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No hubo milagro: el que ajusta no gana.

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Nota de Javier Gatti publicada en airedesantafe.com.ar el 13/9/21

La prédica desmovilizadora y antipolítica tuvo éxito, con un millón doscientos mil votos menos que en 2017, el gobierno fue derrotado a nivel nacional y en el distrito clave, dañando a los líderes de los dos escenarios de continuidad: Alberto Fernández y Axel Kiciloff. Algunas conclusiones: la memoria del desastre macrista no alcanzó, los ejes de campaña elegidos no fueron valorados positivamente, el voto castigo es ineludible y los medios sí importan. ¿Cómo seguir?.

Hace rato que las estadísticas económicas y sociales superan a un mal sistema para la toma y ejecución de las decisiones de gestión (que además expone la cocina de los tropiezos, inusual en un gobierno típicamente peronista), en las razones por la que el gobierno no logra estabilizarse políticamente y acercarse al cumplimiento del contrato electoral que le propuso a sus electores en 2019.

Es indiscutible que hubo vacunas, con más de 50 millones de dosis distribuidas y 47 millones aplicadas. La cantidad de camas de cuidados intensivos se incrementó en un 40% y se administraron ciclos de aislamiento y restricciones que salvaron vidas, pero –con una oposición que militó contagios y con errores propios indisimulables– deshilacharon la imagen y potencia perlocutiva del presidente y produjeron una caída del PBI del 10%.
También es cierto que en 2020 gastó un 7% del PBI para sostener el empleo y las economías familiares, para reforzar planes de asistencia social y jubilaciones y se consolidó una estabilidad cambiaria que ya lleva un semestre. Es absolutamente cierto también la producción industrial se incrementó un 22,4% al cabo del primer semestre del año respecto del 2020, que el empleo lleva 12 meses de crecimiento continuo, que se revirtió una política de reducción del déficit fiscal que impactó en el gasto social y se liberaron paritarias para intentar que los salarios –después de 4 años consecutivos de perder con la inflación– empezaran a empatarle o ganarle en contadísimas ramas de actividad.

Pero nada de esto alcanzó. La vaporosa y publicitaria promesa de recuperar la vida que queremos no alcanzó: ¡Era el presente! Y la derrota nacional que las bocas de urna y las mesas testigo no fueron capaces de predecir no admite reduccionismos, pero tiene una razón de peso y que el último informe de coyuntura del Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía refleja con contundencia.

En el siguiente cuadro se puede observar gráficamente la evolución de la inflación entre diciembre de 2019 y julio de 2021, hasta llegar al 52% interanual (el martes se ajustará esa cifra con la inflación de agosto, estipulada en un 2,8%), prácticamente la misma que dejara Mauricio Macri.

Si bien la evolución de los precios mayoristas permite avizorar una presión decreciente sobre el IPC en los próximos meses y el dólar crece a una tasa del 1% mensual (un 15% en lo que va del año), la inflación seguirá siendo un problema. Y el complemento de ésta progresión es el resultado de la puja entre inflación y salarios en los últimos cinco mandatos constitucionales.

En los cuatro años de Néstor Kirchner los salarios superaron a los precios por un 21%; durante el primer gobierno de Cristina Fernández se morigeró la brecha con un 9%, pero siguió siendo positiva y en el segundo mandato la mejora en el salario real fue de un 3%; en los cuatro años que duró la pandemia macrista los salarios perdieron un 23% con la inflación y en los dos años que lleva el gobierno del Frente de Todos, la pérdida se estrechó hasta totalizar un 5%.
El gobierno llegó a éstas PASO con una pérdida acumulada de la capacidad adquisitiva de los salarios de casi un 30%, para consolidar el salario real más bajo de la historia de las elecciones de medio término. Es un ajuste de hecho y –sin importar si la pesada herencia no fue relatada– se lo cargaron al gobierno.

El veredicto fue contundente: al cierre de ésta nota la derrota a nivel país era de casi 10 puntos (Chetoslovaquia tiene ahora 18 provincias) a manos de un frente que –cambiando la marca y alegando demencia o amnesia– parecía haber provocado un daño que aún quemaba en la memoria y el bolsillo de la gente, que explicaba el vaticinio de encuestas que marcaban una victoria oficialista por 4 ó 5 puntos.

El Frente de Todos perdió en 13 distritos en comparación con las PASO de 2019 y retuvo otros seis, pero de un escaso peso en el padrón electoral nacional, con pérdidas de votos que ameritan un replanteo a fondo y sin lugar para ingenuos ni alfonsinismos tardíosbajó un 31% su caudal electoral en Provincia de Buenos Aires, un 21% en CABA, un 52,7% en Córdoba, un 38% en Mendoza y un 31,3% en Santa Fe, donde ni siquiera la suma de los votos peronistas sin pérdida alguna permite avizorar una victoria en noviembre y el Frente Amplio Progresista confirma un declive electoral que no se explica sólo por la ausencia de Lifschitz (que junto a Binner participó de una campaña casi espectral) y parece encaminarse hacia una irrelevancia que lo deja más cerca del derrotero del PDP que del sueño de erigirse como el eje de un frente de frentes, antiperonista y de masas, que dejara inconcluso el mismísimo Miguel.

Sin dramatizar ni confundirse y para evitar ver fugas de votos donde no hay, habrá que decir que Juntos por el Cambio alcanzó el 40% de los votos nacionales, con el tercio de electores que habitualmente suman las coaliciones que adversan con el peronismo desde 1946 y los votos del tercio disponible que castigaron la gestión del gobierno (en 1973 y con Perón como candidato, el antiperonismo puro y duro alcanzó el 41,06%).

Párrafo aparte para tres instrumentos que generan una adicción dura para políticos y medios de comunicación y que seguramente seguirán pagándose muy caro pese a las pifias: las encuestas, las bocas de urna y las mesas testigos, que provocaron un equívoco bizarro, el del Frente de Todos festejando jubilosamente, con periodistas hablando de una “ratificación popular del rumbo” y debatiendo si convenía que Cristina Fernández hablase antes o después del presidente, para cederle el crédito de una victoria que se daba por descontada. Un equívoco grotesto y expuesto, que contrastó con los que rieron mejor al final y reeditaron imágenes de festejo retro (los escenarios con Larreta, Vidal, Santilli y Macri) y novedosas (el del neofascista Javier Milei que ahora habla de “superioridad genética” libertaria), todos de pesadilla para los votantes del FDT.

Mal PASO y después…

Siempre podrá decirse que fueron las primeras elecciones en pandemia y habría que ser indulgentes con la afluencia de electores. Pero lo concreto es que un 33% de ausentismo habla de una merma importante en el interés y la voluntad de participar y es también uno de los índices del hastío que produce en la población, no sólo la situación económica sino también una campaña repleta de apelaciones superficiales y emocionales, repleta de chicanas, acusaciones y agresiones de difícil retorno y escuálida de propuestas factibles y concretas.

También pueden interpretarse los éxitos de emergentes “novedosos” como Milei o Facundo Manes como otra dimensión adquirida por el voto castigo a las propuestas tradicionales y la política en los términos del pacto democrático formal que acuñaran Alfonsín y Menem, que reclama el gobierno y que Sergio Massa soñaba firmar con Larreta después de noviembre. Pero no puede esquivarse el hecho de que en una PASO la pregunta central siempre es sobre cómo hicieron las cosas los oficialismos y que lo que se resuelve finalmente es un ordenamiento de la oferta electoral y los pisos (no los techos) de los frentes y partidos que se someten al voto popular.

Éste es un horizonte de esperanzas estrecho, pero hay dos meses para reconquistar el electorado perdido y mañana mismo –es lo que impulsa Cristina y se evalúa en la mesa chica del presidente– podría haber primeros anuncios que demuestren reflejos rápidos. Los candidatos no pueden cambiarse, hay que sostenerlos e impulsarlos, pero los funcionarios del gabinete sí y se están evaluando relevos (es un hecho que hay un Ministerio esperando por Agustín Rossi, de cuya derrota estaban seguros en Casa Rosada).
Ahora, el acuerdo con el FMI que la oposición pide firmar ya y en las condiciones establecidas por el Fondo, adquiere otra centralidad y podría ser revisado o ratificado sin sobretasas pero a no más de 10 años. Durante la campaña corta se impone una recomposición realmente fuerte de salarios, jubilaciones y planes que está en carpeta, aunque una parte del FDT lo resiste. Pero, ¿queda margen para dubitar en la cubierta del Titanic?

Consultado para ésta nota cuando recién promediaba la jornada del domingo y con la sospecha de que una victoria oficialista era factible, hablando sobre lo que había que cambiar incluso con una victoria ajustada, Artemio López aseguraba que “van a tener que cumplir con la consigna de que el salario le gane a la inflación, sino tienen un techo de cristal sobre el consumo inamovible y el patrón distributivo no va a cambiar”.
Y sobre el resguardo de última instancia del electorado kirchnerista, que ve con pesar que la moderación y el centrismo no fueron un buen negocio en ésos dos primeros años, afirma que “Cristina es la gran coordinadora de expectativas de los sectores populares y si ella no estuviese en la gestión estaríamos como otros países de la región, con problemas severos de gobernabilidad y alzamientos. Es la esperanza de los días felices y no va a rifar su capital político, no va a permitir que se sigan cometiendo errores o que se haga cualquier cosa en su nombre, de esto estoy seguro”.

Esa centralidad reforzada de la vicepresidenta y una profundización del rumbo como la que sacó al kirchnerismo de la derrota de 2009, es donde anidan las esperanzas de achicar las diferencias que la derecha en todos sus matices le sacó al FDT, o intentar lo que parece casi imposible: revertir el resultado de PBA, achicar las diferencias en Santa Fe y Córdoba, dar vuelta la primaria para recuperar el quórum propio perdido en el Senado (hoy a dos escaños), mejorar las cuentas en la cámara baja (adonde hoy le faltan 12 legisladores) y evitar pactos claudicantes que condicionen la gestión del Frente y compliquen la ejecutiva de 2023.



Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Nos gusta recibir visitas.

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Escribe Monseñor Jorge Eduardo Lozano.

Ser visitados por los amigos nos alegra el corazón. Compartimos historias vividas en común, situaciones que nos pueden estar afligiendo, logros personales y de la familia. Abrirnos con confianza nos hace mucho bien. Cuando alguien está enfermo la visita tienen un gran valor de consuelo, de paz. Y ni te digo si la visita es a un preso, donde hay que sortear una serie de barreras.

Pienso también en tantas personas mayores que están en geriátricos sin el contacto periódico de la familia. La vocación misionera de la Iglesia es un llamado a ir al encuentro de otros para compartir la cercanía de Dios con su Pueblo. Habitualmente lo
plasmamos en ir de dos en dos, casa por casa, para llevar el amor de Jesús. El Papa Francisco nos presenta un sencillo esquema a desarrollar en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium número 128. Lo primero es saludar con amabilidad, presentándonos si no nos conocen, diciendo a qué Comunidad pertenecemos. Conversar acerca de los miembros de la familia, dando espacio a compartir “sus alegrías, sus esperanzas, las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan su corazón”. No se trata de entregar un folleto como haciendo propaganda. Vamos sin apuro. Muchas personas —y nos puede suceder a nosotros— están muy solas y tienen necesidad de contar lo que les pasa, ser escuchados con atención.

Después de esta conversación se les puede presentar la Palabra que ilumina, sea leyendo algún párrafo o narrando un pasaje conocido, “pero siempre recordando el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad”.

Será importante también compartir el testimonio personal. La misión nos involucra; no se trata de decir un discurso de memoria, el mismo en cada familia y época del año. Buscamos llevar la alegría y el consuelo de Dios. Por eso decimos con certeza que el principal protagonista de la misión es el Espíritu Santo. “Si parece prudente y se dan las condiciones, es bueno que este encuentro fraterno y misionero termine con una breve oración” relacionada con lo que hayamos conversado. También se pueden anotar intenciones para ofrecer en la misa de la Parroquia o la Capilla. Aunque parezca obvio, nunca recibir dinero; si la gente quiere colaborar que vaya personalmente a la Parroquia o Capilla.

Este sábado 4 y domingo 5 de mayo estamos realizando una misión en el Departamento de Albardón; en Campo Afuera para ser más precisos. Desde distintas Parroquias y Movimientos acudimos para sumarnos en la alegría de compartir la fe con los vecinos. Es una primera experiencia que hacemos en San Juan y en varias diócesis del país. Cuando voy a las Comunidades a celebrar Fiestas Patronales o Confirmaciones la gente me suele decir “vuelva pronto”.

El Evangelio que proclamamos este Domingo nos motiva a perseverar en este camino. Por un lado, Jesús nos muestra cómo nos considera: “Ustedes son mis amigos”. (Jn 15, 14) Y por eso nos da la medida de su amor: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15, 13). Es importante que aceptemos con todas las consecuencias la afirmación de Jesús: “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”. (Jn 15, 16) Jesús nos elige y nos llama: “permanezcan en mi amor”; y nos envía “vayan y den fruto”.

La misión no es una carga que cumplir ni un requisito burocrático. No es la sopa que hay que tomar para poder comer lo que nos gusta. Lo expresa claramente Jesús: “Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto” (Jn 15, 11).
Respondamos con generosidad al llamado del Señor de la Vida.

@MonseñorJorgeEduardoLozano

/Fuente de imagen: Archivo Google

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Trump: propaganda electoral y delito

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El juicio penal que se desarrolla en Nueva York, en el que se acusa a Donald Trump (foto) de 34 delitos, expone el deterioro de las instituciones estadounidenses y la crisis del sistema político con el que pretenden aleccionar al resto del mundo. La trama del litigio exhibe las evidencias más explícitas del derecho a la impunidad y las combina con las licencias para mentir, corromper y engañar. La presentación de cargos realizada por la fiscalía de Nueva York, una semana atrás, busca ser utilizada por el precandidato republicano para victimizarse y transformar su lugar de acusado en un insumo para su campaña electoral. El sistema político estadounidense y el entramado judicial, mediático y de inteligencia que le dan cobertura se esmeran en ocular la tríada del poder real sobre el que se estructura su institucionalidad corporativa: el complejo militar-industrial, las trasnacionales y los fondos de inversión. Esos tres actores colectivos son los que –en última instancia– estarán encargados de rechazar o habilitar su candidatura.

Trump acumula más de treinta cargos en cuatro juicios. Dos de índole federal, uno en Georgia y el otro en Nueva York, donde se iniciaron las comparecencias de los testigos, la última semana, bajo la acusación de encubrimiento y falsificación de registros contables con el objetivo de ocultar sus vínculos extramatrimoniales con una actriz de cine porno y una modelo de la revista Playboy. La querella contra Trump, que se desarrolla en Manhattan frente a la presencia de doce jurados (siete varones y cinco mujeres), se inició con la jura de estos últimos el viernes 19 de abril. El asistente del fiscal Matthew Colangelo fue el encargado, el lunes subsiguiente, de presentar los cargos ante el juez y el jurado, advirtiendo que: “El acusado orquestó una trama criminal para adulterar las elecciones presidenciales de 2016. Luego encubrió esa conspiración criminal falsificando sus registros comerciales para sobornar y silenciar a quienes podían ensuciar su campaña electoral en 2016”.

La acusación contra el ex mandatario incluye la compra de voluntades mediáticas para tapar irregularidades propias, y operaciones para mancillar la reputación de sus competidores políticos. En la última semana, declaró como testigo el ex director de la revista National Enquirer, David Pecker, quien asumió la responsabilidad de haber sobornado a la modelo de Playboy Karen McDougal para encubrir su romance con el entonces candidato republicano. El mismo director de la publicación fue el encargado de asumir la responsabilidad por abonar 30 mil dólares al portero de la Trump Tower, para evitar que trascendieran los encuentros con dos docenas de mujeres.

En otro tramo del juicio, el magistrado Juan Manuel Merchán tomó nota de cómo el entonces abogado del acusado, Michael Cohen, transfirió 130 mil dólares a la actriz de cine pornográfico Stormy Daniels para garantizar su silencio. Pecker asumió frente al jurado que sus publicaciones ejecutaban el denominado “periodismo de chequera”, consistente en ensalzar o encumbrar a los aportantes y, al mismo tiempo, demonizar a sus contendientes, una operación naturalizada y usual al interior de las corporaciones propagandísticas de Occidente, que no pareció causar estupefacción entre los periodistas acreditados ante el tribunal.

La tergiversación informativa sobre la que se monta gran parte del show mediático estadounidense –del que América Latina también es tributario– incluye el protagonismo de las redes sociales. El magistrado dispuso varias órdenes de silencio a Trump para evitar el hostigamiento y el asedio a los jurados, los fiscales y sus familiares, impulsado desde su plataforma Truth Social. Trump atacó en dos oportunidades a la hija del juez Merchan y –según la fiscalía– violó en diez oportunidades la discreción exigida. La defensa del acusado, ejercida por Todd Blanche, apeló la medida argumentando que su cliente solo había reposteado textos de terceros.

Trump fue declarado culpable, durante el último año, en tres juicios civiles, sin que estos procesamientos interfirieran en su candidatura: se lo condenó a pagar 355 millones de dólares por inflar el valor de sus propiedades, se le impuso el pago de cinco millones de dólares de indemnización por abuso sexual contra la columnista Jean Carroll, y se lo multó en 85 millones de dólares por difamación y calumnias contra esta última periodista.

Donald Trump se jactó años atrás de que podía dispararle a alguien en la Quinta Avenida sin que eso llevara a la pérdida de capital electoral. A fines de la década del 20 del siglo pasado, un cabo del ejército alemán escribió: “No importa en absoluto si se ríen de nosotros o nos vilipendian… si nos representan como payasos o criminales; lo principal es que nos mencionen, que se preocupen por nosotros una y otra vez…” . Sin embargo, fue Marco Tulio Cicerón quien probablemente caracterizó con mayor precisión la etapa histórica que atravesamos: “Cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes”. 

@Página12

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Una vid con frutos asegurados

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Un diálogo imaginario con una flor nos puede conducir a reflexiones profundas. Te copio unos pocos renglones del Capítulo 18 del libro El Principito, de Saint-Exupery.

“—¿Dónde están los hombres? —preguntó cortésmente el principito.

La flor, un día, había visto pasar una caravana.

—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.”

Este diálogo, ambientado en el desierto, entre la flor y el Principito, nos muestra una ponderación acerca de la carencia de raíces. La flor había visto pasar una caravana y pensaba que los hombres iban de un lado y para el otro llevados por el viento. Podríamos decir estar sin Patria; “y esto les molesta”, observa la flor. En la Biblia muchas veces aparece la peregrinación en contraposición con lo que es andar errante, sin rumbo. El castigo de Caín por haber matado a su hermano consistió en caminar sin sentido fijo. En la peregrinación, en la procesión hay una meta, un lugar adonde llegar para un encuentro. Y, en definitiva, para nosotros es la Vida eterna.

Echar raíces nos da pertenencia. El Evangelio que proclamamos este fin de semana nos presenta la alegoría de “la vid y los sarmientos” (Jn. 15, 1-8). Esta imagen que utiliza Jesús es para hablarnos de Él, y de nosotros en relación con Él. Nos describe una realidad muy cercana a la tierra sanjuanina. Vemos viñedos en forma habitual en nuestros caminos y al contemplarlos podemos entender bien la enseñanza de Jesús.

Él nos dice: “Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. (Jn. 15, 5)

Fijémonos entonces, que hay una mutua permanencia. El Señor permanece en nosotros por medio de la fuerza del Espíritu Santo y nosotros en Él por adhesión también del amor. En esta imagen de la vid y los sarmientos, puedo entender que yo soy con otros, y con otros en el Otro.

Pero no es una cuestión estática, como si se tratara de colocar un jarrón sobre la mesa. Es un permanecer vital, dinámico, con el movimiento que nos da el amor.

Podríamos decir que esta imagen de la vid y los sarmientos complementa la que veíamos el fin de semana pasado del vínculo entre el Pastor y el rebaño. Ambos pasajes evangélicos nos muestran cómo la fe rompe la soledad. La Pascua nos lleva a establecer vínculos con otros, nos libera del aislamiento.

La Palabra de este domingo tiene una fuerte impronta comunitaria y, a su vez también, nos muestra que separados del Señor y de la comunidad, caemos en la esterilidad, en no dar frutos al secarse la vitalidad de la rama. 

Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren.

El próximo miércoles celebramos a los hombres y mujeres del mundo del trabajo. Te comparto unos párrafos escritos por el Beato obispo y mártir Enrique Angelelli el 1 de mayo de 1975: “Se hace muy doloroso ganar el pan de cada día; nos cuesta arrancar del corazón el egoísmo para hacernos plenamente hermanos; nos cuesta mucho poder sumar todas las manos, como pueblo, para construir juntos esta tierra de bendición (…) Cristo quiere una Rioja no resignada sino plenamente libre y feliz. La Rioja reclama de todos nosotros, gobernantes y pueblo, superar toda división y todo egoísmo individual y de grupos para hacerla una tierra donde el amor no sea una palabra para enamorados simplemente, sino la meta de nuestro trabajo concienzudo por lograr ser verdaderamente un pueblo que se quiere, es solidario y nadie abusa del otro”.

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