Sociedad Sucesos
Caso Tellechea: Testimonios pusieron en duda la imparcialidad de la Policía y la Justicia.

Además, los testigos aportaron nuevos datos relevantes para la investigación sobre la desaparición forzada de Raúl Tellechea.
A poco más de siete meses del inicio del juicio a los imputados por la desaparición forzada de Raúl Tellechea, se produjo una nueva audiencia de doble jornada, durante el último día de julio y el primero de agosto. En la primera, el principal imputado, Luis Moyano, estuvo ausente por problemas de salud. Y aunque participó del segundo día, igualmente tuvo que retirarse de la sala para ser revisado por personal médico.
En sendas audiencias fueron citadas ex integrantes de la Comisión Directiva de la Mutual del Personal de la UNSJ durante la gestión de Moyano: ellas fueron María Cristina López y Celia Marisa Luna.
En primer término, María Cristina López, quien trabajaba en la Facultad de Ingeniería, hizo un aporte importante a la causa, al mencionar que la reunión en la que se informó sobre las irregularidades que se le adjudicaban a Tellechea (la desaparición de alrededor de 15 mil pesos) con las y los integrantes de la Comisión Directiva de esta Mutual, se realizó el 29 de septiembre de 2004, o sea un día después de la desaparición del ingeniero. Por otro lado, agregó que aunque la denuncia sobre defraudación contra Tellechea se decidió por votación oral, no obstante le «tomó por sorpresa la noticia de estas irregularidades, porque no creía que fuera así».
Por su parte, Celia Marisa Luna también integró la lista de Moyano para dirigir la mutual en ambos períodos en que éste fue directivo. Trabaja en la Universidad y conoció a Tellechea en la Mutual del Personal de la UNSJ. En la época en la que el ingeniero desapareció, ella manifestó haber sido consejera suplente y, por problemas familiares, no iba frecuentemente a la institución. Expresó que no recuerda si le dijeron algo sobre temas vinculados al ingeniero desaparecido.
Por otro lado, declaró que fue asesora en la Secretaría de Promoción, en el Ministerio de Desarrollo Social, cuyo jefe era el secretario Luis Moyano. Pese a que trabajaba con éste, insistió en que hablaron muy poco sobre Tellechea.
Asimismo, se indagó a integrantes de la Policía de San Juan. Por un lado, brindó testimonio el comisario retirado Vicente Ceferino Codorniu, quien fuera designado como oficial principal en una comisión paralela permanente, para investigar la desaparición de Tellechea, con dedicación exclusiva, en junio del 2006 (hasta 2009) junto con los policías Reina, Illanes, Bernal y Calivar.
Lo más importante que se desprendió de su declaración fue la confirmación de que todas las grabaciones de los teléfonos intervenidos se retiraban en Mendoza, se escuchaban y desgrababan. Luego las transcripciones, así como todas las acciones desarrolladas, se remitían a Asuntos Judiciales de la Policía y al Juzgado. También hizo mención sobre la pericia que se realizó, recién dos años después del hecho, en el departamento de Tellechea, buscando muestras de sangre, con luminol, cuyo informe también fue enviado al Juzgado. Sin dudas este aporte es de relevancia, puesto que algunas transcripciones de las intervenciones telefónicas, como la pericia antes mencionada, no figuran en el cuerpo documental de la investigación.
Además, fue convocado a declarar a José Gutiérrez, quien trabajó como sub oficial en el Departamento de Bomberos de la Policía de San Juan, en el año de la desaparición del ingeniero. Declaró que participó en un rastrillaje en búsqueda de Tellechea, aunque no recuerda el lugar preciso del Dique de Ullum donde se realizó esa búsqueda. Agregó que no vio que desde la División Bomberos se tomaran fotografías, ni se confeccionaran planos. Dijo no recordar nada más, sólo que la búsqueda dio resultado negativo.
También compareció en la primera mañana Daniel Romito. Como amigo del desaparecido e integrante del grupo “Todos por Raúl”, declaró haber sido partícipe de varias situaciones en la que la familia hizo manifestaciones, o participó de las búsquedas. Por esa misma razón dijo haber estado presente en el operativo de búsqueda del cuerpo de Tellechea en el Dique de Ullum. En ese momento y por haberse desarrollado en horas de la noche, mencionó que vio varios flashes de capturas fotográficas de la excavación. Estas fotos actualmente tampoco figuran en la investigación brindada a los abogados del juicio.
Finalmente, también declaró Carlos Alberto Recio, testigo que estaba en la categoría de los que dicen haber visto a Tellechea después de su desaparición. Recio dijo conocer muy bien a Tellechea, porque desempeñaba sus funciones en “El Palomar”, donde veía al ingeniero cuando llevaba a su hijo a practicar deportes. Mencionó que también conocía a Tellechea del ámbito del ciclismo.
Lo más destacado de su declaración fue que le «parece” haber visto a Tellechea, el 29 de septiembre, un día después de su desaparición, pero aquel día no se saludaron ni charlaron como sucedía regularmente cuando se veían. Declaración que se contrapone con una existente en sede policial donde el testigo sí aseguró haberlo visto y no que sólo “cree” que lo vio. Ante esta contradicción, ratificó que nunca le afirmó a la policía que lo había visto, sino que le pareció o “estaba en mi mente la creencia que lo vi”.
De esta manera continúa el juicio, que audiencia tras audiencia suma datos para el veredicto final.
Las próximas audiencias están programadas para el 14 y 15 de agosto.
@UNSJ.
/Imagen principal: Archivo/


A 11 años de la denuncia sobre el ocultamiento de los maltratos y las muertes de niños en albergues católicos para madres y embarazadas no casadas, Irlanda se prepara para desenterrar a las víctimas.
Este lunes en Irlanda comenzaron los preparativos para exhumar 796 niños y bebés de una fosa común descubierta hace más de 10 años en donde funcionaba un antiguo albergue religioso para madres solteras y embarazadas no casadas cerca de Dublin.
Los desentierros comenzarán a realizarse desde el próximo mes de julio, pero el tema ya tiene más de 10 años en la agenda pública local. Es que en 2014 la historiadora irlandesa Catherine Corless comprobó que muchos niños (desde recién nacidos hasta los 9 años) fallecieron en el albergue religioso Santa María del Buen Socorro de Tuam, en la ciudad de Galway, a 200 kilómetros de la capital del país europeo.
La búsqueda comenzada por Corless certificó que los cuerpos habían sido enterrados en la antigua fosa séptica de la institución. A pesar de la destrucción en 1972 de este espacio que trabajaba con madres embarazadas no casadas, la fosa séptica se mantuvo intacta en las últimas décadas.
Los primeros datos
Luego de la alarma encendida por la historiadora, se encontraron restos de bebés humanos allí entre 2016 y 2017. Por este motivo el gobierno irlandés llamó a la creación de una comisión nacional de investigación que develara los maltratos contra las madres y sus niños causados en estos hogares.
Los resultados de la comisión fueron expuestos en 2021 y destacaron que había niveles «alarmantes» de mortalidad infantil en este tipo de albergues. Estas instituciones existieron en Irlanda desde 1922 a 1998, por ellas pasaron 56 mil mujeres y 57 mil niños y fallecieron 9000 chicos.
Las mujeres embarazadas por fuera del matrimonio eran enviadas a estos hogares por pedido del Estado nacional irlandés y de la Iglesia Católica, que eran los mismos que gestionaban estos espacios. En estos lugares las mujeres daban a luz a sus hijos y luego eran separadas de ellos, quienes finalmente eran dados en adopción.
«Cuando comencé este proyecto nadie me quería escuchar. Suplicaba: saquen a los bebés de estas cañerías, hay que ofrecerles el entierro cristiano digno que se les negó» explicaba Corless, la historiadora irlandesa de 71 años.
La historia del terror irlandés
El lugar sobre el que Catherine Corless encontró los cientos de certificados de defunción era llamado «El Hogar», fue dirigido desde 1926 hasta 1961 por las monjas de la hermandad Bon Secours y pretendía recibir a las madres solteras que necesitaran ayuda.
Sin embargo, la historiadora argumentaba ya en 2014, año en que comenzó a descubrirse esta verdad, que el gobierno de Irlanda ocultaba al menos 4000 certificados de defunción de los bebés que pasaron por este albergue y que fueron enterrados en fosas sin identificar. Si bien se habían descubierto restos humanos en ese lugar en 1975, no fue hasta la denuncia de Corless que se relacionaron ambos hechos.
En los documentos a los que accedió la historiadora ya se advertía que la mayor parte de la mortalidad infantil encontrada había ocurrido por tuberculosis, infecciones, partos prematuros y defectos de nacimiento. Sin embargo, una inspección gubernamental de 1944 ya había destacado la malnutrición en varios de los 271 chicos que habitaban el lugar junto a sus 61 madres solteras.
Además, cabe aclarar que estos no habrían sido los únicos maltratos que tuvieron lugar en estos centros religiosos. Algunas monjas emprendieron un camino de negocios privados, como el de las Lavanderías de la Magdalena, que funcionaron entre 1922 y 1996, donde varias mujeres padecieron un régimen de semiesclavitud y abusos.
Un informe oficial del 2013, año anterior al de los primeros descubrimientos de Corless, indicaba que las principales causas por las que las madres solteras acudían a estos lugares eran el rechazo de padres adoptivos, abusos familiares, deficiencias físicas o psíquicas, actitudes «inmorales», pobreza y orfandad.
Si bien en su momento los líderes religiosos de Galway negaron conocer lo sucedido y se comprometieron a recaudar fondos para homenajear a los 796 bebés fallecidos con un monumento, el único que fue certero en sus dichos había sido el arzobispo de Dublin, Diarmuid Martin.
El responsable de la arquidiócesis de Dublin advirtió que “si no se establece una investigación sobre las cuestiones de gran preocupación que rodean este asunto, será importante que se desarrolle un proyecto de historia social que ofrezca una imagen precisa del papel desempeñado por esas casas de acogida”.
/P12

Un avión de pasajeros se estrelló en una zona residencial cercana al aeropuerto de la ciudad de Ahmedabad en la India, informó el portal de noticias ‘ABP’. De acuerdo con autoridades locales, unos 242 pasajeros estaban a bordo. Según reportes, más de 100 personas se fallecieron.
El Boeing 787 Dreamliner siniestrado llevaba más de 200 personas a bordo, reportó la cadena NDTV. El avión, que supuestamente pertenece a la compañía Air India, realizaba un vuelo de Ahmedabad a Londres, pero se estrelló durante el despegue, detalló.
Según datos preliminares, al menos 133 personas murieron en el accidente aéreo. Hay sobrevivientes del accidente, informa el canal NDTV, publicando videos de las víctimas llegando al hospital.
Ente las víctimas mortales podrían estar más de 20 estudiantes, ya que la aeronave cayó sobre el techo de una residencia para médicos, precisa la agencia de noticias ANI.
«Se cree que más de 20 estudiantes murieron en un accidente aéreo en Ahmedabad. El avión se estrelló contra el edificio de la residencia de la Facultad de Medicina BJ», escribe la publicación.
Las autoridades de aviación indias confirmaron que 242 personas, entre ellas dos pilotos y 10 miembros de la tripulación, se encontraban a bordo. Los pilotos hicieron una llamada de auxilio al control aéreo, poco después del despegue, indicaron.
«Había un total de 242 personas a bordo del avión, incluidos dos pilotos y 10 miembros de la tripulación. El vuelo estaba comandado por el capitán Sumeet Sabharwal y el primer oficial Clive Kundar. El capitán Sumeet Sabharwal es teniente coronel, con 8.200 horas de vuelo. El copiloto tenía 1.100 horas de vuelo», informaron.
Mientras tanto, la empresa Air India confirmó que la aeronave accidentada le pertenece. A bordo del avión viajaban 169 indios, 53 británicos, siete portugueses y un canadiense, detalló la aerolínea.
La señal del avión estrellado desapareció «menos de un minuto» después del despegue, precisa el portal Flightradar24.
/Sputnik
Sociedad Sucesos
Picada mortal de Ruta 40: las cámaras del CISEM muestran la carrera ilegal y cómo pasa en rojo la conductora del auto

La mujer que chocó con el motociclista Máximo Tanten, Natalia Colquer, será investigada por homicidio culposo agravado. Mientras que el otro motorista, Ezequiel Garay, por realizar picadas ilegales con la víctima fatal.
Un vídeo de las cámaras del CISEM confirma lo que los investigadores venían sospechando de la tragedia en calle Mendoza y calle 10 en Pocito. Esta tragedia ocurrió en medio de una picada ilegal. Dos personas quedaron en la mira de la Justicia: Natalia Colquer por el delito de homicidio culposo agravado por pasar en rojo. Mientras que, Ezequiel Garay, por hacer picadas ilegales.
Además de confirmar que se hacía una carrera ilegal, las cámaras también muestran que Colquer (conductora del Honda Fit) pasa el semáforo en rojo, es decir, que paso en un momento que no debía hacerlo.
/SJ8
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