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Opinión

29 de mayo 1969: el “Cordobazo” con Tosco a la cabeza.

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Por Gerardo Z. Echenique. 

Un 29 de mayo de 1969, estallaba la insurrección obrera y estudiantil bautizada por sus protagonistas como “El Cordobazo”.
Por casi 24 horas, obreros y estudiantes tomaron el control de la capital la provincia de Córdoba a en una pueblada que marcó el principio del fin de la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.

Una de sus referencias, o tal vez el líder que se destacó, fue el sindicalista AgustínTosco, “el Gringo”, dirigente de Luz y Fuerza y una de los conductores del movimiento obrero más importantes de su historia.

En Córdoba el movimiento obrero era fuerte, el movimiento estudiantil especialmente activo y se había celebrado un año antes el ‘Primer encuentro nacional de sacerdotes para el tercer mundo’”, explica el historiador y director del Museo Histórico Nacional, Gabriel Di Meglio, en el texto Un instante de victoria (2019).

“En 1969, el descontento de los trabajadores metalúrgicos, de la industria automotriz, de Luz y Fuerza y del sindicato de transporte fue en aumento por cuestiones de cada sector y, también a causa de la política nacional, propició una gran huelga. La confluencia de tres dirigentes sindicales dio inicio al Cordobazo: Elpidio Torres, Atilio López (peronistas) y Agustín Tosco (cuya filiación era de izquierda)”, completa Di Meglio.

Desde 1967, la Confederación General del Trabajo (CGT) se encontraba dividida en dos: la Azopardo, con tendencia dialoguista, y la de los Argentinos, abiertamente opuesta al gobierno militar. En Córdoba, los dos sectores acordaron de inmediato convocar a un paro, pero a diferencia de lo que se había dispuesto a nivel nacional definieron que fuera “activo”. Por eso, el jueves 29 a las 11 horas los obreros salieron de las fábricas y se movilizaron al centro para hacer un acto frente a la sede de la CGT local.

Fuente: Télam

El gobernador de facto local, Carlos Caballero, vació la ciudad y trató de impedir la llegada de la movilización. Mientras se reunían, la policia asesinó al obrero metalúrgico Máximo Mena cuando su columna fue interceptada con balas de plomo.

La bronca se extendió entre los manifestantes y los vecinos que desde los techos de los edificios arrojaban piedras a la policía, especialmente en el Barrio Clínicas habitado por universitarios. Trabajadores y estudiantes empezaron a controlar del centro de la capital provincial  con barricadas y piquetes, que se inmortalizaron en cientos de postales fotográficas.

Atilio López hablando y Agustín Tosco, a su lado. Fuente: CTA de los Trabajadores.

Con la ayuda del Ejército, el gobernador Caballero retomó al día siguiente el control de la ciudad. Si bien no hay cifras oficiales, se calcula que hubo más de 30 muertos por la represión además de cientos de detenidos entre los que se encontraban Tosco, Torres, López y otros dirigentes.

“Aunque el 30 de mayo el ejército recuperó el control de la ciudad y los principales dirigentes fueron encarcelados, el movimiento anunció el fracaso del proyecto de la dictadura para redefinir las reglas. Junto con otras puebladas, otros “azos” argentinos, marcó el rumbo de la resistencia popular y fue el punto de partida de una radicalización política y social de grandes proporciones”, explica Di Meglio.

Fuente: Télam

En lo inmediato, significó  la renuncia del gobernador Caballero y el principio del fin para Onganía. Tras 17 meses,  todos los dirigentes detenidos recuperaron su libertad y retomaron la actividad gremial en Córdoba.

Para Di Meglio, el Cordobazo “muy pronto se convirtió en un mito”. “Para quienes lo vivieron fue una referencia. Para quienes nacimos después, uno de esos momentos con aura, cuando la realidad se pone en cuestión, cuando la acción humana parece poderlo todo. Si bien no estuvo exento de tragedia y tal vez a causa del vértigo de los hechos en los años siguientes, el Cordobazo quedó en cierta medida separado de la posterior lucha armada, de la espiral de violencia y del terrorismo de Estado. Quedó situado antes del miedo, antes de la masacre, y su estela resulta más sonriente en la memoria”.

/ cultura.gob.ar

Transcribo un fragmento y relato del libro “Tosco. Crece desde el pie” de editorial Sudestada y escrito por Hugo Montero.

Un obrero que se define marxista se gana la confianza de sus compañeros, peronistas en su mayoría. Luchador incansable por la unidad de los trabajadores y la democracia de base, enemigo acérrimo de la burocracia sindical y la explotación patronal, se erige en referencia obligada para la izquierda argentina. Y una leyenda crece, desde abajo. La del dirigente que mejor comprendió los límites de la lucha sindical y la necesidad de una construcción política para los trabajadores. En Crece desde el pie aportamos una mirada general sobre la militancia de Agustín Tosco, la opinión de sus compañeros más cercanos y la transcripción completa del debate televisivo con José Ignacio Rucci”.

“Contar qué fue el Cordobazo es otro temita, pero dejame que te diga una cosa: ¿sabés de qué me acuerdo? Me acuerdo de mis compañeros en la calle, al lado mío y cerca del Gringo, y en las esquinas uno se cruzaba con obreros de otras fábricas, con vecinos, con estudiantes. Me acuerdo, también, de los pibes que recorrían en moto la ciudad llevando la noticia del asesinato de Máximo Mena. Fue el chispazo que faltaba para incendiar todo. Era obrero Mena, y lo mató la policía. Creo que nunca me voy a olvidar de la indignación de la gente… se les veía en las venas del cuello, en los puños cerrados, en las lágrimas en los ojos. No era dolor; era una bronca de aquellas. Y la cosa se desbordó por todos lados. 

A nosotros también nos corrió la policía y nos metimos en el Barrio Clínicas. Ahí se aguantó. Ni los gendarmes ni la cana; barricadas, francotiradores y el barrio tomado por los trabajadores y por los vecinos. No pasaba nadie. Había una pintada en un paredón, no me olvido más: “Barrio Clínicas y Cuba, territorio libre de América”.

En toda la ciudad se dio la cosa más o menos así. El 29 de mayo, a las 10:30, los trabajadores arrancaron con la huelga en las fábricas. Los de las usinas de EPEC en Villa Revol se juntaron con los cuatro mil del SMATA que venían de la planta Santa Elena, y después se sumaron los de Fiat Concord, pese a que su sindicato no se había adherido al paro.
Al rato cayeron los estudiantes de todas las facultades, que venían avanzando encolumnados desde el Barrio Clínicas. No faltaban molotovs, ni gomeras ni tampoco miguelitos.  Había ya un clima espeso en el ambiente, me acuerdo de esa sensación. Peor cuando la policía empezó con los gases y los palos, porque al rato se sumó gendarmería y se pudrió el estofado. Nadie retrocedía, al contrario. Las columnas de laburantes avanzaban, y se produjo una especie de reacción en cadena en todas las esquinas. La cana no daba abasto y estaba desbordada. Algunos armaban las barricadas para frenar a la montada, que ya se venía. Otros hostigaban a la policía con un grado mínimo de organización… atacaban a bulonazo limpio, después se replegaban un poco, se volvían a concentrar y dale nomás, otra vez. En las fogatas, los vecinos ya nos ayudaban a preparar la resistencia, a defender las posiciones que se habían ganado. Al rato, ya se escuchaban los tiros de la milicada. Había llegado el ejército. 

El edificio de la Xerox en llamas, eso recuerdo, y el fuego que empezó a crecer. Tanto creció que amenazaba con llegar a las casas vecinas. Entonces un grupo de compañeros se separó, buscó una autobomba de bomberos y la llevó hasta el incendio. Después, ya era de noche y toda Córdoba estaba a oscuras: claro, si habíamos echo saltar los tapones de la usina central un rato antes… quién mejor que los obreros de EPEC para esa tarea. 

Ahí sí, la verdad, nos sentimos protagonistas. Por una vez en la historia, Córdoba era nuestra. ¿Vos sabés lo que era cruzarte con la cana a caballo y ver cómo reculaban? No puedo explicarte esa sensación, hermano. Yo les vi la cara, tenían miedo. Ellos tenían miedo, por una vez. Por una vez, los vimos correr. 

O cuando tomamos las comisarías y las prendimos fuego, o escuchábamos a la gente aplaudiendo desde las ventanas de las casas cuando pasábamos marchando. Mirá cómo me pongo… Me emociono, viejo. 

Ahí estábamos todos, ahí parecía que se podía, que los laburantes iban a cambiar las cosas, que los estudiantes nos iban a ayudar, que estábamos todos juntos contra los milicos, que no nos paraba nadie. Nadie, eh.

Cuesta entender por qué se dieron las cosas de esa manera, y por qué en Córdoba, precisamente. 

El Gringo, después, cuando cayó en cana, escribió algunas líneas muy sentidas sobre ese tema. Estaba contando su diálogo con un guardiacárcel en Devoto, que elogiaba la resistencia del pueblo cordobés “pero que era Córdoba sola. Le dije que Córdoba se extendería. ¡Y Córdoba se extenderá! ¡Porque nuestra querida Córdoba es una ciudad llena de vida, de protestas, de luchas, de esperanzas! ¡En Córdoba late el corazón de la verdadera patria! ¡Córdoba proyecta el pensamiento lúcido y revolucionario, humanista y creador! Sobre Córdoba caen las represiones, porque Córdoba hace caer a los usurpadores. Y sin embargo, Córdoba no es dramática, es alegre, con los festivales del pueblo, con sus domas y sus guitarras, con sus sierras y sus trigos, ¡con su ‘único río asfaltado del mundo’!”.

Lo perdí de vista al Gringo en el fragor de la batalla, pero ahí andaría, entreverado también entre tanta fogata y barricada. Después llegó la represión, él me lo había dicho. 

Pero quién nos quita lo bailado, hermano…”


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

Opinión

Trump: propaganda electoral y delito

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El juicio penal que se desarrolla en Nueva York, en el que se acusa a Donald Trump (foto) de 34 delitos, expone el deterioro de las instituciones estadounidenses y la crisis del sistema político con el que pretenden aleccionar al resto del mundo. La trama del litigio exhibe las evidencias más explícitas del derecho a la impunidad y las combina con las licencias para mentir, corromper y engañar. La presentación de cargos realizada por la fiscalía de Nueva York, una semana atrás, busca ser utilizada por el precandidato republicano para victimizarse y transformar su lugar de acusado en un insumo para su campaña electoral. El sistema político estadounidense y el entramado judicial, mediático y de inteligencia que le dan cobertura se esmeran en ocular la tríada del poder real sobre el que se estructura su institucionalidad corporativa: el complejo militar-industrial, las trasnacionales y los fondos de inversión. Esos tres actores colectivos son los que –en última instancia– estarán encargados de rechazar o habilitar su candidatura.

Trump acumula más de treinta cargos en cuatro juicios. Dos de índole federal, uno en Georgia y el otro en Nueva York, donde se iniciaron las comparecencias de los testigos, la última semana, bajo la acusación de encubrimiento y falsificación de registros contables con el objetivo de ocultar sus vínculos extramatrimoniales con una actriz de cine porno y una modelo de la revista Playboy. La querella contra Trump, que se desarrolla en Manhattan frente a la presencia de doce jurados (siete varones y cinco mujeres), se inició con la jura de estos últimos el viernes 19 de abril. El asistente del fiscal Matthew Colangelo fue el encargado, el lunes subsiguiente, de presentar los cargos ante el juez y el jurado, advirtiendo que: “El acusado orquestó una trama criminal para adulterar las elecciones presidenciales de 2016. Luego encubrió esa conspiración criminal falsificando sus registros comerciales para sobornar y silenciar a quienes podían ensuciar su campaña electoral en 2016”.

La acusación contra el ex mandatario incluye la compra de voluntades mediáticas para tapar irregularidades propias, y operaciones para mancillar la reputación de sus competidores políticos. En la última semana, declaró como testigo el ex director de la revista National Enquirer, David Pecker, quien asumió la responsabilidad de haber sobornado a la modelo de Playboy Karen McDougal para encubrir su romance con el entonces candidato republicano. El mismo director de la publicación fue el encargado de asumir la responsabilidad por abonar 30 mil dólares al portero de la Trump Tower, para evitar que trascendieran los encuentros con dos docenas de mujeres.

En otro tramo del juicio, el magistrado Juan Manuel Merchán tomó nota de cómo el entonces abogado del acusado, Michael Cohen, transfirió 130 mil dólares a la actriz de cine pornográfico Stormy Daniels para garantizar su silencio. Pecker asumió frente al jurado que sus publicaciones ejecutaban el denominado “periodismo de chequera”, consistente en ensalzar o encumbrar a los aportantes y, al mismo tiempo, demonizar a sus contendientes, una operación naturalizada y usual al interior de las corporaciones propagandísticas de Occidente, que no pareció causar estupefacción entre los periodistas acreditados ante el tribunal.

La tergiversación informativa sobre la que se monta gran parte del show mediático estadounidense –del que América Latina también es tributario– incluye el protagonismo de las redes sociales. El magistrado dispuso varias órdenes de silencio a Trump para evitar el hostigamiento y el asedio a los jurados, los fiscales y sus familiares, impulsado desde su plataforma Truth Social. Trump atacó en dos oportunidades a la hija del juez Merchan y –según la fiscalía– violó en diez oportunidades la discreción exigida. La defensa del acusado, ejercida por Todd Blanche, apeló la medida argumentando que su cliente solo había reposteado textos de terceros.

Trump fue declarado culpable, durante el último año, en tres juicios civiles, sin que estos procesamientos interfirieran en su candidatura: se lo condenó a pagar 355 millones de dólares por inflar el valor de sus propiedades, se le impuso el pago de cinco millones de dólares de indemnización por abuso sexual contra la columnista Jean Carroll, y se lo multó en 85 millones de dólares por difamación y calumnias contra esta última periodista.

Donald Trump se jactó años atrás de que podía dispararle a alguien en la Quinta Avenida sin que eso llevara a la pérdida de capital electoral. A fines de la década del 20 del siglo pasado, un cabo del ejército alemán escribió: “No importa en absoluto si se ríen de nosotros o nos vilipendian… si nos representan como payasos o criminales; lo principal es que nos mencionen, que se preocupen por nosotros una y otra vez…” . Sin embargo, fue Marco Tulio Cicerón quien probablemente caracterizó con mayor precisión la etapa histórica que atravesamos: “Cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes”. 

@Página12

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Opinión

Una vid con frutos asegurados

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Un diálogo imaginario con una flor nos puede conducir a reflexiones profundas. Te copio unos pocos renglones del Capítulo 18 del libro El Principito, de Saint-Exupery.

“—¿Dónde están los hombres? —preguntó cortésmente el principito.

La flor, un día, había visto pasar una caravana.

—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.”

Este diálogo, ambientado en el desierto, entre la flor y el Principito, nos muestra una ponderación acerca de la carencia de raíces. La flor había visto pasar una caravana y pensaba que los hombres iban de un lado y para el otro llevados por el viento. Podríamos decir estar sin Patria; “y esto les molesta”, observa la flor. En la Biblia muchas veces aparece la peregrinación en contraposición con lo que es andar errante, sin rumbo. El castigo de Caín por haber matado a su hermano consistió en caminar sin sentido fijo. En la peregrinación, en la procesión hay una meta, un lugar adonde llegar para un encuentro. Y, en definitiva, para nosotros es la Vida eterna.

Echar raíces nos da pertenencia. El Evangelio que proclamamos este fin de semana nos presenta la alegoría de “la vid y los sarmientos” (Jn. 15, 1-8). Esta imagen que utiliza Jesús es para hablarnos de Él, y de nosotros en relación con Él. Nos describe una realidad muy cercana a la tierra sanjuanina. Vemos viñedos en forma habitual en nuestros caminos y al contemplarlos podemos entender bien la enseñanza de Jesús.

Él nos dice: “Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. (Jn. 15, 5)

Fijémonos entonces, que hay una mutua permanencia. El Señor permanece en nosotros por medio de la fuerza del Espíritu Santo y nosotros en Él por adhesión también del amor. En esta imagen de la vid y los sarmientos, puedo entender que yo soy con otros, y con otros en el Otro.

Pero no es una cuestión estática, como si se tratara de colocar un jarrón sobre la mesa. Es un permanecer vital, dinámico, con el movimiento que nos da el amor.

Podríamos decir que esta imagen de la vid y los sarmientos complementa la que veíamos el fin de semana pasado del vínculo entre el Pastor y el rebaño. Ambos pasajes evangélicos nos muestran cómo la fe rompe la soledad. La Pascua nos lleva a establecer vínculos con otros, nos libera del aislamiento.

La Palabra de este domingo tiene una fuerte impronta comunitaria y, a su vez también, nos muestra que separados del Señor y de la comunidad, caemos en la esterilidad, en no dar frutos al secarse la vitalidad de la rama. 

Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren.

El próximo miércoles celebramos a los hombres y mujeres del mundo del trabajo. Te comparto unos párrafos escritos por el Beato obispo y mártir Enrique Angelelli el 1 de mayo de 1975: “Se hace muy doloroso ganar el pan de cada día; nos cuesta arrancar del corazón el egoísmo para hacernos plenamente hermanos; nos cuesta mucho poder sumar todas las manos, como pueblo, para construir juntos esta tierra de bendición (…) Cristo quiere una Rioja no resignada sino plenamente libre y feliz. La Rioja reclama de todos nosotros, gobernantes y pueblo, superar toda división y todo egoísmo individual y de grupos para hacerla una tierra donde el amor no sea una palabra para enamorados simplemente, sino la meta de nuestro trabajo concienzudo por lograr ser verdaderamente un pueblo que se quiere, es solidario y nadie abusa del otro”.

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Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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