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Sociedad Relatos de Vida

8M: La marcha que contiene y abraza a las mujeres que gritan el dolor de las injusticias.

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El 8 de marzo de 1908, 129 mujeres trabajadoras de una fábrica estadounidense reclamaban tener los mismos derechos que sus compañeros varones: la misma paga por igual tarea y una jornada laboral de menos de 10 horas. La huelga terminó en una tragedia. El dueño de la fábrica cerró las puertas del establecimiento para disolver la protesta y un incendio terminó con la vida de las obreras. Por ese motivo, cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora para reclamar una igualdad económica, laboral y social.

En la actualidad, la realidad de las mujeres continúa siendo diferente a la de los hombres.

Los datos remarcan que al día de hoy las mujeres no superan el 20% en puestos importantes de decisión, dirección y gerencia en todo el mundo pero además, a nivel laboral incluso en estos mismos puestos de trabajo las mujeres tienen una brecha salarial de entre un 25% y un 27%.

Resulta bastante desalentador seguir analizando las cifras para exponer las diferencias que se presentan entre el hombre y la mujer. ¿Cuántas mujeres terminan la escuela?, ¿Cuántas llegan a la universidad y obtienen el titulo universitario?, ¿Cuántas mujeres consiguen un trabajo acorde a sus expectativas?, ¿Cuántas mujeres tiene que recurrir al trabajo informal?, ¿Cuántas mujeres se tienen que hacer cargo de las tareas del hogar? Y ya nos podemos imaginar la respuesta a todas estas preguntas.

Son muchas las mujeres que quedan atrapadas en la injusticia y en las diferencias socio-económicas. Son pocas las mujeres que avanzan y más pocas aún las que consiguen lugares importantes.

Las desigualdades económicas y sociales siguen siendo un eje estructural de reproducción de las desigualdades que viven las mujeres. Es por ello que constituyen una de las grandes motivaciones que lleva a marchar en cada 8M.

Además de las desigualdades económicas, a las mujeres las atraviesa la violencia física, psicológica y sexual, entre otras más. Más del 90% de las mujeres ha recibido algún tipo de expresión de violencia de genero en algún momento de su vida. Esta violencia necesita ser traducida en números, en cifras y porcentajes para exponer y denunciar la realidad de las mujeres.

Con el paso del tiempo, el 8M se fue convirtiendo en una fecha de protesta colectiva, de lucha y resistencia. Es un día donde muchas mujeres se encuentran en las calles para marchar y gritar “¡Justicia por las que ya no están!”.

Las mujeres que participan en la marcha sienten que la calle, por tan solo un día, les pertenece. La calle se vuelve un lugar para gritar el dolor que atraviesan los cuerpos en ese momento, gritar el dolor de la injusticia ante los estremecedores datos de femicidios que azotan al país. Pero también para gritar los dolores que carcomen el alma, sí, esos dolores viejos de deudas históricas que hay que saldar.

En esta oportunidad, Ahora San Juan conversó con Paula (nombre ficticio para cuidar su identidad) para entender el significado y la importancia que el 8M tiene para su vida.

Paula es una joven de 25 años que sufrió una situación muy dolorosa, no vamos a entrar en detalles porque el morbo no nos interesa,  como también humillante al no obtener justicia y ver como su causa se archivaba. 

“Fue algo totalmente doloroso. Hay pruebas, tengo un motón de fotos de los golpes que tuve en el cuerpo, testigos, médicos y sin embargo todo se cajoneó, se archivó, quedó en nada. En ese momento tuve muchísima bronca. Yo tengo que seguir arrastrando este dolor para toda mi vida, mientras el culpable sigue disfrutando su vida como si nada”, comenta con angustia Paula.

Pensar en seguir con la vida “como si nada hubiera pasado” era bastante difícil. “Me costaba un montón levantarme para ir a la escuela, hacer mis cosas como si no me hubieran hecho nada, como si nada hubiera pasado”. Sin embargo, su familia y sus amigas se mantuvieron firmes a su lado cuidándola y ayudándola a salir de esa angustia, de ese dolor que le atravesaba el cuerpo y la incentivaba a poner fin a todo.

“No tenía ganas de hacer nada. Sentía vergüenza, sentía mi cuerpo lleno de mugre que no podía sacar. Y lo peor de todo era el dolor que sentía, me dolía el alma. No estaba preparada para salir y que me señalen, que me reconozcan. Sentir los murmullos a mis espaldas. No podía aguantar eso. Mucho menos estaba preparada para salir de mi casa y correr el riesgo de encontrarme a la persona que tanto daño me hizo” explica Paula y agrega “Quería estar en mi casa que era mi lugar seguro”.

Todo eso cambio cuando sus amigas con ayuda de la familia de Paula se organizaron para hacer que Paula salga de la casa “En el 2018, dos años después de lo que me pasó, mis amigas hablaron con mi mamá para que me lleve a la casa de una de ellas. Supuestamente nos íbamos a juntar en la casa de una amiga y nada más”. Sin embargo, ese plan incluía una sorpresa para Paula.

Cuando entre a la casa de mi amiga las vi a todas con maquillaje verde y morado, estaban terminando unos carteles. No entendía que pasaba hasta que me dijeron que íbamos a ir a marchar al 8M”, recuerda Paula.

No quise, me desesperé y me largue a llorar. No quería ir a la calle, tenía miedo, me quería ir a mi casa con mi mamá y estar segura en mi pieza. A ellas no les importó nada y me llevaron hasta la marcha” comenta Paula y agrega que “Mis amigas me decían que me iban a cuidar, que no iba a estar sola, que tenía que ir a la marcha porque me iba a hacer bien”.

Una vez en la marcha Paula recuerda como las emociones empezaron a hervir en su interior para salir como “una explosión volcánica para prender fuego todo”. 

No sé en que momento, tampoco se como lo podría explicar pero una vez que estuve en la marcha sentí la necesidad de gritar lo que me había pasado. Mis amigas estaban ahí, escuchando todo el dolor que ya conocían”, comenta Paula.

A medida que la marcha avanzaba y Paula se deshacía entre gritos y lagrimas, se le acercó una chica y le comentó todo lo que había pasado con la misma persona que había lastimado a Paula. “Esta chica se acercó y me dijo “Te escuché gritar su nombre. A mi también me hizo lo mismo.”

Seguí marchando con esta chica que me iba contando todo lo que vivió con esta persona y me contaba que también habían otras chicas victimas de él. En ese momento me enteré que es una persona que tiene varios antecedentes de violencia y violación pero están todas archivadas o cajoneadas porque tiene cierta influencia, ciertos contactos que lo hacen intocable“, explica Paula.

Saber que no soy la única que vivió algo así de terrible, saber que hay más chicas que han sufrido como yo, poder conocerlas y unirnos en un mismo reclamo de justicia te da fuerza”, agrega Paula.

Esa marcha del 8M me hizo un click en la cabeza, me hizo tener ganas de salir de mi casa y retomar mi vida, me hizo dar cuenta que no estoy sola, que hay un montón de chicas que como yo han vivido una situación espantosa. Y estamos acá resistiendo, luchando”.

Durante esa marcha del 8M, Paula conoció a otras chicas que habían vivido su misma situación con el mismo agresor. “Saber que no soy la única fue un gran alivio, encontrarme con esas chicas, hablar sobre lo vivido y saber como lograron superar eso fue muy importante”, explica Paula.

Ese día sentí que entre abrazo y abrazo, de mis amigas, de estas chicas que no conocía, sentí que me iba armando. Antes del 8M yo estaba destrozada, después del 8M me sentí completa otra vez”, comenta Paula.

“El 8M tiene esa fuerza que te lleva, te contiene y te hace sentir que no estas sola. Estas con un montón de mujeres que lloran con vos, porque te reconocen y entienden el dolor, saben que estás rota y te abrazan tan fuerte, pero tan fuerte que te vuelven a armar” explica Paula.

* Si sos víctima de violencia o conoces a alguien que la sufre no dudes en llamar a estos números de emergencia.

  • línea gratuita de asesoramiento, contención e información 144 o 911
  • podes contactarte de manera gratuita a la Línea Rosa 0800 666 6351;
  • acercarte a las oficinas de la Dirección de la Mujer ubicada en 25 de Mayo 451 (oeste), o bien comunicate al 4222713;
  • la Comisaría de la Mujer está ubicada Sabatini 298 este, esquina Tucumán, Barrio Edilco, Rawson, el teléfono directo para realizar las denuncias es el 4281589;
  • en el caso de que se encuentren menores pueden contactarse con la Línea 102.

* En este relato, Ahora San Juan modificó el nombre de la entrevistada para cuidar su identidad.

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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