Conéctate con nosotros

Opinión

Dos preguntas esenciales: ¿qué es tener un buen vivir? y ¿qué sociedad queremos?.

Publicado

En

Si bien hoy casi la mitad de los seres humanos del planeta no satisfacen sus necesidades básicas según el Banco Mundial – hablamos de 3250 millones vidas, que serían 75 veces la población de argentina o 4500 veces la de San Juan – no es ningún secreto que la humanidad en los últimos cientos de años ha progresado enormemente teniendo un mejor estándar de vida que en el 1500, por poner un ejemplo.

Esto a  pesar de que jamás hubo un momento sin guerras, matanzas o destrucción en la historia de nuestra especie, aún así es innegable que hoy hay más expectativa de vida que hace 500 o 1000 años.

Los avances de las ciencias y las tecnologías, del desarrollo productivo, industrial, económico en general ha sido impresionante comparado con ese pasado no tan lejano.

En teoría, al menos la mitad de la población que mejor la pasa debería tener más tiempo para disfrutar de estos logros que sonarían a paraíso celestial para un habitante de la época de Cristo.

Pero contrariamente a lo que debería ser, la vorágine a la que somos sometidos cada uno de nosotros a diario, todo el día, todo el tiempo, es tan fuerte que nos ensordece, nos enceguece, nos anula y si nos queda un pedacito de tiempo vacío para nosotros, es tan efímero que es difícil recordar si alguna vez tuvimos uno.

Dicho esto, pongo sobre la mesa sólo dos preguntas que deberíamos contestarnos permanentemente para comprender la escala de valores con la que cargamos, casi siempre sin saber, en contraposición con la que deberíamos tener. De la impuesta como si fuese única e irremediable y con la que correspondería sea nuestra meta o utopía que nos motive a seguir mejorando.

Pregunta uno: ¿Qué es tener un buen vivir?

Habrán sin dudas muchas respuestas diferentes a esta pregunta, pero igualmente no dudo que la mayoría de ellas comenzará por las cuestiones que tengan que ver con la subsistencia y lo económico: tener un techo propio, un ingreso y trabajo digno, cobertura médica, acceso a una buena educación, seguridad y poder darse algunos gustitos.
La mayoría seguramente querrá esto constituyendo una familia.

Aunque las respuestas a “buen vivir” serán abrumadoramente sobre lo material y económico, todavía se sobreentiende que es algo que excede a un momento, no es efímero, se lo quiere extendido y que sea previsible, y que esa previsibilidad nos brinde tranquilidad. No dudo que se entiende de esta manera.

Casi nadie formula esta pregunta, que sería más justa, sino que se bombardea con la imagen de “felicidad” que siempre se asocia al “éxito”. El objetivo ya no es tener “un buen vivir” sino ser “exitosamente feliz”.
Claramente el “éxito” viene asociado con el dinero que permite comprar cosas y entonces aparecen frases como “qué feliz sería teniendo esto”. Obtener ese objeto inmensamente caro e inalcanzable es sinónimo de “éxito” y “felicidad”.

Esta forma de ver la vida que hoy reina en el mundo trae aparejada la insatisfacción, ya que si bien nos dice que comprando gozamos, inmediatamente después que obtenemos eso sale un nuevo modelo o no hemos alcanzado a adquirir el que queríamos y eso nos hace sentir mal, tristes, agónicamente insatisfechos.

La vida para este modelo de mundo es que consumamos permanentemente en búsqueda de la felicidad, que jamás llegará claramente de esta manera.
El consumismo extremo es mostrado como algo “bueno” para la sociedad porque para producir esos bienes y servicios hay gente que los hace y gana por eso y hace caso omiso al gigantesco impacto ambiental destructivo que causa.

Y así, curiosamente en el mejor momento de desarrollo de la historia de la humanidad es cuando más nos alejamos de la idea de bienestar general y se generan más y profundos problemas personales.
Es que al reemplazar todo los que nos conecta y entrelaza, solidariza y teje redes como la familia y la comunidad cultivando el amor, el arte y la cultura, al eliminar lo que realmente perdurará y nos trascenderá por el dinero y la búsqueda de la felicidad eterna que nunca llegará, descendemos de ser humano a una pieza prescindible de una máquina hecha para que todos demos nuestra sangre para consumir enriqueciendo a muy pocos en perjuicio de casi todos.

Lo sensato sería no perseguir la falsa “felicidad” de un imposible “éxito” sino procurar un buen vivir hermanado con nuestra naturaleza y aprender a disfrutar de los momentos de felicidad que siempre están de la mano de un afecto, de un amor, de una emoción pura e irrepetible, instantes que uno atesora y que nunca son “objetos” comprables. Aquí cada uno tendrá su maleta de valores y creencias que al final  son las cosas que realmente perduran.

Pregunta dos: ¿Qué sociedad queremos?

Si no hiciéramos esta pregunta y nos quedáramos sólo con la anterior caeríamos en la trampa de la autoayuda, que si uno quiere lo tiene y que si no lo tiene es porque no quiso, o no supo hacerlo. El engaño impuesto de hacernos creer que si alguien tiene dinero es porque lo merece, porque tiene mérito para ello, que ser rico es ser feliz y es sinónimo de éxito. Al final de esta manera de ver las cosas ser pobre es igual a ser malo, vago y delincuente y ser rico igual a todo lo bueno.

Las respuestas a la primera pregunta sin duda se asocian a la segunda, y creo que ante “¿qué sociedad queremos?” la mayoría contestará: que sea una sociedad que nos permita tener “un buen vivir”,  independientemente de la cuna en que nos tocó nacer.

Para tomar rumbo a “la sociedad que nos brinde buen vivir” se deben realizar cambios, hay que hacer transformaciones que pavimenten este camino y ellas no se producirán hasta que la mayoría no presione en ese sentido y surja una nueva dirigencia política que tenga claro que el objetivo es conducir al “buen vivir” para el pueblo, para las mayorías y no para unos pocos elegidos entre los que están los corruptos y los traidores (políticamente son sinónimos).

El “¿qué sociedad queremos?” es la pregunta que siempre debemos hacernos a la hora de evaluar el accionar político y sacar los engaños de los magos de la vista.
Si desde los discursos nos dicen cosas que no entendemos, repiten palabras como inversión, confianza, mercados, proyectos, mega obras, empleo a secas y se nombran poco trabajo con salario digno, educación y cobertura médica integral para salir de la pobreza, redistribución del ingreso, desarrollo ecológicamente amigable y que paguen más los que más tienen, entonces esos políticos no están entre los que de verdad quieren “un buen vivir” para el pueblo.

Hay que empezar a usar menos palabras complejas, volver a lo simple y directo, dejarse de discursos que no dicen nada para que nada cambie.

“¿Qué es tener un buen vivir?” y “¿qué sociedad queremos?” son las preguntas que como personas y seres sociables debemos hacer y hacernos siempre. Al responderlas de seguro nos orientarán de mejor manera ante la vida, por un lado, y nos ayudará en la tarea de determinar qué partidos y qué dirigentes son afines a las respuestas que demos.

Unas consideraciones finales

En Bolivia y Ecuador el “Buen Vivir” es un principio constitucional basado en el ´Sumak Kawsay´, que recoge una visión del mundo centrada en el ser humano, como parte de un entorno natural y social.- dice el portal del Ministerio de Educación de Ecuador.

Y agrega que el Buen Vivir es: “La satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir supone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro)”. 

Por ello no es casual haber utilizado el concepto de “buen vivir”, ya que es preciso aunar el camino de la modernidad y el desarrollo social y económico con la sabiduría ancestral de nuestros pueblos originarios y de los pueblos de quienes llegaron a nuestras tierras como inmigrantes.
Nuestra identidad no puede truncarse ni cortar raíces en nombre de la modernidad, nuestras costumbres y antiguas creencias también son parte del espíritu que como joven nación seguimos forjando y que nos hace únicos y universales como sociedad.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Trump: propaganda electoral y delito

Publicado

En

El juicio penal que se desarrolla en Nueva York, en el que se acusa a Donald Trump (foto) de 34 delitos, expone el deterioro de las instituciones estadounidenses y la crisis del sistema político con el que pretenden aleccionar al resto del mundo. La trama del litigio exhibe las evidencias más explícitas del derecho a la impunidad y las combina con las licencias para mentir, corromper y engañar. La presentación de cargos realizada por la fiscalía de Nueva York, una semana atrás, busca ser utilizada por el precandidato republicano para victimizarse y transformar su lugar de acusado en un insumo para su campaña electoral. El sistema político estadounidense y el entramado judicial, mediático y de inteligencia que le dan cobertura se esmeran en ocular la tríada del poder real sobre el que se estructura su institucionalidad corporativa: el complejo militar-industrial, las trasnacionales y los fondos de inversión. Esos tres actores colectivos son los que –en última instancia– estarán encargados de rechazar o habilitar su candidatura.

Trump acumula más de treinta cargos en cuatro juicios. Dos de índole federal, uno en Georgia y el otro en Nueva York, donde se iniciaron las comparecencias de los testigos, la última semana, bajo la acusación de encubrimiento y falsificación de registros contables con el objetivo de ocultar sus vínculos extramatrimoniales con una actriz de cine porno y una modelo de la revista Playboy. La querella contra Trump, que se desarrolla en Manhattan frente a la presencia de doce jurados (siete varones y cinco mujeres), se inició con la jura de estos últimos el viernes 19 de abril. El asistente del fiscal Matthew Colangelo fue el encargado, el lunes subsiguiente, de presentar los cargos ante el juez y el jurado, advirtiendo que: “El acusado orquestó una trama criminal para adulterar las elecciones presidenciales de 2016. Luego encubrió esa conspiración criminal falsificando sus registros comerciales para sobornar y silenciar a quienes podían ensuciar su campaña electoral en 2016”.

La acusación contra el ex mandatario incluye la compra de voluntades mediáticas para tapar irregularidades propias, y operaciones para mancillar la reputación de sus competidores políticos. En la última semana, declaró como testigo el ex director de la revista National Enquirer, David Pecker, quien asumió la responsabilidad de haber sobornado a la modelo de Playboy Karen McDougal para encubrir su romance con el entonces candidato republicano. El mismo director de la publicación fue el encargado de asumir la responsabilidad por abonar 30 mil dólares al portero de la Trump Tower, para evitar que trascendieran los encuentros con dos docenas de mujeres.

En otro tramo del juicio, el magistrado Juan Manuel Merchán tomó nota de cómo el entonces abogado del acusado, Michael Cohen, transfirió 130 mil dólares a la actriz de cine pornográfico Stormy Daniels para garantizar su silencio. Pecker asumió frente al jurado que sus publicaciones ejecutaban el denominado “periodismo de chequera”, consistente en ensalzar o encumbrar a los aportantes y, al mismo tiempo, demonizar a sus contendientes, una operación naturalizada y usual al interior de las corporaciones propagandísticas de Occidente, que no pareció causar estupefacción entre los periodistas acreditados ante el tribunal.

La tergiversación informativa sobre la que se monta gran parte del show mediático estadounidense –del que América Latina también es tributario– incluye el protagonismo de las redes sociales. El magistrado dispuso varias órdenes de silencio a Trump para evitar el hostigamiento y el asedio a los jurados, los fiscales y sus familiares, impulsado desde su plataforma Truth Social. Trump atacó en dos oportunidades a la hija del juez Merchan y –según la fiscalía– violó en diez oportunidades la discreción exigida. La defensa del acusado, ejercida por Todd Blanche, apeló la medida argumentando que su cliente solo había reposteado textos de terceros.

Trump fue declarado culpable, durante el último año, en tres juicios civiles, sin que estos procesamientos interfirieran en su candidatura: se lo condenó a pagar 355 millones de dólares por inflar el valor de sus propiedades, se le impuso el pago de cinco millones de dólares de indemnización por abuso sexual contra la columnista Jean Carroll, y se lo multó en 85 millones de dólares por difamación y calumnias contra esta última periodista.

Donald Trump se jactó años atrás de que podía dispararle a alguien en la Quinta Avenida sin que eso llevara a la pérdida de capital electoral. A fines de la década del 20 del siglo pasado, un cabo del ejército alemán escribió: “No importa en absoluto si se ríen de nosotros o nos vilipendian… si nos representan como payasos o criminales; lo principal es que nos mencionen, que se preocupen por nosotros una y otra vez…” . Sin embargo, fue Marco Tulio Cicerón quien probablemente caracterizó con mayor precisión la etapa histórica que atravesamos: “Cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes”. 

@Página12

Continuar leyendo

Opinión

Una vid con frutos asegurados

Publicado

En

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Un diálogo imaginario con una flor nos puede conducir a reflexiones profundas. Te copio unos pocos renglones del Capítulo 18 del libro El Principito, de Saint-Exupery.

“—¿Dónde están los hombres? —preguntó cortésmente el principito.

La flor, un día, había visto pasar una caravana.

—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.”

Este diálogo, ambientado en el desierto, entre la flor y el Principito, nos muestra una ponderación acerca de la carencia de raíces. La flor había visto pasar una caravana y pensaba que los hombres iban de un lado y para el otro llevados por el viento. Podríamos decir estar sin Patria; “y esto les molesta”, observa la flor. En la Biblia muchas veces aparece la peregrinación en contraposición con lo que es andar errante, sin rumbo. El castigo de Caín por haber matado a su hermano consistió en caminar sin sentido fijo. En la peregrinación, en la procesión hay una meta, un lugar adonde llegar para un encuentro. Y, en definitiva, para nosotros es la Vida eterna.

Echar raíces nos da pertenencia. El Evangelio que proclamamos este fin de semana nos presenta la alegoría de “la vid y los sarmientos” (Jn. 15, 1-8). Esta imagen que utiliza Jesús es para hablarnos de Él, y de nosotros en relación con Él. Nos describe una realidad muy cercana a la tierra sanjuanina. Vemos viñedos en forma habitual en nuestros caminos y al contemplarlos podemos entender bien la enseñanza de Jesús.

Él nos dice: “Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. (Jn. 15, 5)

Fijémonos entonces, que hay una mutua permanencia. El Señor permanece en nosotros por medio de la fuerza del Espíritu Santo y nosotros en Él por adhesión también del amor. En esta imagen de la vid y los sarmientos, puedo entender que yo soy con otros, y con otros en el Otro.

Pero no es una cuestión estática, como si se tratara de colocar un jarrón sobre la mesa. Es un permanecer vital, dinámico, con el movimiento que nos da el amor.

Podríamos decir que esta imagen de la vid y los sarmientos complementa la que veíamos el fin de semana pasado del vínculo entre el Pastor y el rebaño. Ambos pasajes evangélicos nos muestran cómo la fe rompe la soledad. La Pascua nos lleva a establecer vínculos con otros, nos libera del aislamiento.

La Palabra de este domingo tiene una fuerte impronta comunitaria y, a su vez también, nos muestra que separados del Señor y de la comunidad, caemos en la esterilidad, en no dar frutos al secarse la vitalidad de la rama. 

Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren.

El próximo miércoles celebramos a los hombres y mujeres del mundo del trabajo. Te comparto unos párrafos escritos por el Beato obispo y mártir Enrique Angelelli el 1 de mayo de 1975: “Se hace muy doloroso ganar el pan de cada día; nos cuesta arrancar del corazón el egoísmo para hacernos plenamente hermanos; nos cuesta mucho poder sumar todas las manos, como pueblo, para construir juntos esta tierra de bendición (…) Cristo quiere una Rioja no resignada sino plenamente libre y feliz. La Rioja reclama de todos nosotros, gobernantes y pueblo, superar toda división y todo egoísmo individual y de grupos para hacerla una tierra donde el amor no sea una palabra para enamorados simplemente, sino la meta de nuestro trabajo concienzudo por lograr ser verdaderamente un pueblo que se quiere, es solidario y nadie abusa del otro”.

Continuar leyendo

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

Publicado

En

“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

Continuar leyendo

Continuar leyendo