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Opinión

El saqueo de Milei, los que se fueron y el fratricidio estúpido en cuatro fábulas.

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NOTA de OPINIÓN por Rafael Ibañez.
Las fábulas han servido desde siempre como una forma breve, didáctica y simple de describir realidades brindando una enseñanza.
Es una herramienta usada desde hace milenios por la civilización mas antigua y vigente: la China.

Justamente leyendo un libro de antiguas fábulas chinas de un período de entre 2400 a 1000 años atrás, encontré al menos cuatro que explican aspectos de nuestra triste realidad social y política.

Fábula 1 – EL HOMBRE QUE NO VIO A NADIE

“Había una vez un hombre en el Reino de Qi que tenía sed de oro. Una mañana se vistió con elegancia y se fue a la plaza. Apenas llegó al puesto del comerciante en oro, se apoderó de unas piezas, se marchó como si nada, y fue atrapado.

 El oficial que lo aprehendió le preguntó:
– ¿Por qué robó el oro en presencia de tanta gente?

– Cuando tomé el oro – contestó –, no vi a nadie. No vi más que el oro”.

Esto explica al gobierno de la pandilla de Milei, que viene para saquear todo sin disimulo.
Este relato es hermosamente revelador porque evidencia que a esta gente no hay que pedirle nada porque directamente no existimos para ellos. Nosotros no somos visibles, no existimos, lo único que importa es la riqueza que ya están saqueando.
Enseña que contra los poderosos que quieren robar lo nuestro no puede haber diálogo señorial, sino fuerza que le impida hacerlo.
La tibieza y cierta complicidad dejaron que el hombre “caminara tranquilo a sacar el oro en el mercado”.

Fábula 2 – EL SEÑOR YE AMABA LOS DRAGONES

“Al señor Ye le gustaban tanto los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerta de la casa del señor Ye y su cola por una de las ventanas. Cuando el señor Ye lo vio, huyó asustado, casi se volvió loco.

Esto demuestra que el señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se le parecía, pero en ningún caso el auténtico dragón”.

“El Señor Ye” representa gran parte de nuestra dirigencia que se dice peronista, nacional y popular, kirchnerista, progresista o de izquierda. Podríamos reunirlos a todos como los autoproclamados “defensores de la justicia social”.
A ellos les gusta decorar sus oficinas y palacios con cuadros de Perón, Evita o de Néstor y el Che, se saben de memoria el decálogo peronista y la marchita, parafrasean a los grandes revolucionarios, hablan bonito por la tele y se empalagan hablando de “la gente”, “el pueblo”, “los derechos adquiridos” y la “justicia social”.

Pero cuando el dragón “Justicia Social” se presenta en persona exigiendo que peleen por él y lo defiendan, toman sus cosas y huyen. Esta dirigencia está solamente para ocupar espacios en palacios ajenos con ropajes prestados. Son estafadores a los que no les importa prostituirse para saciar sus vicios mundanos.
En los últimos cuatro años se inclinaron ante el poder y cuando no les fue como querían se fueron silbando bajito. Hoy que los precisamos se esconden pretendiendo que cuando todo esté bien los vayamos a buscar. Espero que en el nombre del dragón no lo hagamos y busquemos otros que sí amen de verdad.
A diferencia del señor de la fábula anterior que piensa que no existimos, estos no nos niegan, saben que estamos, nos necesitan, pero no les importamos. En apariencia son un poco mejor, pero ambos buscan el “oro en el mercado” y huir sin ser atrapados.

Fábula 3 – EL PERRO QUE AVINAGRABA EL VINO

“Había, en el Reino de Song, un tabernero cuyo vino era excelente. No engañaba en la cantidad, era cortés con sus clientes y su enseña pendía en el lugar más visible. Sin embargo, no podía vender su vino, que llegaba a hacerse ácido. Preguntó a Yang Qian, un anciano a quien conocía bien, cuál sería la explicación.

– ¿Es bravo su perro? – inquirió Yang Qian.
  – Sí, en verdad lo es – contestó el tabernero –. ¿Pero qué relación tiene eso con el hecho de que mi vino no se venda?

– La gente teme a su perro. Cuando mandan a un niño con dinero y un jarro a comprar vino, el perro sale a su encuentro, a morderle. Esto es lo que avinagra su vino y la razón por la que no lo vende”.

Los “que aman los dragones” de la fábula anterior saben que “su vino es excelente”, es decir, las ideas que dicen enarbolar como banderas.
Son ideales sublimes, de una sociedad cada vez mejor y más justa, que proteja, cuide, sane y eduque a los suyos brindándoles trabajo en un ámbito de respeto, solidaridad, prosperidad y paz.
Los autoproclamados “defensores de la justicia social” son los perros que no dejan que nadie entre a la taberna a beber de esta “sabiduría”, porque eso los pondría a la par de todos y deberían compartir ese “vino excelente”.
Cerraron las puertas de los partidos y espacios políticos, impidieron el debate, se quedaron ellos con el “saber” y la gente fue a beber de otro vino en otras tabernas porque el nuestro les “sabe ácido y avinagrado”.
La enseñanza aquí es que a estos perros guardianes hay que sacarlos, abrir las tabernas y que aparezcan otros cuidadores y líderes que hagan las cosas desde el corazón, el alma y la razón.

Fábula 4 – LA CIGARRA, EL MANTIS Y EL GORRIÓN

“El príncipe de Wu decidió atacar el Reino de Ping. Advirtió severamente a sus súbditos que cualquiera que lo objetara sería condenado a muerte.

Uno de sus mayordomos quiso protestar, pero no se atrevió. En cambio, tomó una honda y unos guijarros y anduvo por el jardín trasero hasta que sus ropas se humedecieron de rocío. Lo hizo durante tres mañanas.

– Ven acá – le ordenó el príncipe –. ¿Qué haces para que se mojen tus ropas de rocío?

– Hay un árbol en el jardín – dijo el mayordomo –, y en él una cigarra. Esta cigarra ahí posada, chirriando y bebiéndose el rocío, no sabe que hay un mantis detrás. Y el mantis estirándose cuan largo es, levanta las patas para atrapar a la cigarra, sin saber que hay un gorrión cerca. El gorrión, a su vez, alarga su cuello para picar al mantis, sin darse cuenta que abajo alguien espera con una honda. Estas tres criaturas están tan ansiosas de beneficiarse con lo que tienen ante sus ojos que no advierten el peligro a sus espaldas.

– ¡Bien dicho! – replicó el príncipe, y desistió de su plan”.

La cigarra, el mantis y el gorrión somos nosotros, la sociedad tal cual ha sido formateada por quienes “llevan la honda”.

La “mantis clase media” anda detrás de las “cigarras negras” pobres a las que acusan de sucias, vagas, ordinarias y culpables de todas las calamidades.
Mientras la “mantis clase media” se cree el centro del universo y se apura a destruir a las “cigarras negras”, el “gorrión empresario” la ve como el plato que estaba esperando y merecía desde los orígenes de los tiempos.

Para ser más gordo y fuerte, “el gorrión empresario” le aumentó el costo de la comida y le bajó el salario a la “mantis clase media” para comérsela sin problemas cuando esté sin fuerzas.
El “gorrión empresario” no se percató que tras las ramas del árbol está “el señor de la honda financiera y multinacional” que espera el momento en que se hayan destruido entre sí “la cigarra, la mantis y el gorrión” para pegarles un hondazo y quedarse con el árbol y sus frutos.

Y colorín colorado, este cuento, aún no ha terminado.



LAS DECLARACIONES Y OPINIONES EXPRESADAS EN ESTE ARTÍCULO SON DE EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD DE SU AUTOR Y NO REPRESENTAN NECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE AHORA SAN JUAN.

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Nos gusta recibir visitas.

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Escribe Monseñor Jorge Eduardo Lozano.

Ser visitados por los amigos nos alegra el corazón. Compartimos historias vividas en común, situaciones que nos pueden estar afligiendo, logros personales y de la familia. Abrirnos con confianza nos hace mucho bien. Cuando alguien está enfermo la visita tienen un gran valor de consuelo, de paz. Y ni te digo si la visita es a un preso, donde hay que sortear una serie de barreras.

Pienso también en tantas personas mayores que están en geriátricos sin el contacto periódico de la familia. La vocación misionera de la Iglesia es un llamado a ir al encuentro de otros para compartir la cercanía de Dios con su Pueblo. Habitualmente lo
plasmamos en ir de dos en dos, casa por casa, para llevar el amor de Jesús. El Papa Francisco nos presenta un sencillo esquema a desarrollar en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium número 128. Lo primero es saludar con amabilidad, presentándonos si no nos conocen, diciendo a qué Comunidad pertenecemos. Conversar acerca de los miembros de la familia, dando espacio a compartir “sus alegrías, sus esperanzas, las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan su corazón”. No se trata de entregar un folleto como haciendo propaganda. Vamos sin apuro. Muchas personas —y nos puede suceder a nosotros— están muy solas y tienen necesidad de contar lo que les pasa, ser escuchados con atención.

Después de esta conversación se les puede presentar la Palabra que ilumina, sea leyendo algún párrafo o narrando un pasaje conocido, “pero siempre recordando el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad”.

Será importante también compartir el testimonio personal. La misión nos involucra; no se trata de decir un discurso de memoria, el mismo en cada familia y época del año. Buscamos llevar la alegría y el consuelo de Dios. Por eso decimos con certeza que el principal protagonista de la misión es el Espíritu Santo. “Si parece prudente y se dan las condiciones, es bueno que este encuentro fraterno y misionero termine con una breve oración” relacionada con lo que hayamos conversado. También se pueden anotar intenciones para ofrecer en la misa de la Parroquia o la Capilla. Aunque parezca obvio, nunca recibir dinero; si la gente quiere colaborar que vaya personalmente a la Parroquia o Capilla.

Este sábado 4 y domingo 5 de mayo estamos realizando una misión en el Departamento de Albardón; en Campo Afuera para ser más precisos. Desde distintas Parroquias y Movimientos acudimos para sumarnos en la alegría de compartir la fe con los vecinos. Es una primera experiencia que hacemos en San Juan y en varias diócesis del país. Cuando voy a las Comunidades a celebrar Fiestas Patronales o Confirmaciones la gente me suele decir “vuelva pronto”.

El Evangelio que proclamamos este Domingo nos motiva a perseverar en este camino. Por un lado, Jesús nos muestra cómo nos considera: “Ustedes son mis amigos”. (Jn 15, 14) Y por eso nos da la medida de su amor: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15, 13). Es importante que aceptemos con todas las consecuencias la afirmación de Jesús: “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”. (Jn 15, 16) Jesús nos elige y nos llama: “permanezcan en mi amor”; y nos envía “vayan y den fruto”.

La misión no es una carga que cumplir ni un requisito burocrático. No es la sopa que hay que tomar para poder comer lo que nos gusta. Lo expresa claramente Jesús: “Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto” (Jn 15, 11).
Respondamos con generosidad al llamado del Señor de la Vida.

@MonseñorJorgeEduardoLozano

/Fuente de imagen: Archivo Google

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Trump: propaganda electoral y delito

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El juicio penal que se desarrolla en Nueva York, en el que se acusa a Donald Trump (foto) de 34 delitos, expone el deterioro de las instituciones estadounidenses y la crisis del sistema político con el que pretenden aleccionar al resto del mundo. La trama del litigio exhibe las evidencias más explícitas del derecho a la impunidad y las combina con las licencias para mentir, corromper y engañar. La presentación de cargos realizada por la fiscalía de Nueva York, una semana atrás, busca ser utilizada por el precandidato republicano para victimizarse y transformar su lugar de acusado en un insumo para su campaña electoral. El sistema político estadounidense y el entramado judicial, mediático y de inteligencia que le dan cobertura se esmeran en ocular la tríada del poder real sobre el que se estructura su institucionalidad corporativa: el complejo militar-industrial, las trasnacionales y los fondos de inversión. Esos tres actores colectivos son los que –en última instancia– estarán encargados de rechazar o habilitar su candidatura.

Trump acumula más de treinta cargos en cuatro juicios. Dos de índole federal, uno en Georgia y el otro en Nueva York, donde se iniciaron las comparecencias de los testigos, la última semana, bajo la acusación de encubrimiento y falsificación de registros contables con el objetivo de ocultar sus vínculos extramatrimoniales con una actriz de cine porno y una modelo de la revista Playboy. La querella contra Trump, que se desarrolla en Manhattan frente a la presencia de doce jurados (siete varones y cinco mujeres), se inició con la jura de estos últimos el viernes 19 de abril. El asistente del fiscal Matthew Colangelo fue el encargado, el lunes subsiguiente, de presentar los cargos ante el juez y el jurado, advirtiendo que: “El acusado orquestó una trama criminal para adulterar las elecciones presidenciales de 2016. Luego encubrió esa conspiración criminal falsificando sus registros comerciales para sobornar y silenciar a quienes podían ensuciar su campaña electoral en 2016”.

La acusación contra el ex mandatario incluye la compra de voluntades mediáticas para tapar irregularidades propias, y operaciones para mancillar la reputación de sus competidores políticos. En la última semana, declaró como testigo el ex director de la revista National Enquirer, David Pecker, quien asumió la responsabilidad de haber sobornado a la modelo de Playboy Karen McDougal para encubrir su romance con el entonces candidato republicano. El mismo director de la publicación fue el encargado de asumir la responsabilidad por abonar 30 mil dólares al portero de la Trump Tower, para evitar que trascendieran los encuentros con dos docenas de mujeres.

En otro tramo del juicio, el magistrado Juan Manuel Merchán tomó nota de cómo el entonces abogado del acusado, Michael Cohen, transfirió 130 mil dólares a la actriz de cine pornográfico Stormy Daniels para garantizar su silencio. Pecker asumió frente al jurado que sus publicaciones ejecutaban el denominado “periodismo de chequera”, consistente en ensalzar o encumbrar a los aportantes y, al mismo tiempo, demonizar a sus contendientes, una operación naturalizada y usual al interior de las corporaciones propagandísticas de Occidente, que no pareció causar estupefacción entre los periodistas acreditados ante el tribunal.

La tergiversación informativa sobre la que se monta gran parte del show mediático estadounidense –del que América Latina también es tributario– incluye el protagonismo de las redes sociales. El magistrado dispuso varias órdenes de silencio a Trump para evitar el hostigamiento y el asedio a los jurados, los fiscales y sus familiares, impulsado desde su plataforma Truth Social. Trump atacó en dos oportunidades a la hija del juez Merchan y –según la fiscalía– violó en diez oportunidades la discreción exigida. La defensa del acusado, ejercida por Todd Blanche, apeló la medida argumentando que su cliente solo había reposteado textos de terceros.

Trump fue declarado culpable, durante el último año, en tres juicios civiles, sin que estos procesamientos interfirieran en su candidatura: se lo condenó a pagar 355 millones de dólares por inflar el valor de sus propiedades, se le impuso el pago de cinco millones de dólares de indemnización por abuso sexual contra la columnista Jean Carroll, y se lo multó en 85 millones de dólares por difamación y calumnias contra esta última periodista.

Donald Trump se jactó años atrás de que podía dispararle a alguien en la Quinta Avenida sin que eso llevara a la pérdida de capital electoral. A fines de la década del 20 del siglo pasado, un cabo del ejército alemán escribió: “No importa en absoluto si se ríen de nosotros o nos vilipendian… si nos representan como payasos o criminales; lo principal es que nos mencionen, que se preocupen por nosotros una y otra vez…” . Sin embargo, fue Marco Tulio Cicerón quien probablemente caracterizó con mayor precisión la etapa histórica que atravesamos: “Cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes”. 

@Página12

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Una vid con frutos asegurados

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Un diálogo imaginario con una flor nos puede conducir a reflexiones profundas. Te copio unos pocos renglones del Capítulo 18 del libro El Principito, de Saint-Exupery.

“—¿Dónde están los hombres? —preguntó cortésmente el principito.

La flor, un día, había visto pasar una caravana.

—¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.”

Este diálogo, ambientado en el desierto, entre la flor y el Principito, nos muestra una ponderación acerca de la carencia de raíces. La flor había visto pasar una caravana y pensaba que los hombres iban de un lado y para el otro llevados por el viento. Podríamos decir estar sin Patria; “y esto les molesta”, observa la flor. En la Biblia muchas veces aparece la peregrinación en contraposición con lo que es andar errante, sin rumbo. El castigo de Caín por haber matado a su hermano consistió en caminar sin sentido fijo. En la peregrinación, en la procesión hay una meta, un lugar adonde llegar para un encuentro. Y, en definitiva, para nosotros es la Vida eterna.

Echar raíces nos da pertenencia. El Evangelio que proclamamos este fin de semana nos presenta la alegoría de “la vid y los sarmientos” (Jn. 15, 1-8). Esta imagen que utiliza Jesús es para hablarnos de Él, y de nosotros en relación con Él. Nos describe una realidad muy cercana a la tierra sanjuanina. Vemos viñedos en forma habitual en nuestros caminos y al contemplarlos podemos entender bien la enseñanza de Jesús.

Él nos dice: “Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. (Jn. 15, 5)

Fijémonos entonces, que hay una mutua permanencia. El Señor permanece en nosotros por medio de la fuerza del Espíritu Santo y nosotros en Él por adhesión también del amor. En esta imagen de la vid y los sarmientos, puedo entender que yo soy con otros, y con otros en el Otro.

Pero no es una cuestión estática, como si se tratara de colocar un jarrón sobre la mesa. Es un permanecer vital, dinámico, con el movimiento que nos da el amor.

Podríamos decir que esta imagen de la vid y los sarmientos complementa la que veíamos el fin de semana pasado del vínculo entre el Pastor y el rebaño. Ambos pasajes evangélicos nos muestran cómo la fe rompe la soledad. La Pascua nos lleva a establecer vínculos con otros, nos libera del aislamiento.

La Palabra de este domingo tiene una fuerte impronta comunitaria y, a su vez también, nos muestra que separados del Señor y de la comunidad, caemos en la esterilidad, en no dar frutos al secarse la vitalidad de la rama. 

Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren.

El próximo miércoles celebramos a los hombres y mujeres del mundo del trabajo. Te comparto unos párrafos escritos por el Beato obispo y mártir Enrique Angelelli el 1 de mayo de 1975: “Se hace muy doloroso ganar el pan de cada día; nos cuesta arrancar del corazón el egoísmo para hacernos plenamente hermanos; nos cuesta mucho poder sumar todas las manos, como pueblo, para construir juntos esta tierra de bendición (…) Cristo quiere una Rioja no resignada sino plenamente libre y feliz. La Rioja reclama de todos nosotros, gobernantes y pueblo, superar toda división y todo egoísmo individual y de grupos para hacerla una tierra donde el amor no sea una palabra para enamorados simplemente, sino la meta de nuestro trabajo concienzudo por lograr ser verdaderamente un pueblo que se quiere, es solidario y nadie abusa del otro”.

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