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Sociedad Sucesos

Procesan a un exjerarca de la SIDE por secuestros y asesinatos durante la dictadura.

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El juez Daniel Rafecas dictó el procesamiento contra Finnen y otros cuatro exagentes del organismo de inteligencia: Hugo Carlet, Luis Nelson González, César Albarracín y Rubén Escobar. Actuaron en los centros clandestinos Bacacay, Orletti y Pomar.

Patricio Miguel Finnen entró a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) en 1974 y salió eyectado en 2002 por su responsabilidad en el desvío de la investigación del atentado de la AMIA, de la que estuvo a cargo como jefe de la llamada Sala Patria. Durante décadas circuló el rumor de que había actuado en los centros clandestinos de la dictadura, pero recién a finales del año pasado le tocó dar explicaciones cuando el juez federal Daniel Rafecas ordenó su detención. Días atrás, “Paddy” buscó dar un vuelco en su defensa: apareció con una carta manuscrita en la que un exagente supuestamente se disculpaba por involucrarlo falsamente. Pero el juez no le creyó y lo procesó por 112 secuestros, 23 homicidios y por la sustracción de cinco chiquitos que fueron secuestrados junto con sus madres. Otros cuatro exintegrantes de la SIDE fueron procesados también por su actuación en Bacacay, Automotores Orletti y la base Pomar.

Finnen tiene el aspecto de un caballero antiguo. Licenciado en Ciencias Políticas, era el único agente que la SIDE tenía desplegado en Israel antes del atentado de la embajada de Israel. Después volvió al país y quedó al frente de la investigación del atentado de la bomba en la calle Pasteur. Lo hizo desde la llamada Sala Patria, que había sido creada para salir a la cacería de Enrique Gorriarán Merlo, que era buscado desde el asalto al regimiento de La Tablada en 1989.

El exjerarca estaba convencido de que la única prueba que lo involucraba con los centros clandestinos de detención de la SIDE eran unos mails que había intercambiado el periodista Fabián Kovacic con el represor Miguel Ángel Furci, condenado a prisión perpetua por su actuación en Orletti y también condenado por haberse apropiado de Mariana Zaffaroni Islas.

Con Furci entre ceja y ceja, Finnen lo descalificó diciendo que, en realidad, tenía cierto encono contra él porque había querido ser informante pago de la Sala Patria y él no dio el visto bueno. Lo más curioso fue que Finnen apareció con una carta –fechada en octubre de 1999– en la que Furci se disculpaba supuestamente por haberlo incriminado.

Según explicó, a finales de la década de 1990, venía sufriendo una campaña de desprestigio en medios de comunicación y se dio a la tarea de ver quién estaba detrás de esa ofensiva. Cuando detectó que era Furci, un agente de su confianza lo hizo escribir la nota. No ahondó en detalles sobre cómo fue el proceso de escritura. Aunque no esté consignado en el procesamiento, las sospechas de Finnen iban más allá de Furci y llegaban hasta Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, su némesis en la Secretaría de Inteligencia.

Rafecas desestimó su descargo al decir que la nota que estaba aportando estaba fechada siete años antes de que Furci le enviara los mails al periodista Kovacic, quien estaba dedicado a reconstruir cómo había funcionado Automotores Orletti. Pero el juez aportó más elementos que vinculan a Finnen con los crímenes cometidos en Bacacay y en Orletti:

  • En su legajo figura que estaba destinado al Departamento de Operaciones Tácticas I (OTI). Debajo de esa estructura funcionaba la OT 18 –que se corresponde con Bacacay y Orletti–. En 1976, Finnen fue calificado por Marcos Calmon, el jefe de la OT 18.
  • El sobreviviente Sergio López Burgos, que estuvo secuestrado en Orletti entre el 13 y el 26 de junio de 1976, lo mencionó por su apodo. “Yo sé que estuvo un represor apodado ‘El Pady’ y que era un argentino que actuaba dentro de Orletti. Él era un custodio de todos nosotros a las órdenes de (Aníbal) Gordon”, relató.

Por estos hechos, Rafecas dictó el procesamiento de Finnen, que está detenido en la Unidad 34 de Campo de Mayo. También adoptó un temperamento similar con otros exagentes como Luis Nelson González –conocido como “Pinocho” y enlace de la Sala Patria con el Poder Judicial en los años ‘90– y Hugo CarletA los tres los responsabiliza por su actuación en Bacacay y Automotores Orletti.

Rafecas también procesó a los exSIDE César Albarracín y Rubén Escobar. En su caso, les imputó 120 secuestros y 23 homicidios. A ellos les achacó no solo haber actuado en esos dos centros clandestinos, sino también en la base Pomar –que fue identificada recientemente–. En este último lugar, estuvieron secuestrados el financista Pedro León Zavalía –a quien vinculaban al Grupo Graiver y a la “subversión económica”– y siete militantes del Partido Comunista (PC).

Los chupaderos de la SIDE.

La SIDE tuvo a su cargo tres centros clandestinos durante los primeros meses de la dictadura. Para marzo de 1976, la banda de Gordon se instaló en una casona de la calle Bacacay al 3570–que recién se identificó en 2020 gracias a la desclasificación de un archivo de la CIA que fue aportado por el Programa Verdad y Justicia de la Secretaría de Derechos Humanos–.

En Bacacay, se estima que hubo una treintena de personas privadas de su libertad. Como ya había anticipado Página/12, Rafecas dio por acreditado que éste fue el lugar de cautiverio del expresidente de la Cámara de Representantes del Uruguay Héctor Gutiérrez Ruiz, del senador Zelmar Michelini, de la militante Rosario Barredo y de su compañero, William Whitelaw. Los cuatro fueron asesinados y sus cuerpos acribillados fueron encontrados en un Torino borravino en mayo de 1976. Todos los 20 de mayo, la República Oriental marcha para recordar sus crímenes y exigir justicia por todas las víctimas de la dictadura.

La hipótesis de Rafecas es que la base Bacacay se desmanteló tras esos cuatro asesinatos. Para mayo de 1976, el grupo Gordon se mudó pero no se fue muy lejos. Gordon y el resto de los represores –entre los que había agentes orgánicos e inorgánicos de la SIDE y personal de Ejército– alquilaron un taller en la calle Venancio Flores, que estaba ubicado sobre la misma manzana de la base Bacacay. El lugar, conocido como Automotores Orletti, funcionó como una sede del Plan Cóndor y estuvo operativo hasta noviembre de 1976. Debieron cerrarlo después de una fuga a los tiros de una pareja que estaba secuestrada allí.

Durante muchos años se creyó que la OT 18 empezó a operar en mayo de 1976, pero un sumario hallado el año pasado por la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) permitió situar su origen dos meses antes –justo cuando estaba en funcionamiento la base Bacacay–.

Para febrero de 1977, Gordon ya manejaba una nueva cueva, ubicada en Pomar y Chiclana, en el barrio de Nueva Pompeya. Para que los investigadores del juzgado –dirigidos por la secretaria Albertina Caron— pudieran identificar el lugar fue clave el número de teléfono que dio el mismo Albarracín en una declaración de 1977. 

En esta causa, Rafecas reclama la extradición del represor Daniel Oscar Cherutti, conocido como el «Loco», que habría actuado en los centros clandestinos Orletti y Bacacay. Hace un tiempo que Cherutti vive en Italia, donde tiene un emprendimiento gastronómico.  Desde allí, intenta ahuyentar los fantasmas de sus crímenes que hace décadas lo acosan. Ésta fue, según contó Furci, la razón de su retiro temprano de la SIDE.

@Página12 / Luciana Bertoia/

/Imagen principal: Archivo/

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Irlanda se prepara para exhumar casi 800 bebés y niños muertos

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A 11 años de la denuncia sobre el ocultamiento de los maltratos y las muertes de niños en albergues católicos para madres y embarazadas no casadas, Irlanda se prepara para desenterrar a las víctimas.

Este lunes en Irlanda comenzaron los preparativos para exhumar 796 niños y bebés de una fosa común descubierta hace más de 10 años en donde funcionaba un antiguo albergue religioso para madres solteras y embarazadas no casadas cerca de Dublin.

Los desentierros comenzarán a realizarse desde el próximo mes de julio, pero el tema ya tiene más de 10 años en la agenda pública local. Es que en 2014 la historiadora irlandesa Catherine Corless comprobó que muchos niños (desde recién nacidos hasta los 9 años) fallecieron en el albergue religioso Santa María del Buen Socorro de Tuam, en la ciudad de Galway, a 200 kilómetros de la capital del país europeo.

La búsqueda comenzada por Corless certificó que los cuerpos habían sido enterrados en la antigua fosa séptica de la institución. A pesar de la destrucción en 1972 de este espacio que trabajaba con madres embarazadas no casadas, la fosa séptica se mantuvo intacta en las últimas décadas.

Los primeros datos

Luego de la alarma encendida por la historiadora, se encontraron restos de bebés humanos allí entre 2016 y 2017. Por este motivo el gobierno irlandés llamó a la creación de una comisión nacional de investigación que develara los maltratos contra las madres y sus niños causados en estos hogares.

Los resultados de la comisión fueron expuestos en 2021 y destacaron que había niveles «alarmantes» de mortalidad infantil en este tipo de albergues. Estas instituciones existieron en Irlanda desde 1922 a 1998, por ellas pasaron 56 mil mujeres y 57 mil niños y fallecieron 9000 chicos.

Las mujeres embarazadas por fuera del matrimonio eran enviadas a estos hogares por pedido del Estado nacional irlandés y de la Iglesia Católica, que eran los mismos que gestionaban estos espacios. En estos lugares las mujeres daban a luz a sus hijos y luego eran separadas de ellos, quienes finalmente eran dados en adopción.

«Cuando comencé este proyecto nadie me quería escuchar. Suplicaba: saquen a los bebés de estas cañerías, hay que ofrecerles el entierro cristiano digno que se les negó» explicaba Corless, la historiadora irlandesa de 71 años.

La historia del terror irlandés

El lugar sobre el que Catherine Corless encontró los cientos de certificados de defunción era llamado «El Hogar», fue dirigido desde 1926 hasta 1961 por las monjas de la hermandad Bon Secours y pretendía recibir a las madres solteras que necesitaran ayuda. 

Sin embargo, la historiadora argumentaba ya en 2014, año en que comenzó a descubrirse esta verdad, que el gobierno de Irlanda ocultaba al menos 4000 certificados de defunción de los bebés que pasaron por este albergue y que fueron enterrados en fosas sin identificar. Si bien se habían descubierto restos humanos en ese lugar en 1975, no fue hasta la denuncia de Corless que se relacionaron ambos hechos.

En los documentos a los que accedió la historiadora ya se advertía que la mayor parte de la mortalidad infantil encontrada había ocurrido por tuberculosis, infecciones, partos prematuros y defectos de nacimiento. Sin embargo, una inspección gubernamental de 1944 ya había destacado la malnutrición en varios de los 271 chicos que habitaban el lugar junto a sus 61 madres solteras.

Además, cabe aclarar que estos no habrían sido los únicos maltratos que tuvieron lugar en estos centros religiosos. Algunas monjas emprendieron un camino de negocios privados, como el de las Lavanderías de la Magdalena, que funcionaron entre 1922 y 1996, donde varias mujeres padecieron un régimen de semiesclavitud y abusos.

Un informe oficial del 2013, año anterior al de los primeros descubrimientos de Corless, indicaba que las principales causas por las que las madres solteras acudían a estos lugares eran el rechazo de padres adoptivos, abusos familiares, deficiencias físicas o psíquicas, actitudes «inmorales», pobreza y orfandad.

Si bien en su momento los líderes religiosos de Galway negaron conocer lo sucedido y se comprometieron a recaudar fondos para homenajear a los 796 bebés fallecidos con un monumento, el único que fue certero en sus dichos había sido el arzobispo de Dublin, Diarmuid Martin.

El responsable de la arquidiócesis de Dublin advirtió que “si no se establece una investigación sobre las cuestiones de gran preocupación que rodean este asunto, será importante que se desarrolle un proyecto de historia social que ofrezca una imagen precisa del papel desempeñado por esas casas de acogida”.

/P12

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Reportan más de 100 fallecidos en un accidente aéreo en la India

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Un avión de pasajeros se estrelló en una zona residencial cercana al aeropuerto de la ciudad de Ahmedabad en la India, informó el portal de noticias ‘ABP’. De acuerdo con autoridades locales, unos 242 pasajeros estaban a bordo. Según reportes, más de 100 personas se fallecieron.

El Boeing 787 Dreamliner siniestrado llevaba más de 200 personas a bordo, reportó la cadena NDTV. El avión, que supuestamente pertenece a la compañía Air India, realizaba un vuelo de Ahmedabad a Londres, pero se estrelló durante el despegue, detalló.

Según datos preliminares, al menos 133 personas murieron en el accidente aéreo. Hay sobrevivientes del accidente, informa el canal NDTV, publicando videos de las víctimas llegando al hospital.

Ente las víctimas mortales podrían estar más de 20 estudiantes, ya que la aeronave cayó sobre el techo de una residencia para médicos, precisa la agencia de noticias ANI.

«Se cree que más de 20 estudiantes murieron en un accidente aéreo en Ahmedabad. El avión se estrelló contra el edificio de la residencia de la Facultad de Medicina BJ», escribe la publicación.

Las autoridades de aviación indias confirmaron que 242 personas, entre ellas dos pilotos y 10 miembros de la tripulación, se encontraban a bordo. Los pilotos hicieron una llamada de auxilio al control aéreo, poco después del despegue, indicaron.

«Había un total de 242 personas a bordo del avión, incluidos dos pilotos y 10 miembros de la tripulación. El vuelo estaba comandado por el capitán Sumeet Sabharwal y el primer oficial Clive Kundar. El capitán Sumeet Sabharwal es teniente coronel, con 8.200 horas de vuelo. El copiloto tenía 1.100 horas de vuelo», informaron.

Mientras tanto, la empresa Air India confirmó que la aeronave accidentada le pertenece. A bordo del avión viajaban 169 indios, 53 británicos, siete portugueses y un canadiense, detalló la aerolínea.

La señal del avión estrellado desapareció «menos de un minuto» después del despegue, precisa el portal Flightradar24.

/Sputnik

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Picada mortal de Ruta 40: las cámaras del CISEM muestran la carrera ilegal y cómo pasa en rojo la conductora del auto

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La mujer que chocó con el motociclista Máximo Tanten, Natalia Colquer, será investigada por homicidio culposo agravado. Mientras que el otro motorista, Ezequiel Garay, por realizar picadas ilegales con la víctima fatal.

Un vídeo de las cámaras del CISEM confirma lo que los investigadores venían sospechando de la tragedia en calle Mendoza y calle 10 en Pocito. Esta tragedia ocurrió en medio de una picada ilegal. Dos personas quedaron en la mira de la Justicia: Natalia Colquer por el delito de homicidio culposo agravado por pasar en rojo. Mientras que, Ezequiel Garay, por hacer picadas ilegales.

Además de confirmar que se hacía una carrera ilegal, las cámaras también muestran que Colquer (conductora del Honda Fit) pasa el semáforo en rojo, es decir, que paso en un momento que no debía hacerlo.

/SJ8

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