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Opinión

Invitación a la cena del 24 de diciembre

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Invitación a la cena del 24 de diciembre

Una poesía de Jorge Elbaum

Esta navidad queremos que vengas con latidos y adioses
que te sientes a nuestra mesa para presagiar pasiones 
te adelanto que comparecen varias certezas con banderas
que terminan de enjuagar su dolor hace dos días.

Sabrás que aquí se sirven raciones de fraternidad crudas
y que no exigimos que se dejen tirados los negros pálpitos de la angustia.

Acá se viene a compartir la resurrección visceral del anhelo
Así que traé tus canciones colectivas, tu religiosidad de cielo,
Tu estrella de santito, su hipótesis científica. 

Quienes vienen saben que su soledad traduce el idioma de los otros
y se disponen, por eso, a enseñarnos sus augurios de reparación y desagravio.

Para la cena llevamos un juego de letras desamadas y algunas ciénagas pasadas,
ofrendas de verdades, luces de oscuridad y gestos de sombra con abrazos,
Queremos que vengas. 
Traete algo para el postre: 
La esperanza. 

Opinión

La anarquía de los colores

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La anarquía de los colores

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

En las vacaciones, durante varios días visité una sala de lectura en la cual había láminas que reproducían cuadros de artistas famosos, y otros originales de algunos menos conocidos. Varias veces me detuve largos ratos ante algunas de estas obras de arte. Me atrapaban las expresiones de los rostros, las luces, las sombras, el cielo, la escena…

Delante de un cuadro en concreto me pregunté: si nos dieran en una paleta por separado las pinturas de cada color, incluso con sus proporciones exactas —si eso fuera posible—, ¿podría alguien distribuirlas en la tela de la misma manera? ¿Si se juntaran por tonos semejantes en rincones separados, como en una especie de rebelión, podrían volver a darnos la misma obra de arte?

Para realizar lo que hicieron esos grandes (Dalí, Miguel Ángel, El Greco, Leonardo Da Vinci, Benito Quinquela Martín…) no alcanza tener sus mismos colores y pinceles. Sin su genio es imposible. Incluso pensaba que ninguno de ellos (por más cualificado que fuera) podría repetir la obra del otro.

A veces me surge observar que el desorden que provocan las injusticias e inequidades en el mundo tiene su raíz en el olvido de Dios, creador del universo. En pretender romper un orden y caprichosamente establecer otro.

El Papa nos señala en la Encíclica acerca del cuidado de la casa común que “esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo, porque «él lo ordenó y fueron creados, él los fijó por siempre, por los siglos, y les dio una ley que nunca pasará» (Sal 148,5b-6)”. (LS 68)

Esto no significa que nada se pueda tocar ni cambiar. Por eso también nos dice que “a la vez que podemos hacer un uso responsable de las cosas, estamos llamados a reconocer que los demás seres vivos tienen un valor

propio ante Dios y, «por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria», porque el Señor se regocija en sus obras (cf. Sal 104,31)”. (LS 69)

Hay una certeza que es necesario reafirmar. “Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado.” (LS 76)

Esta convicción nos hace mirar al mundo entero como un regalo de Dios para todos sus hijos. Él nos ama, y quiere el bien de toda la familia humana y de todas sus creaturas. En el mismo proyecto del amor creador de Dios estamos los seres humanos y este mundo inmenso y maravilloso. En la Bula de convocatoria al Jubileo de la Esperanza Francisco escribe: “Haciendo eco a la palabra antigua de los profetas, el Jubileo nos recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. Es necesario que cuantos poseen riquezas sean generosos, reconociendo el rostro de los hermanos que pasan necesidad” (Bula n 16).

El obispo San Atanasio —fallecido en el año 373— predicaba en los primeros siglos del cristianismo, “si el mundo ha sido creado y embellecido con orden, sabiduría y conocimiento, hay que admitir necesariamente que su creador y embellecedor no es otro que el Verbo de Dios”.

Las montañas, los océanos, los ríos, los peces, los animales, la vegetación… cada una de las creaturas (grandes o pequeñas, perdurables o fugaces) son expresión del acto creador de Dios. La belleza de la creación está puesta en riesgo por la anarquía de intereses del corazón humano, por el peso de la ambición, la acumulación de mucho en manos de pocos, por la voracidad consumista y la mala costumbre del desperdicio.

El Papa Francisco está exhortando fervientemente a la humanidad a que escuchemos el clamor de los pobres y el grito de la tierra. Acojamos este llamado.

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Opinión

Día Mundial de la Lucha contra la Depresión: la mirada de un psiquiatra sanjuanino

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Día Mundial de la Lucha contra la Depresión: la mirada de un psiquiatra sanjuanino

El psiquiatra Luis Martín, habló sobre el impacto de la depresión en todas las edades y destacó los recursos disponibles en San Juan para su tratamiento.

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, el psiquiatra Luis Martín habló este lunes en el programa Buen Día, Día la importancia de visibilizar esta enfermedad y las herramientas disponibles para su tratamiento en San Juan. 

Según Martín, la depresión no solo afecta a adolescentes, sino también a niños y personas mayores, y en los casos más graves puede llevar al suicidio. “Un 10% de las personas que padecen depresión terminan quitándose la vida”, alertó el especialista.

El profesional también destacó que, además de la depresión como enfermedad, existen personalidades con tendencia depresiva, al igual que hay quienes poseen personalidades más alegres. Asimismo, explicó las diferencias entre neurosis y psicosis, remarcando que “en la neurosis, las personas son conscientes de que algo no está bien y buscan ayuda médica. En la psicosis, en cambio, la presencia de delirios impide que los pacientes reconozcan su estado y, por ende, no buscan asistencia”.

Por otro lado, advirtió que el acceso a la información mediante internet, puede ser un arma de doble filo. “La computadora y Google nos traen mucha información útil, pero también pueden generar exclusión de la vida real”, aseguró.

Centros de salud pública 

En cuanto a los recursos disponibles en San Juan, el psiquiatra subrayó la importancia de conocer la red de salud mental de la provincia. “En los tres grandes hospitales –Guillermo Rawson, Julieta Lanteri y Marcial Quiroga– hay psicólogos y psiquiatras disponibles para atender cualquier episodio relacionado con la salud mental”, aseguró. Además, recomendó que los sanjuaninos se informen sobre la disponibilidad de guardias en los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) de sus respectivos departamentos para emergencias.

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San JuanOpinión

Entre todas, elegir una

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Entre todas, elegir una

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Mirar el cielo estrellado en una noche despejada es una maravilla. Y si nos encontramos fuera de la contaminación lumínica de la ciudad, es mucho más nítido el paisaje admirable.

¿Cómo elegir la más bella sin hacer injusticia a las otras? ¿Cómo decir cuál brilla con mayor fuerza? Entre todas, elegir una y seguirla no ha sido tarea fácil. En esta noche del 5 de enero hacemos memoria de tres hombres que se pusieron en camino siguiendo una estrella que los guiaba al Rey salvador del mundo. Largas distancias debieron recorrer. Salieron de la comodidad de lo conocido, se desinstalaron. Fueron dóciles a la intuición de buscar en lo inédito algo nuevo.

Eran hombres sabios que supieron observar los astros y en ellos leer el misterio de algo que Dios estaba obrando en la historia humana. No eran aventureros tras experiencias esotéricas o enigmáticas.

Un elemento no menor es que no contaban con un mapa a la hora de partir. ¿Cómo explicar a sus familiares y amigos? ¿Qué decir acerca del lugar al cual se dirigen? ¿Cuánto tiempo les llevaría el viaje? Pura disponibilidad y confianza. El Otro me guía, sostiene en el camino. Son Peregrinos de Esperanza.

Sin embargo, no todo era incertidumbre. Sabían que buscaban al rey de los judíos que acababa de nacer, “porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido para adorarlo”. El recorrido tenía una meta (el niño rey) y una acción a realizar (adorarlo). No bastaba satisfacer una curiosidad, sino alcanzar una finalidad bien concreta.

Y llegaron al encuentro con Jesús. “La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.” El signo que hallaron no fue grandilocuente, “encontraron al niño con María, su madre”.

Ante lo pequeño y frágil que tienen delante no se desalientan. No se enroscan pensando en que es poca manifestación para tanto andar, ni se reprochan por la cantidad de noches de intemperie o penurias del camino. Alcanzaron lo buscado, “y postrándose le rindieron homenaje”.

En la Navidad celebramos que Jesús nació en Belén, en cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo Israel, manifestadas por los profetas. En esta escena evangélica vemos que la revelación de Dios en Jesús alcanza a todas las culturas.

Pensemos si estamos disponibles para buscar señales de Dios que nos invitan a ponernos en camino.

Desde hace décadas los Papas dedican el primer día de enero a hacer un llamamiento a la Paz dirigido a los líderes políticos del mundo, y a toda la humanidad. En el Mensaje para esta Jornada Francisco nos hace un llamado que vos y yo podemos acoger: “el desarme del corazón es un gesto que involucra a todos, a los primeros y a los últimos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres” (Mensaje, n 14). Tenemos al alcance de la mano realizar gestos concretos de cercanía y consuelo con quienes sufren, una caricia, una sonrisa, una mano en el hombro”. “En efecto, la paz no se alcanza sólo con el final de la guerra, sino con el inicio de un mundo nuevo, un mundo en el que nos descubrimos diferentes, más unidos y más hermanos de lo que habíamos imaginado” (Mensaje, 14).

Escribe también el Papa, “dirijo mi más sincero deseo de paz a toda mujer y hombre, en particular a quien se siente postrado por su propia condición existencial, condenado por sus propios errores, aplastado por el juicio de los otros, y ya no logra divisar ninguna perspectiva para su propia vida. A todos ustedes, esperanza y paz, porque este es un Año de gracia que proviene del Corazón del Redentor”. (Mensaje, 1)

Que en este año del Jubileo logremos generar gestos de paz.

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