La moscas «pasan gran parte de su tiempo buscando calorías dulces y nutritivas y evitando los alimentos amargos y potencialmente tóxicos», afirma el grupo de investigadores de la Universidad de Yale. A partir de esto realizaron paralelismo entre la selección de alimentos entre humanos y moscas.
La actividad neuronal tanto en humanos y en moscas está regulada por la misma red neuropeptidérgica y dopaminérgica. La dopamina en humanos ayuda a regular las sensaciones de recompensa, por lo que los cambios en esta red pueden alterar la forma en que el cerebro responde a diferentes tipos de alimentos.
«El estudio proporciona una plantilla para comprender cómo es que cosas como el hambre y los estados emocionales internos influyen en nuestro comportamiento», sostuvo Michael Nitabach, profesor de fisiología celular y molecular, genética y neurociencia de la Facultad de Medicina de Yale y uno de los autores del estudio.
Para el estudio utilizaron a la especie de mosca conocida como mosca de los frutos. El estudio completo se encuentra disponible en Nature Communications.