Así lo declaraba para la prensa en el comienzo del juicio, después de 18 años del inicio del caso, Gonzalo Tellechea. Los imputados se sentaron frente al tribunal y oyeron el alegato.
El ingeniero Raúl Tellechea o simplemente Raúl trabajaba como experto en informática en la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan. El 28 de septiembre de 2004 desapareció y nunca más se supo de él.
Primero lo investigaron y le atribuyeron un faltante de dinero. Era inocente. Recién entonces la Justicia recaratuló la causa como desaparición forzada de persona. Los exdirectivos de la mutual, con Luis Moyano a la cabeza, quedaron procesados. También el jefe de Policía del momento, por presunto encubrimiento.
2 imputados debieron presentarse uno por uno y después, con el gesto adusto, oyeron el alegato de la querella con los hijos y amigos del ingeniero del que se desconoce el paradero, sentados a su izquierda.
Gonzalo Tellechea, uno de los hijos de Raúl habló con la prensa y dijo “Realmente es muy importante. Es el punto en el que siempre quisimos estar y que en un momento vimos muy muy lejos, casi imposible, cuando vimos cómo funciona el aparato judicial y policial en la provincia. Que hoy estemos aca, habla de la lucha incansable de toda una familia y de un grupo Todos por Raúl y también de un pueblo sanjuanino y de algunos medios que se comprometieron con la causa. Y realmente que la justicia Federal haya tomado la causa y le haya dado una investigación correcta, un camino correcto dan sus frutos. Prontos a la verdad y justicia y ojalá a una condena ejemplar. Uno ve que esta encaminado hacia la verdad y la justicia y es dónde queremos estar”.

En una sala que quedó pequeña para cantidad de acusados, familiares y periodistas que llegaron por la trascendencia del caso, el aire se sintió apretado. Los hijos, que siguen preguntándose dónde está el cuerpo de su padre, fueron ubicados a metros de los imputados, sin embargo, casi no cruzaron miradas.
Entre los acusados, solo uno apareció con el rostro cubierto por un barbijo, se trató de el ex jefe de la Policía, Miguel González. Cuaderno en mano, es exfuncionario tomó nota mientras cada miembro involucrado en el proceso hablaba. El que también cargó una lapicera y un cuaderno fue Juan Marcelo Cachi, el hombre que se desempeñaba como secretario del Consejo Superior de la Universidad, sin embargo, no lo usó demasiado.
Quien completó más sus notas fue Eduardo Oro, exsecretario de la Junta Ejecutiva de la Mutual de la UNSJ, en la que se desempeñaba Tellechea. El hombre que además supo ser funcionario del Ministerio de Turismo de la provincia, fue quien se mostró más enérgico durante la exposición de la parte querellante. Escribiendo, colocándose los lentes para observar el PowerPoint presentado por el querellante Conrado Suárez Jofré o revisando su celular.

En cuanto a su gestualidad, quien destacó fue Luis Alonso, quien se desempeñara como vocal y tesorero de la Mutual y empleado administrativo de la UNSJ. El hombre negó con la cabeza en varias oportunidades cuando Suárez relataba lo sucedido durante los primeros días de la desaparición del ingeniero. Y su mayor expresión de negación se notó cuando el querellante utilizó la palabra “mafia”, para referirse al grupo que denunció a Tellechea tras su desaparición por administración fraudulenta.
Mientras Rodrigo Tellechea, el hijo menor del ingeniero desaparecido había decidido cambiar de asiento y dar la espalda a los imputados y lloraba al escuchar los últimos días en los que se tuvo noticias de su padre, Mario León, exjefe se Seguridad Personal; Luis Moyano, expresidente de la Mutual de la UNSJ; Miguel del Castillo, exvocal y presidente tras la licencia de Moyano; Alberto «Lali» Flores, expolicía que se dedicaba al seguimiento clandestino de personas y a los aprietes según el fiscal; Sebastián Cortez Páez, el arrepentido que le contó a Mauricio Tellechea sobre el cautivero y la muerte de su padre; e Aurora Isabel Ahumada, la responsable del reintegro de coseguro de salud de todos los asociados a la Mutual; se mostraron serios y atentos, pero prácticamente sin expresión.
En el marco de la instancia judicial, se esperaba que después tomara la palabra al defensa, para dar su versión de los hechos. Cabe recordar que en el marco del proceso, el tribunal oirá a 238 testigos.
