Desde Ahora San Juan conversamos con la Licenciada en Fonoaudiología sanjuanina, Carolina Salguero, especializada en tartamudez (Matrícula 77); quien compartió todo lo necesario a saber sobre esta campaña de concientización que se hace cada 22 de octubre a nivel mundial. En consiguiente a lo abordado sobre el TDL anteriormente, ésta busca difundir acerca del desconocimiento existente sobre la tartamudez: «Se trata de brindar información certera basada en evidencias de lo que necesita una persona que tartamudea. Podemos interactuar desde el punto de vista de esta persona, demostrando que sí puede hablar. Y que el resto de las personas también podemos referirnos a la tartamudez, normalizando la palabra y entendiendo que no está ni bien ni mal. Que es sólo una condición de habla. Tenemos que aprender a ver cuál es nuestro lugar dentro de la sociedad». Y agregó: «Quienes tartamudean, que lo hagan libremente, encontrando del otro lado esta respuesta de espera y escucha. Así, todo sería mucho más sencillo». Comprende las edades de aparición temprana (a partir de los 2 años cuando se desarrolla el lenguaje), y de aparición tardía (más de 5 años). «Muchas veces está ligada más a las etapas de desarrollo del lenguaje«, señaló Carolina.

Según la bibliografía el sitio web de Kids Health donde se comparte contenido sobre problemáticas neurológicas en niños, «la tartamudez es una forma de disfluencia, una interrupción del flujo del habla«. En este sentido, nuestra entrevistada aportó: «Es una alteración, una dificultad motora de la fluidez del habla. Y se da más en varones que en nenas, en una proporción de 4 a 1″. Así mismo, explicó que durante el desarrollo del lenguaje de los niños, son los padres quienes perciben influencias de tartamudeos con diversas características: «repeticiones, pausas, prolongaciones, y en ocasiones acompañadas de compromiso corporal, de tensión«.
Es decir:
- Repetir sonidos, sílabas o palabras
- Estirar un sonido
- Detenerse repentinamente en medio de una sílaba o palabra
Y según la página de Medlines Plus, «se puede presentar también movimientos de cabeza, parpadeo rápido o temblores en los labios«. Donde, además, se especifica que existe la tartamudez del desarrollo («la más común, que comienza en chicos pequeños que están aprendiendo a hablar. Muchos de ellos tartamudean al principio, y luego lo superan. Pero algunos continúan tartamudeando y no se conoce la causa exacta. Hay diferencias en el cerebro de las personas que continúan tartamudeando. La genética también puede jugar un papel, ya que este tipo de tartamudeo puede ser hereditario«), y la neurogénica («que puede ocurrir después de un accidente cerebrovascular, trauma cerebral u otro tipo de golpe en la cabeza. Debido a la lesión, el cerebro tiene problemas para coordinar las diferentes partes del cerebro involucradas en el habla»). La licenciada a quien acudimos, sumó: «Tenemos que intentar abordarlo temprano, antes de los 6 años, para aprovechar la plasticidad cerebral, donde podemos hacer grandes cambios. Y probablemente esto no persista en el lenguaje«. Aunque contrapuso que: ‘En algunas personas esto sí persiste, no hay que hacer promesas mágicas, porque hay casos en que duran toda la vida, dependiendo de varios factores. La tartamudez es multifactorial, tiene una base neurológica, pero hay factores genéticos. El 80 por ciento tienen antecedentes genéticos, influyen sus habilidades para el lenguaje, sus habilidades motoras».

En consecuencia, Carolina Salguero, manifestó que «en cuanto aparecen esas características hay que hacer una consulta con un fonoaudiólogo especialista en tartamudez que es quien hará el diagnóstico y orientará a los padres para saber cómo generar un estilo de comunicación favorable para la fluidez del lenguaje«. Y aclaró: «El tratamiento, independientemente de la edad, debe hacerse cuanto antes. El hecho de que el niño sea pequeño no significa una limitación».
En resumen a la definición, la licenciada Salguero apuntó: «la base de la tartamudez es neurobiológica, el ambiente tiene mucho que ver para favorecer el desarrollo y mantenimiento, evitando que el niño se sienta incómodo o no escuchado».
Un mito es considerar que las personas que tartamudean son menos inteligentes, «esto no tiene nada que ver, ellas pueden hablar y hacer lo que quieran independientemente de lo que pasa en su habla», refutó Salguero.
El tratamiento, en base a lo descripto por la profesional, puede hacerse directo con el niño en las primeras etapas, o a través de los padres. Y resaltó: «Los padres siempre están muy involucrados en el tratamiento porque el lenguaje está directamente ligado a ellos y a su entorno. Es por eso, que es necesaria su participación y compromiso».
–¿Cómo se lleva a cabo este proceso?, se le preguntó a esta especialista en el habla.
-«Se informa a los papás, y se genera un cambio en el ambiente, en el estilo de comunicación. Se crean espacios de escucha y de aprendizaje para saber cómo abordar las dificultades que se presentan en estas primeras etapas«, respondió.

En el sitio web de la Clínica Mayo, se expresa que «La tartamudez puede empeorar cuando la persona está emocionada, cansada o estresada, o cuando se siente cohibida, apurada o presionada. Ciertas situaciones, como hablar en frente a un grupo o hablar por teléfono, pueden ser particularmente difíciles para la gente que tartamudea. Sin embargo, la mayoría de las personas que tartamudean pueden hablar sin tartamudear cuando hablan consigo mismas y cuando cantan o hablan al unísono junto a otras personas». A este concepto, se adhirió Carolina, quien determinó: «No tiene que ver con la alimentación ni es originado por el estrés. Pero éste, no es buena compañia de la tartamudez. Si cuando uno habla no nos miran, no sostienen la comunicación, interrumpen, presionan. Ésto genera estrés comunicativo y produce incomodidad, que recae en que las personas eviten hablar, tengan miedo a hacerlo. Hay que lograr que el chico se sienta cómodo con la respuesta que brinda su ambiente ya sea escolar, familiar o donde se desarrolla en el habla. Es importante saber que la tartamudez no debe ser ocultada, sino hablada e informada para actuar en consecuencia de lo que necesita una persona que tartamudea».


Todos los ámbitos de la vida del niño deben actuar en conjunto:
Por un lado los docentes, tal como lo comentó la fonoaudióloga especialista en el tema, «deben estar informados para actuar correctamente frente a quien tartamudea. Es necesario no evaluar al niño por sus expresiones sino porque hable y participe. Hay que generar un ambiente de respeto de turno, no exponerlo de sobre manera, sino que prepararlo para la exposición, no completarle las frases, ni habilitarles las palabras«. E hizo hincapié: «el modo de hablar tiene que ser pausado, de espera, de escucha y sobre todo de respeto dentro del aula. El niño no está mal cuando tartamudea, sino cuando deja de hablar. Hay que estar atentos a que ésto no pase, que no deje de participar».

En paralelo, a los padres, la licenciada Salguero les da el consejo de «consultar e informarse, desterrar antiguos mitos como que la tartamudez tiene bases emocionales. Que si bien no tiene una causa emocional, si ésto es mal manejado puede llegar a provocar secuelas«. Y acá argumentó diciendo: «Si la persona cada vez que va a hablar no logra alcanzar la comunicación porque es interrumpida, porque no se la mira, porque incomoda al otro. Estos intentos frustrados de comunicación se convierten en un trastorno, esto se hace con padres, docentes y profesionales. El objetivo es que no llegue a ser un trastorno, sino una forma de hablar que debe ser respetada y escuchada».
Todo lo que no hay que hacer:
- Sugerirle que repita de vuelta,
- Hacer que se ponga nervioso,
- Pedirle que vuelva a empezar,
- No se debe completar la palabra ni frase.
Lo que sí se debe hacer:
- Mirarlo a los ojos
- Esperar
- Escuchar
- Cambiar el estilo de comunicación familiar por uno más pausado y lento.


Para cerrar, dejó un mensaje para los sanjuaninos en este día de concientización: «Hoy es el momento de informarse y pensar que vos tenés un rol dentro de la sociedad, que es saber que a la hora de hablar con alguien que tartamudea, se debe entender que hay que escuchar y esperar. El tiempo es la palabra más valiosa a la hora de comunicarnos. Cuesta mucho hoy escucharnos, y creo que a veces, la tartamudez comienza en el oído del otro». Y anexó: «Hay que eliminar la burla, la tartamudez no es graciosa. Ésta tiene un tratamiento, y se genera mucho dolor en la persona que no es escuchada o comprendida. No hay que atribuir la tartamudez a los nervios, ansiedad, etc. Esto es multifactorial y depende de la respuesta del entorno. Tenemos que ser más empáticos, Ellos necesitan tiempo y escucha».


Teléfono de contacto de Carolina para interesados: 264-4038146.