viernes, septiembre 26, 2025
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8M: La marcha que contiene y abraza a las mujeres que gritan el dolor de las injusticias.

El 8 de marzo de 1908, 129 mujeres trabajadoras de una fábrica estadounidense reclamaban tener los mismos derechos que sus compañeros varones: la misma paga por igual tarea y una jornada laboral de menos de 10 horas. La huelga terminó en una tragedia. El dueño de la fábrica cerró las puertas del establecimiento para disolver la protesta y un incendio terminó con la vida de las obreras. Por ese motivo, cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora para reclamar una igualdad económica, laboral y social.

En la actualidad, la realidad de las mujeres continúa siendo diferente a la de los hombres.

Los datos remarcan que al día de hoy las mujeres no superan el 20% en puestos importantes de decisión, dirección y gerencia en todo el mundo pero además, a nivel laboral incluso en estos mismos puestos de trabajo las mujeres tienen una brecha salarial de entre un 25% y un 27%.

Resulta bastante desalentador seguir analizando las cifras para exponer las diferencias que se presentan entre el hombre y la mujer. ¿Cuántas mujeres terminan la escuela?, ¿Cuántas llegan a la universidad y obtienen el titulo universitario?, ¿Cuántas mujeres consiguen un trabajo acorde a sus expectativas?, ¿Cuántas mujeres tiene que recurrir al trabajo informal?, ¿Cuántas mujeres se tienen que hacer cargo de las tareas del hogar? Y ya nos podemos imaginar la respuesta a todas estas preguntas.

Son muchas las mujeres que quedan atrapadas en la injusticia y en las diferencias socio-económicas. Son pocas las mujeres que avanzan y más pocas aún las que consiguen lugares importantes.

Las desigualdades económicas y sociales siguen siendo un eje estructural de reproducción de las desigualdades que viven las mujeres. Es por ello que constituyen una de las grandes motivaciones que lleva a marchar en cada 8M.

Además de las desigualdades económicas, a las mujeres las atraviesa la violencia física, psicológica y sexual, entre otras más. Más del 90% de las mujeres ha recibido algún tipo de expresión de violencia de genero en algún momento de su vida. Esta violencia necesita ser traducida en números, en cifras y porcentajes para exponer y denunciar la realidad de las mujeres.

Con el paso del tiempo, el 8M se fue convirtiendo en una fecha de protesta colectiva, de lucha y resistencia. Es un día donde muchas mujeres se encuentran en las calles para marchar y gritar «¡Justicia por las que ya no están!».

Las mujeres que participan en la marcha sienten que la calle, por tan solo un día, les pertenece. La calle se vuelve un lugar para gritar el dolor que atraviesan los cuerpos en ese momento, gritar el dolor de la injusticia ante los estremecedores datos de femicidios que azotan al país. Pero también para gritar los dolores que carcomen el alma, sí, esos dolores viejos de deudas históricas que hay que saldar.

En esta oportunidad, Ahora San Juan conversó con Paula (nombre ficticio para cuidar su identidad) para entender el significado y la importancia que el 8M tiene para su vida.

Paula es una joven de 25 años que sufrió una situación muy dolorosa, no vamos a entrar en detalles porque el morbo no nos interesa,  como también humillante al no obtener justicia y ver como su causa se archivaba. 

“Fue algo totalmente doloroso. Hay pruebas, tengo un motón de fotos de los golpes que tuve en el cuerpo, testigos, médicos y sin embargo todo se cajoneó, se archivó, quedó en nada. En ese momento tuve muchísima bronca. Yo tengo que seguir arrastrando este dolor para toda mi vida, mientras el culpable sigue disfrutando su vida como si nada”, comenta con angustia Paula.

Pensar en seguir con la vida “como si nada hubiera pasado” era bastante difícil. “Me costaba un montón levantarme para ir a la escuela, hacer mis cosas como si no me hubieran hecho nada, como si nada hubiera pasado”. Sin embargo, su familia y sus amigas se mantuvieron firmes a su lado cuidándola y ayudándola a salir de esa angustia, de ese dolor que le atravesaba el cuerpo y la incentivaba a poner fin a todo.

“No tenía ganas de hacer nada. Sentía vergüenza, sentía mi cuerpo lleno de mugre que no podía sacar. Y lo peor de todo era el dolor que sentía, me dolía el alma. No estaba preparada para salir y que me señalen, que me reconozcan. Sentir los murmullos a mis espaldas. No podía aguantar eso. Mucho menos estaba preparada para salir de mi casa y correr el riesgo de encontrarme a la persona que tanto daño me hizo” explica Paula y agrega “Quería estar en mi casa que era mi lugar seguro”.

Todo eso cambio cuando sus amigas con ayuda de la familia de Paula se organizaron para hacer que Paula salga de la casa “En el 2018, dos años después de lo que me pasó, mis amigas hablaron con mi mamá para que me lleve a la casa de una de ellas. Supuestamente nos íbamos a juntar en la casa de una amiga y nada más”. Sin embargo, ese plan incluía una sorpresa para Paula.

Cuando entre a la casa de mi amiga las vi a todas con maquillaje verde y morado, estaban terminando unos carteles. No entendía que pasaba hasta que me dijeron que íbamos a ir a marchar al 8M”, recuerda Paula.

No quise, me desesperé y me largue a llorar. No quería ir a la calle, tenía miedo, me quería ir a mi casa con mi mamá y estar segura en mi pieza. A ellas no les importó nada y me llevaron hasta la marcha” comenta Paula y agrega que “Mis amigas me decían que me iban a cuidar, que no iba a estar sola, que tenía que ir a la marcha porque me iba a hacer bien”.

Una vez en la marcha Paula recuerda como las emociones empezaron a hervir en su interior para salir como «una explosión volcánica para prender fuego todo». 

No sé en que momento, tampoco se como lo podría explicar pero una vez que estuve en la marcha sentí la necesidad de gritar lo que me había pasado. Mis amigas estaban ahí, escuchando todo el dolor que ya conocían”, comenta Paula.

A medida que la marcha avanzaba y Paula se deshacía entre gritos y lagrimas, se le acercó una chica y le comentó todo lo que había pasado con la misma persona que había lastimado a Paula. «Esta chica se acercó y me dijo «Te escuché gritar su nombre. A mi también me hizo lo mismo

«Seguí marchando con esta chica que me iba contando todo lo que vivió con esta persona y me contaba que también habían otras chicas victimas de él. En ese momento me enteré que es una persona que tiene varios antecedentes de violencia y violación pero están todas archivadas o cajoneadas porque tiene cierta influencia, ciertos contactos que lo hacen intocable«, explica Paula.

«Saber que no soy la única que vivió algo así de terrible, saber que hay más chicas que han sufrido como yo, poder conocerlas y unirnos en un mismo reclamo de justicia te da fuerza», agrega Paula.

«Esa marcha del 8M me hizo un click en la cabeza, me hizo tener ganas de salir de mi casa y retomar mi vida, me hizo dar cuenta que no estoy sola, que hay un montón de chicas que como yo han vivido una situación espantosa. Y estamos acá resistiendo, luchando».

Durante esa marcha del 8M, Paula conoció a otras chicas que habían vivido su misma situación con el mismo agresor. «Saber que no soy la única fue un gran alivio, encontrarme con esas chicas, hablar sobre lo vivido y saber como lograron superar eso fue muy importante», explica Paula.

«Ese día sentí que entre abrazo y abrazo, de mis amigas, de estas chicas que no conocía, sentí que me iba armando. Antes del 8M yo estaba destrozada, después del 8M me sentí completa otra vez», comenta Paula.

«El 8M tiene esa fuerza que te lleva, te contiene y te hace sentir que no estas sola. Estas con un montón de mujeres que lloran con vos, porque te reconocen y entienden el dolor, saben que estás rota y te abrazan tan fuerte, pero tan fuerte que te vuelven a armar» explica Paula.

* Si sos víctima de violencia o conoces a alguien que la sufre no dudes en llamar a estos números de emergencia.

  • línea gratuita de asesoramiento, contención e información 144 o 911
  • podes contactarte de manera gratuita a la Línea Rosa 0800 666 6351;
  • acercarte a las oficinas de la Dirección de la Mujer ubicada en 25 de Mayo 451 (oeste), o bien comunicate al 4222713;
  • la Comisaría de la Mujer está ubicada Sabatini 298 este, esquina Tucumán, Barrio Edilco, Rawson, el teléfono directo para realizar las denuncias es el 4281589;
  • en el caso de que se encuentren menores pueden contactarse con la Línea 102.

* En este relato, Ahora San Juan modificó el nombre de la entrevistada para cuidar su identidad.

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