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Sociedad Sucesos

Varios médicos recomiendan sacarse un órgano antes de ir a la Antártida. ¿Cuál y por qué?

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Ir a la Antartida requiere más preparativos de lo que cualquier ciudadano a pie puede imaginar. La sugerencia de pasar por el quirófano con anticipación es una de esas curiosidades.

Durante una expedición en la Antartida, en tiempos de la Guerra Fría, un ruso enfermó gravemente. Tenía la necesidad de ser operado con urgencia, debido a la gravedad de la situación, pero el único cirujano en la base soviética en el continente blanco era él, así que tuvo que tomar una drástica decisión.

Era el 29 de abril de 1961. Los dolores abdominales iban en aumento. Leonid Rógozov comenzó a sentirse cada vez más cansado, débil y con náuseas. Al médico de 27 años le fue fácil auto diagnosticarse. Es que luego de descartar causas vinculadas a cuestiones de comida u otras enfermedades, sabía que tenía un estado de apendicitis muy avanzado, y que debía tomar medidas con extrema urgencia.

«Siendo cirujano, no tenía dificultad en diagnosticar una apendicitis aguda«, afirma a la BBC su hijo Vladislav. Y agrega, sobre la dificultad del lugar: «Era una condición médica que había tenido que operar muchas veces, y en el mundo civilizado es una operación de rutina. Por desgracia en ese momento él no se encontraba en el mundo civilizado. En cambio, estaba en medio de un desierto polar«.

Leonid Rógozov, el médico cirujano que tuvo que operarse a sí mismo del apéndice en 1961.Leonid Rógozov, el médico cirujano que tuvo que operarse a sí mismo del apéndice en 1961.

Dolores, cansancio y náuseas 

Rógozov formaba parte de un equipo de 12 personas, en la sexta expedición antártica de los soviéticos. La misión consistía en construir una base en el Oasis Schirmacher, Antártida Oriental. La estación Novolazarevskaya fue construida con éxito a mediados de febrero de 1961 y una vez concluida la misión el grupo se quedó hasta que pasara el invierno. Llegar hasta allí les había tomado 36 días por mar.

El barco no iba a regresar hasta que terminara la estación más fría, con provisiones y personal. Por otro lado, volar era imposible ya que el clima hostil de nieve y ventiscas no permitía el arribo de la aviación soviética.

De este modo, recibir ayuda del exterior era imposible. Vladislav, asegura que su padre «se enfrentó a una situación muy difícil de vida o muerte», ya que su apéndice estaba por reventar.

Mientras consideraba sus opciones los síntomas empeoraban. La situación era límite y el tiempo apremiaba. «No podía esperar ayuda alguna, tenía que abrir su propio abdomen para sacar sus intestinos», añade su hijo Vladislav. Y reflexiona sobre la situación: «Él no sabía si eso era humanamente posible». El peso de la Guerra Fría entre el Este y el Oeste también le daba un peso extra a la situación.Rógozov fue el primer hombre el operarse a sí mismo, realizando una de las proezas médicas del siglo XX.Rógozov fue el primer hombre el operarse a sí mismo, realizando una de las proezas médicas del siglo XX.

Operarse a sí mismo

Los altos mandos debían conseguir la bendición desde Moscú para seguir adelante. Ya que, si todo salía mal la publicidad negativa sobre la Unión Soviética sería catastrófica. «Si mi padre fracasaba y moría, sería un gran asunto de publicidad negativa para el programa antártico soviético», expone Vladislav. Pero no hacer nada también era peligroso, en cualquier momento su apéndice podía explotar.

Rógozov estaba entre la espada y la pared. Era el único cirujano en la base -y en los 1.600 kilómetros a la redonda- y nadie podía operarlo recibiendo indicaciones ya que no había tripulantes con conocimientos médicos. Pues, no tenía más opción, había que accionar. Y antes de no hacer nada, decidió realizarse una autoapendicectomía. Armaron un quirófano improvisado de emergencia, y a la acción.

«No pude dormir en toda la noche. ¡Me duele como el demonio! Una tormenta de nieve azota mi alma, gimiendo como 100 chacales», escribió Leonid antes de la operación en su diario. «Todavía no hay síntomas evidentes de perforación pero una sensación opresiva de presagio pende sobre mí… eso es todo. Tengo que pensar en la única salida posible, operarme a mí mismo. Es casi imposible pero no puedo simplemente cruzarme de brazos y darme por vencido».Al volver a su país se convirtió en un héroe nacional.Al volver a su país se convirtió en un héroe nacional.

Quirófano improvisado y complicaciones

Rógozov dejó los nervios de lado y comenzó a idear un detallado plan en el quirófano improvisado. Designó e instruyó a tres ayudantes y puso un espejo al frente que le permitiera operarse. También dejó instrucciones concretas sobre qué hacer si perdía la conciencia, es decir, cómo practicarle respiración artificial o darle una inyección de adrenalina.

El 1° de mayo de 1961 por la noche comenzó la hazaña médica.  Después de aplicarse anestesia local agarró los elementos y comenzó la acción frente a la atónita mirada de sus compañeros. “¡Mis pobres asistentes! En el último minuto los miré. Estaban ahí vestidos con las batas blancas quirúrgicas, pero más blancos que ellas», comentó en su diario. 

Él también tenía miedo, pero cuando se dio la primera inyección todo cambió y siguió con la misión. Sin embargo, las luces y el espejo invertido le jugaron una mala pasada. Se dañó el intestino y tuvo que coserlo de inmediato. Tardó algo más de una hora en encontrar el apéndice y poder cortarlo. Por el color que tenía la base, y su hinchazón, el médico supo que hubiese explotado al poco tiempo.

La temperatura más baja registrada en la Antártida fue de 89 grados bajo cero (1983).La temperatura más baja registrada en la Antártida fue de 89 grados bajo cero (1983).

Un héroe nacional

Luego de coser su abdomen y tomar antibióticos y pastillas para dormir se echó a descansar. La recuperación costó dos semanas. Al poco tiempo estaba haciendo sus tareas nuevamente. Pero el hastío en la base fue enorme. El médico había pasado dos años allí y estaba cansado, sentía que había perdido el tiempo y quería volver a trabajar a su consultorio. 

Un poco después de la fecha prevista para retornar a su hogar, en abril de 1962, el equipo fue transportado en avión hacia Rusia. Uno de los monomotores casi se cae al mar en el camino. Rógozov fue recibido como un héroe en la entoncesURSS, que difundió su historia de la mano del fuerte aparato propagandístico.

Además, 18 días antes de la hazaña, Gagarin se había convertido en el primer hombre en el espacio. Luego de las condecoraciones en su tierra, el médico siguió trabajando en el anonimato hasta que se jubiló. Falleció el 21 de septiembre de 2000 de cáncer de pulmón.

@Clarín

/Fuente de imagen: Archivo Google

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Investigan la atención médica que recibió el día anterior el joven que murió en el barrio La Estación

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La investigación se ampliará para determinar por qué en el Hospital Marcial Quiroga le dieron turno para psiquiatría para el día lunes.

Tras las declaraciones de la familia, ante los peritos judiciales que estaban en el lugar, la investigación por la muerte de un joven de 25 años en el barrio La Estación ahora también apunta a la atención que recibió en el Hospital Marcial Quiroga.

La familia, fuentes judiciales y policiales confirmaron a este medio 0264 que el muchacho, quien tenía antecedentes de adicción y un cuadro depresivo con algunos brotes referido por sus allegados, había concurrido al centro de salud el día previo a su fallecimiento. Allí le otorgaron un turno para psiquiatría recién para este lunes, pese a que la situación era delicada.

El hecho generó preocupación en el entorno del joven, que señaló que la madrugada previa sufrió un brote y que, pese a intentar contenerlo, no pudieron evitar que se autolesionara. 

Desde el Ministerio de Salud Pública indicaron que en todos los hospitales de la provincia existen guardias de psiquiatría y que durante la semana se brinda atención en los centros de salud.

La UFI Delitos Especiales N°2, a cargo del fiscal Francisco Nicolía, continúa con la recolección de testimonios y la revisión de los protocolos aplicados en este caso.

/0264

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Ebrio y sin carnet ni seguro, destruyó 4 vehículos estacionados

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Pasó alrededor de las 04:35 de este domingo 10 de agosto en la Avenida Ignacio de la Roza, a pocos metros de Alem.

Fernando Suesa, de 37 años, conducía por Ignacio de la Roza de oeste a este y, apenas pasó la rotonda que está en la intersección de Alem, desvió bruscamente su trayectoria. En ese momento se cruzó de carril, impactando a 3 vehículos que estaban estacionados en la vereda norte, ocasionando que uno de ellos se incrustara en un cuarto rodado que estaba en el lugar.

El siniestro vial se dio sobre las 04:35 de este domingo 10 de agosto. En ese instante los vecinos que residen en los departamentos que están en esa zona se despertaron por el estruendo que generó el múltiple choque. Cuando se asomaron por las ventanas, se llevaron la peor sorpresa.

Suesa, que conducía un Chevrolet Corsa, se estrelló contra un Toyota Corolla, un Renault Kwid y una Ford EcoSport que ocupaban boxes de estacionamiento sobre Ignacio de la Roza. Además, producto del fuerte golpe, la camioneta mencionada dio contra un Ford Ka. El impacto fue de tal magnitud que el Corolla y el Kwid terminaron sobre la vereda.

Los propietarios de los rodados bajaron rápidamente y algunos lloraron de la impotencia al ver el estado en el que quedaron. Lo peor fue cuando los efectivos policiales les informaron que Suesa no tiene carnet ni seguro. Sumado a esto, desde la Policía de San Juan aseguraron que Suesa iba ebrio y que, a juzgar por sus palabras, venía de un boliche céntrico.

El conductor, que no tenía heridas a la vista, viajaba en compañía de su novia. Testigos afirmaron que la chica terminó con la boca partida, pero los uniformados no pudieron entrevistarla porque se fue rápidamente del lugar.

/C13

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Las insólitas hipótesis de Cristian Graf

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Le había dicho a los albañiles que quizá los huesos pertenecieron a una tumba de un convento, o llegaron en un camión con tierra contratado por su familia.

Mientras la Fiscalía en lo Criminal y Correccional 12 a cargo de Martín López Perrando intenta avanzar en la investigación sobre la muerte del joven Diego Fernández Lima en el barrio porteño de Coghlan en 1984, otras novedades se van filtrando a medida que pasan los días desde que se supo la identidad de los huesos encontrados el 20 de mayo pasado cuando unos albañiles removían tierra en una obra sobre Avenida Congreso al 3748. Así se desprende de las declaraciones que hizo uno de los obreros involucrados en las tareas de construcción del terreno lindero al chalet en el que aparecieron los restos óseos. 

Según este operario, el día en el que fueron hallados los huesos tras un trabajo en la medianera compartida –era una simple ligustrina– se hizo presente uno de los propietarios de la casa contigua, en apariencia movilizado por la rápida repercusión periodística que el hecho estaba alcanzando en los medios de comunicación. Era Cristian Graf, señalado ahora como el principal sospechoso del caso por tratarse de un compañero de Diego Fernández Lima en la entonces Escuela Nacional Técnica 36 de Villa Ortúzar.

Graf era conocido por los obreros y capataces, ya que anteriormente éstos habían tocado un caño maestro y dejaron sin agua a la manzana, lo cual afectó a este chalet vecino. El mismo era habitado por una mujer de edad avanzada que vivía sola, pero bajo el cuidado de su hijo varón –Cristian Graf– que es el mismo que acudió exigiendo la resolución del problema del agua y quien reapareció el 20 de mayo por la noticia del hallazgo de huesos en el área compartida entre las dos casas.

A pesar de que la zona ya estaba cercada, Graf pudo acercarse a la misma y conversar con algunos de los albañiles que estaban alrededor del área donde fueron vistos los huesos, en espera de las órdenes del jefe de la obra y especialmente de las autoridades policiales que intervinieron en el transcurso de aquel día. Según uno de estos trabajadores, y quizás por haberlos conocido previamente, Cristian Graf se desenvolvió con soltura ante ellos, lo que habilitó incluso a que postulara algunas hipótesis respecto a algo muy poco común: la aparición de una osamenta humana en el patio de una casa, algo expresamente prohibido de acuerdo a una ley que condena la inhumación de restos óseos en viviendas particulares.

De acuerdo lo que le escucharon aquella tarde, Graf habló en principio de un convento que allí funcionaba, lo que en efecto es cierto pero solo a medias: en el siglo XIX estuvo en ese mismo predio una capilla llamada Santa María de los Ángeles. En rigor a la verdad, hasta la aparición de los cementerios, se solía enterrar a los difuntos en patios y jardines de las iglesias, algo en este caso imposible, ya que los estudios del Equipo Argentino de Antropología Forense confirmaron que los huesos fueron sepultados cien años más tarde del siglo XIX.

En segundo orden Graf habló de un camión de tierra que en su momento él y su familia habían contratado para que fuera descargado en ese parque donde ahora se encontraron los restos que pertenecían a Diego Fernández Lima, desaparecido desde el 26 de julio de 1984, cuando tenía 16 años. El argumento era que los huesos quizás estaban en esa camionada y así aparecieron donde fueron encontrados por los albañiles: sesenta centímetros debajo del suelo. El tema es que junto a los restos también aparecieron objetos varios como la suela de un zapato, una corbata, llaves y hasta un reloj.

Se aguarda la citación en sede judicial de Cristian Graf por parte del fiscal López Perrando para que cuente si es cierto que dijo estas teorías que ahora se le atribuyen, o en tal caso que explique cómo es que apareció enterrado en el jardín de su casa familiar alguien que fue su propio compañero de colegio.

/P12

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