retrasos en el tráfico marítimo debido a la necesaria coordinación entre los buques de navegación en hielo de línea y los costero-fluviales.
Eficiencia y sostenibilidad. Los nuevos reactores nucleares RITM-200 representan un gran avance en términos de operatividad y respeto al medio ambiente. Estos reactores solo necesitan recargarse con combustible nuclear cada siete años, en contraste con los OK-900A de la generación anterior, que requerían el mismo procedimiento cada cuatro años.
Este incremento en la autonomía no solo reduce significativamente los costes de explotación, sino que también minimiza los períodos de inactividad por mantenimiento y reparación. Además, contribuye a disminuir la carga medioambiental, reforzando el compromiso de estos rompehielos con un modelo más sostenible para la navegación en el Ártico.

La botadura del Chukotka: clave para fortalecer la presencia de Rusia en el Ártico
La botadura del Chukotka marca un hito significativo en el desarrollo de la infraestructura ártica de Rusia. Este rompehielos no será solo una herramienta de trabajo, sino también un elemento estratégico clave para impulsar los proyectos en esta región. A medida que la Ruta Marítima del Norte (RMN) continúa expandiéndose, aumenta la demanda de gaseros y otros buques esenciales para el desarrollo de las regiones árticas. Con la incorporación de este nuevo rompehielos, Rusia refuerza su capacidad para garantizar la navegación ininterrumpida a lo largo de la RMN.
Sin embargo, el creciente interés de otros países, especialmente los adversos a Rusia, por las rutas y los recursos del Ártico subraya la importancia de consolidar el control sobre este vasto territorio. En este contexto, los rompehielos del Proyecto 22220 desempeñan un papel crucial para garantizar la seguridad tanto de la navegación comercial como de las operaciones militares en la región.
Las obras del Chukotka concluirán en 2026, y hasta el momento su construcción avanza según el calendario previsto. En total, la Corporación Naviera Unida de Rusia debe entregar a Rosatom siete rompehielos nucleares antes de 2030. Entre ellos, ya se encuentran operativos los rompehielos Ártico, Siberia y Ural, mientras que el Chukotka y el Yakutia están en proceso de construcción. A esta flota se sumará el Leningrado en 2028, y el séptimo y último buque de la serie, el Stalingrado, estará listo en 2030.
Con la incorporación de esta flota, la Ruta Marítima del Norte se consolidará como una potente vía comercial capaz de transformar la logística global en beneficio de Rusia.

Asesoría y Corrección: Bricslat (Argentina)
Fuentes:
1. https://vz.ru/society/2024/11/7/1296675.html
2. https://img.vz.ru/upimg/soc/soc_1296675.png.webp
3. https://aif-s3.aif.ru/images/039/194/3a1267df91a9e9eec3309fc6377bfbdb.webp
4. https://images.app.goo.gl/MsTxgbFZEjBKJaU26
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