El país caribeño se une ante la posible intervención militar planificada por Washington en medio de una crisis humanitaria sin precedentes.
Primero fue Ariel Henry —primer ministro haitiano— quién pidió el 7 de octubre una intervención militar ante la ONU bajo el argumento de poner fin a las huelgas y a las pandillas mafiosas en el país caribeño.
Ahora, es EEUU quien planifica enviar una fuerza militar multinacional a Haití, en medio de una profunda crisis humanitaria y migrante marcada por el caos de la violencia callejera.
«Estamos asistiendo a un drama donde las masas hicieron irrupción en el escenario político con rebeliones que han puesto en jaque al poder neocolonial», dijo a Telescopio Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina.
La visita de la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, a la vecina República Dominicana, puso en alerta al pueblo haitiano que se resiste en las calles a la intervención extranjera y defiende su soberanía.
«Los EEUU no necesitan a la Jefa del Comando Sur para invadir, con una sola llamada telefónica pueden arreglar cualquier problema con el presidente dominicano», dijo Boisrolin.
El magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse en julio de 2021 generó una ola de terror y gran parte del país es controlado por pandillas que proliferan ante el desmantelamiento de las instituciones.
En Telescopio también entrevistamos a la investigadora colombiana Marcela Landazabal Mora, doctora en Estudios Latinoamericanos.
«EEUU dice que teme una nueva ola migratoria, pero hay razones históricas que demuestran lo grave que es una intervención militar en Haití. La historia de ocupaciones, las dictaduras, la presencia de EEUU ha dejado una huella de violencia y desgaste social».
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