Xiomara Castro juró este jueves como la primera mujer gobernante de Honduras para el período 2022-2026, en una multitudinaria ceremonia realizada en el Estado Nacional de Tegucigalpa.
“Queridas hermanas y hermanos. Pueblo hondureño. La presidencia de la República nunca ha sido asumida por una mujer en Honduras. Han tenido que pasar 200 años desde que se proclamó nuestra Independencia. Estamos rompiendo cadenas y estamos rompiendo tradiciones. Este hecho histórico sólo pudo surgir de la opinión mayoritaria del pueblo. Gracias, pueblo hondureño, por este honor y confianza”, dijo en su discurso inaugural la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro.
Manifestó también que en su gobierno la “educación, salud, seguridad y empleo serán las anclas al progreso y desarrollo”. “Hay más de un millón de familias que viven en pobreza y consumen menos de 150 kilowatts por mes. A partir de este día, no pagarán más la factura del consumo de energía. La luz será gratis en sus hogares”, afirmó. “Los altos consumidores subsidiarán esa energía”.
De 62 años y esposa del derrocado expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), Castro puso fin a una supremacía de derecha con una coalición liderada por su partido, Libertad y Refundación (Libre)
A las 11:42 (hora local), Xiomara Castro inició su recorrido por el Estadio Nacional en compañía de su esposo, Manuel Zelaya y sus hijos. Fue recibida con aplausos, vitores y una gran ovación por parte del público, que cantó y gritó “¡Sí se pudo!”. Unos minutos más tarde arribó al estrado para dar por comenzada la ceremonia.
Luego de un desfile de las Fuerzas Amadas, el presidente de una de las juntas directivas del Congreso Nacional, Luis Redondo, reanudó la sesión del Congreso proceder a la juramentación. La nieta de la presidenta tomó en sus manos la Constitución a la vez que la jueza Karla Romero.
“Prometo ser fiel a la República cumplir y hacer cumplir sus leyes”, dijo Xiomara Castro al prestar su promesa de ley como la nueva presidenta de Honduras.
Posteriormente, Salvador Nasralla fue juramentado como designado presidencial. Minutos más tarde llegó al estrado la vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris. Doris Gutiérrez prestó su juramento de ley para tomar posesión de su cargo como designada presidencial. Y luego le tocó el turno a Renato Florentino.
Finalizadas las juramentaciones, Castro recibió la nueva banda presidencial de Honduras, como la primera mujer en liderar el país.
“Lo recibo en bancarrota”, dijo Castro al asumir. “El pueblo debe saber qué hicieron con el dinero y dónde están los 20 millones de dólares que sacaron en préstamo”.
“Mi gobierno no continuará con la vorágine de saqueo”, prometió. “Vamos a arrancar de raíz la corrupción de estos 12 años de dictadura”.
Al evento acudieron delegaciones internacionales, jefes de Estado, y los principales allegados del nuevo gobierno que entra en funciones hoy, un día histórico ya que es la primera mujer en encabezar el país en su historia.
Desde la madrugada se armaron grandes filas en el Estado Nacional, donde unas 29.000 personas participaron de la ceremonia de juramentación. Llegaron con banderas de Honduras y de color rojo, del partido Libre. Antes de ello, se celebró una misa en la Ermita de Suyapa. Mientras tanto, cantantes se presentaban en el estadio donde el público esperaba a la hora de inicio, fijada para el mediodía (hora local, 18 GMT)Misa de agradecimiento antes de la ceremonia de toma de mando
“Doce años de lucha y 12 años de resistencia. Hoy inicia el gobierno de pueblo. Buenos días Honduras”, escribió Castro al inicio de la jornada en Twitter.
La nueva presidenta de Honduras, quien como primera dama durante los tres años y cinco meses que su esposo fue presidente tuvo un bajo perfil, políticamente se abrió paso luego del golpe de Estado a Zelaya el 28 de junio de 2009, cuando promovía reformas constitucionales que la ley no le permitía, aunque eso no justificaba su derrocamiento.
Tras el golpe, Castro salió a las calles con miles de sus compatriotas a protestar y exigir el retorno al orden constitucional, soportando incluso el rechazo e insultos de algunos sectores que estuvieron de acuerdo con el golpe de Estado, entre ellos muchos empresarios y políticos de la oposición.
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