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El Eternauta, Héctor Germán Oesterheld. Desparecido.

Extracto deota de Manuel Rivas. El País 2008
En el lenguaje de El Eternauta, HGO, hijo de padre alemán judío y de madre vasco-española, nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1919. No hay fecha para su muerte. En la historia dramática de la humanidad, tal vez el eufemismo más terrible es el de «desaparecido».
El dictador Videla es autor del siguiente aforismo: «No están vivos ni muertos; están desaparecidos». HGO es un desaparecido. El número 7.546 (en la lista Conade, Comisión Nacional de Desaparecidos).
Se sabe que en la Nochebuena de 1977, sus captores le dejaron cinco minutos de visión, sin capucha, que saludó uno por uno a sus compañeros de cautiverio y que cantó con un joven detenido-desaparecido la canción Fiesta de Joan Manuel Serrat.
De forma premeditada, sus hijas también fueron hechas desaparecer, por este orden: Beatriz (19 años), Diana (23), Estela (24) y Marina (18).
HGO es uno de los más extraordinarios creadores de aventuras del siglo XX. Cambió el perfil del héroe. El Eternauta, su principal creación, una estremecedora ficción premonitoria, atraviesa las fronteras políticas y de los géneros literarios y se erige en un clásico para mayor número de lectores cada día. Una obra homérica del cómic que interpela al género humano.
Lo dijo El Negro
«Después de leer a Oesterheld ya no admitiríamos leer cualquier cosa«. No lo dijo cualquier crítico boludo en un rapto magnánimo. Lo dijo El Negro. Lo dijo Roberto Fontanarrosa. Respetado por cualquier barra, canallas o bostas, y en cualquier cancha de fútbol o literatura. Incluso al fondo y a la izquierda, en cualquier redacción, donde se suelen sentar los censores. Y los cínicos. Eso lo dijo Enrique Medina, lo del lugar donde se sientan los censores. Tuvo el valor de ir allí, a la oficina de censura, justo antes del golpe, a preguntar por su libro Las hienas, qué puntería. Y después recibió una llamada de teléfono: «¡Sos boleta!». Qué manía con los eufemismos. El miedo que meten los eufemismos. Mejor que te digan: «Se te ha acabado el permiso del enterrador».
Escribir como un loco
Cuando estudiaba geología en la universidad, ya trabajaba de corrector y escribía historias como un loco. Cuando trabajaba como especialista en «oro y platino» para el Banco de Crédito Industrial de la República Argentina, hacía notas de divulgación y escribía historias como un loco. Cuando andaba por los montes y las llanuras como un Robinsón Crusoe escribía historias como un loco.
Escribió literatura infantil, mucha con el seudónimo de Sánchez Puyol. Fue un tiempo de esplendor para el género en la Argentina de los años cuarenta y cincuenta, con Gatitos y Bolsillitos. Le gustaba escribir para la infancia. «Siempre al bebito se le trata como tonto».
Sería también una edad de oro para la historieta argentina, cuando fundó con su hermano Jorge la editorial Frontera y con dos publicaciones periódicas que harían historia. Hora Certo y Frontera rondaban los 100.000 ejemplares. ¿Y qué hacía HGO metido en la industria cultural? Escribir como un loco. En treinta años, los guiones para al menos 150 series de historietas en los que colaboró con medio centenar de dibujantes. Siempre prolífico y exigente.
¿Por qué eligió la historieta? ¿Podía haber sido un gran escritor? Es muy enriquecedor hablar con Martín Mórtola y Fernando Oesterheld, sus nietos. «Quería romper ese dilema tramposo de alta y baja cultura. No tenía prejuicios elitistas. Quería llegar a la gente y no lo consideraba incompatible con la calidad. Ésa es otra de las lecciones de El Eternauta, una obra de vanguardia que llegó a la gente, una gran aventura, y una literatura extraordinaria».
Guillermo Saccomanno, en Escritura y memoria, plantea un sugerente paralelismo: «Si el Martín Fierro, un poema criollo y popular, pudo plantarse como la gran novela fundadora de nuestra literatura, ¿por qué no tirar de la cuerda y afirmar lo mismo de esta historieta que se llamó El Eternauta?».
Barro en los borceguíes
Nadie que haya leído El Eternauta admitiría leer después cualquier cosa. Le habrá cambiado la mirada. Es una de esas obras que responden a la demanda de Kafka, la de «morder en la estupidez». O a la de Cioran: «Un libro ha de ser un peligro».
-¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?
¿Quién grita eso? Es el guionista, Oesterheld, al final de El Eternauta. No está fuera, sino dentro, en una viñeta. Una de las rupturas de Oesterheld fue implicarse en la obra como personaje. Un atrevimiento formal, que acabará teniendo muchas implicaciones.
Estamos en 1957. HGO grita desde el tebeo: «¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?». Es en la primera versión de El Eternauta. En 1969 habrá una segunda versión, dibujada por Alberto Breccia, y en la que las coordenadas geopolíticas son más concretas. La publicación resulta muy polémica. La revista Gente fuerza el final. El Eternauta empieza a ser un personaje inquietante, demasiado verosímil. En 1976, con dibujo de Solano López, se publica una prolongación de la aventura, una segunda parte. Se trata de un proceso muy accidentado. Guionista y dibujante apenas se ven. A HGO le pisan los talones Los Ellos. Dicta capítulos desde cabinas telefónicas. Las últimas veces que acudió a la editorial Récord, donde iba a publicar El Eternauta II, siempre andaba a deshoras, como una silueta. Sólo lo delataba «el reguero de barro seco de sus borceguíes» en la alfombra. Y es que HGO, entre otros lugares, buscaba refugio en la isla de Tigre.

La tecnología del infierno
Habían llegado Los Ellos, como llamaría El Eternauta a los dictadores. En el prólogo de Ernesto Sábato para el informe Nunca Más, donde se documentan los horrores de la dictadura y la usurpación del Estado por una mafia uniformada, se dice: «De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores».
Entre miles de desaparecidos, la «tecnología del infierno» se llevó a HGO y a sus cuatro hijas. Habían pasado a la clandestinidad cuando comenzó la dictadura argentina, que se prolongaría durante siete años crueles (1976-1983).
El único cuerpo que pudo recuperar Elsa fue el de Beatriz. Ella, con 19 años, fue la primera víctima de Los Ellos. El 19 de junio de 1976 llamó a la madre y se citaron en una confitería. Dos días después, en un tren, camino del trabajo, un joven trajeado, muy nervioso, se acercó a Elsa para decirle que su hija había sido secuestrada por una patota o «grupo de tareas» del Ejército. Elsa Sánchez de Oesterheld comenzó el peregrinaje para recuperar a Beatriz. Pero, en verdad, había caído una «nevada mortal» sobre Argentina. Se encontró con muros de silencio.
Todos sus movimientos eran vigilados para llegar a ellas y a HGO. De alguna forma, ella también era una desaparecida en aparente libertad. El exterminio programado de la familia de HGO siguió adelante. El 4 de julio de 1976, en Tucumán, cayó Diana, de 23 años, embarazada. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado HGO. El 14 de diciembre del mismo año desaparece Estela, de 24 años. Su última carta lleva esa fecha. En ella dice: «Mamita: Marina hace un mes que no está con nosotros». Significa: Marina ha desaparecido. Tenía 18 años.
La tortura metafísica
Inspirados en el nazismo, el franquismo y la guerra argelina, Los Ellos, con sus patotas de Gurbos, Cascarudos, Manos y Hombres-Robot, aplicaron la tecnología del infierno a una escala industrial. Para hacer desaparecer los cuerpos utilizaron una variante diferente de la incineración: los vuelos de la muerte.
Quizá calcularon que la desaparición submarina de miles de personas sería inodora, inocua, imperceptible. El mayor detective de la historia, Sigmund Freud, había escrito: «Censurar un texto no es difícil, lo difícil es borrar sus rastros». Los verdugos ignoraban que el cuerpo humano es también un texto.
La memoria
Marcelo Brodsky, el artista y fotógrafo creador del parque de la Memoria de Buenos Aires, se enteró de la desaparición de su joven hermano Rubén en una llamada desde una cabina telefónica. Él estaba en España, exiliado. El universo tuvo, de repente, la dimensión de una cabina. «La ausencia de un desaparecido nunca termina. ¿Cómo se les cuenta a las nuevas generaciones? ¿Cómo se narra semejante horror? En el parque de la Memoria, cada recorrido es una nueva forma del recuerdo. Caminamos entre estelas que se apoyan, que se sostienen, donde lo colectivo es un entrelazamiento».
A la hora de hablar del hermano, Brodsky juró que lo haría como si estuviera oyendo a Julio Fusik, en el Reportaje al pie del patíbulo: «Que la tristeza no sea nunca asociada a mi nombre».
La eternauta
Cuando Elsa y Héctor se casaron, él trabajaba para aquel banco de crédito minero, analizando muestras de metales preciosos. Gran parte de su trabajo lo hacía sobre el terreno. Le gustaba andar. Recorrer solitario los grandes espacios. El viento patagónico en la cara. «Es un trabajo duro, puede ser destructiva esa soledad del geólogo, conocí gente que se alcoholizó», dice Elsa. «Pero él amaba esa relación solitaria con la naturaleza. Amaba todo en la naturaleza. Los caracoles nos comían las rosas y yo le decía que les pusiera veneno, pero Héctor exclamaba: ‘¡También ellos tienen derecho a vivir!’. Yo le decía: ‘Oye, que la celta panteísta soy yo, pero no quiero que me coman las rosas’. Le ofrecieron un buen trabajo, pero eso significaba la separación. Y fue cuando se decidió por el mundo editorial».
Elsa nació en Buenos Aires, en una familia de emigrantes gallegos llegados de una pequeña aldea, Loño, cerca de Santiago. Cuando Elsa pasó por Loño, en 1983, se fijó en el hórreo de madera del que tanto le había hablado el padre. Esperaba algo más monumental. «Qué pasa?», le preguntó su tío. «Está despintado». «Es que tu abuela no quiso que lo tocaran. Que lo dejaran tal como lo había pintado el hijo».
El hijo era el padre emigrante de Elsa. HGO pasó por aquella aldea en 1962, en un «desvío» de un viaje a Alemania. Hay una foto en la que se le ve retratado como el Robinsón que era, camuflado en la hierba de campesino segador. En Argentina, los padres de Elsa laburaron duro para salir adelante, pero tenían otro rasgo: amaban la música con locura. La ópera y la clásica. Escuchaban cada concierto en la radio de galena. El tío Pedro llevaba siempre una flor en el ojal. La madre de Elsa leía a Lorca. Lo había visto en un teatro bonaerense, abarrotado, recibido por una multitud en la calle de Corrientes. «Yo me parezco mucho a papá. Soy Vicente Sánchez en mujer, tremendamente impulsiva. Yo era un marimacho. El varón equivocado de la familia. Tuvimos un golpe terrible. Murió mi hermana mayor cuando yo tenía 12 años. Estudié música. Y danza clásica. Y samba. Es verdad que todos querían bailar conmigo. No, Héctor no era muy bailarín. Yo tenía 17 años y él 24 cuando nos enamoramos».
Elsa habla y habla como un cuerpo abierto, que contiene su vida y la de otros. Su mirada corre más que la flecha del tiempo. Desde el apartamento bonaerense se escucha cada poco el paso de un convoy ferroviario. Los trenes, la luz cambiante del día, todo parece esforzarse para seguir la velocidad, la intensidad del recuerdo de Elsa, que estaba hablando feliz de su adolescencia bailarina, danzando con las palabras, y de repente se gira y dice: «Hasta los psicólogos se estremecían. Toda la experiencia psicológica no servía para enfrentarse a nuestro caso. Me preguntan cómo he resistido, cómo estoy viva. No lo sé. Estoy aquí por una extraña obligación. Yo ya he gastado todo el miedo del mundo».
A la altura de nuestros ojos, en un estante del mueble librería, hay una foto que nos mira. Son ellas. Las cuatro. En la casa de Beccar. En la hora azul. Las cuatro chicas Oesterheld. Toda la belleza del mundo.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Caso Lucía Rubiño: el juez sobreseyó a Juan Pablo Echegaray

La Fiscalía pidió la desvinculación de Juan Pablo Echegaray en la muerte de Lucía Rubiño, apoyada por la defensa, mientras que la querella solicitó que siga imputado. El juez Javier Figuerola resolvió su sobreseimiento.
Este martes, se llevó adelante una audiencia clave en el caso de la muerte de Lucía Rubiño, la joven que fue atropellada el 15 de octubre de 2023 en el barrio Profesional. Es que uno de los dos imputados fue desvinculado
Luego de 6 audiencias de debate, finalmente este martes el juez de Garantías Javier Figuerola resolvió sobreseer a Juan Pablo Echegaray, imputado por homicidio culposo. De esta manera, el hijo del juez federal quedó desvinculado de la causa.
El pedido de sobreseimiento lo hizo el fiscal Iván Grassi, por entender que las pericias realizadas sobre la reconstrucción del hecho, que descartaron una participación definitiva de Echegaray. Esto fue apoyado por la defensa del ahora sobreseído, Joaquín Moine, que desde un principio negó la responsabilidad de Echegaray en el hecho.
Sin embargo, la querella, representada por Marcelo Fernández, insistió en la culpabilidad de Echegaray y en que su responsabilidad o no debía debatirse en el juicio. Pero la opinión de la querella no es vinculante, y el juez hizo lugar al pedido de la Fiscalía.
En este contexto, la querella adelantó que recurrirá al Tribunal de Impugnación con el objetivo de que sea revocado el fallo de Figuerola y que la situación de Echegaray sea resuelta en un debate oral y público.
Por su parte, los familiares y allegados se manifestaron en la puerta de Tribunales, por calle Rivadavia.


/SJ8
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Entró a una casa, intentó robar una bicicleta y huyó

El sujeto tiene 25 años y será juzgado en las próximas horas por Flagrancia, bajo la caratula «hurto agravado en grado de tentativa».
En las últimas horas, personal policial detuvo a un hombre en el Loteo «El Horizonte», departamento Pocito, por intentar robar una bicicleta rodado 29, de colores negro y blanco, marca Globo.
Según fuentes policiales, un hombre de 43 años manifestó que un sujeto había ingresado a su domicilio intentando sustraer una bicicleta. El malviviente fue sorprendido, forcejeó con la víctima y logró huir del lugar.
Tras una búsqueda exhaustiva, en una finca cercana se logró la aprehensión de Franco Gabriel Herrera, de 25 años. En las próximas horas, el delincuente será juzgado por Flagrancia bajo la caratula «hurto agravado en grado de tentativa».
/SJ8
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¿Es posible que vuelva a San Juan el tren de pasajeros?

El gobierno nacional prepara una decisión respecto a Trenes Argentinos. Casi 2.000 trabajadores quedarán en la calle.
Desde hace años que se baraja la posibilidad del retorno del tren de pasajeros a San Juan, con destino a Buenos Aires. Pero desde el Gobierno Nacional preparan un plan que podría frenar la vuelta de este medio de transporte.
Es que el gobierno que conduce Javier Milei anticipó que continuará con el avance hacia la privatización de Trenes Argentinos, algo que traería como consecuencia el vaciamiento de la firma. La Secretaría de Transporte anunció que profundizará los despidos y, según los números que se dieron a conocer, se procederá a la desvinculación de 1.937 trabajadores.
‘Es importante destacar que se seguirá realizando el recorte necesario para sanear la empresa, por lo que se proyecta que en los próximos meses la dotación del personal no exceda los 20.000 empleados (eran 23.834 iniciales), indicó la Secretaría de Transporte al mando de Franco Mogetta.
De acuerdo al comunicado oficial, durante el 2024 ya ‘se achicó en un 8% la dotación de la empresa con la desvinculación de 1.897 personas, entre puestos duplicados, empleados sin funciones que no cumplían con las tareas asignadas, o que directamente no se presentaban a trabajar. Esto significó un ahorro para el Estado Nacional de 24.500 millones de pesos anuales”.
Ahora lo que mencionan es que, en esta depuración, aún resta el despedido de 1.937 personas.
El objetivo de los recortes es atraer el ‘interés por parte de capitales privados’. La empresa se encuentra ‘sujeta a privatización’ a partir de la sanción de la ley de Bases.
Más allá de los puestos jerárquicos y del resto de los trabajadores, la gestión bajo el mando de Milei también ajustó las jornadas laborales. ‘En paralelo, se optimizó el funcionamiento operativo y se redujeron en un 73% las horas extras, las cuales pasaron de 29.500 a 7.842, ello se traduce en un ahorro anual de 600 millones de pesos’, sostuvo el documento.
Al mismo tiempo, se eliminaron ‘277 cargos jerárquicos (32% de la estructura jerárquica), lo que representó un ahorro anual de 13.257 millones de pesos’ y hubo recortes en gastos de mantenimiento.
Entre las versiones y especulaciones que se suscitan desde hace años, aparece San Juan como un destino para sumar a las redes ferroviarias del país. Ramales y estaciones a recuperar, era una de las inversiones, lejanas pero posibles. Que el tren parta desde Mendoza y que también Córdoba tenga esa conexión con distintas localidades serranas, hacían pensar en la chance de que los sanjuaninos después de décadas vuelvan a tener este tipo de transporte de pasajeros y no sólo llegue para carga a la provincia.
Ahora todo quedará a expensas de que capitales externos vean con buenos ojos invertir en una empresa, que según el gobierno nacional, entrega déficit.
/C13
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