El Gobierno de Sudáfrica anunció planes para desplegar a otros 25.000 militares para hacer frente a las protestas y disturbios de los últimos días tras el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato.
El balance de fallecimientos relacionados con los disturbios y saqueos masivos ocurridos en Sudáfrica en los últimos días asciende ya a 212 y los arrestos a más de 2.000, según confirmó este jueves el Gobierno sudafricano.
Aunque en esta jornada la situación es “volátil” en algunas áreas, la ministra sudafricana en funciones de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, aseguró en una rueda de prensa que la situación está “más calmada” y que se está logrando restaurar el orden.
La ministra también señaló que hay doce personas investigadas como presuntos “instigadores” iniciales de esta oleada de violencia -que el Ejecutivo sudafricano ha definido como un “sabotaje económico” al país- y que uno de ellos está ya en custodia policial.
La ministra de Defensa ha resaltado que el despliegue inicial de 2.500 soldados ha sido considerado insuficiente por el presidente, Cyril Ramaphosa, quien ha pedido que se preparen planes para un refuerzo del mismo.
Así, ha develado que hay propuestas para el despliegue incluso de 70.000 militares, si bien ha recalcado que se evaluará de forma diaria y ha agregado que sobre la mesa está el envío de 25.000 soldados para hacer frente a los incidentes, según ha informado el diario sudafricano ‘News 24’.
Por su parte, el ministro de Policía, Bheki Cele ha resaltado que los saqueos de los últimos días son una “cortina de humo” para aquellas personas que preparan “ataques contra el Estado”.
La Unión Africana (UA) condenó el martes “el aumento de la violencia” en Sudáfrica y pidió “restaurar urgentemente el orden, la paz y la estabilidad” en el país africano, al tiempo que que la incapacidad de restaurar el orden “podría tener graves impactos no sólo en el país, sino en la región.
Las protestas.
Las protestas estallaron después de que Zuma ingresara en prisión después de que el Tribunal Constitucional le condenara a 15 meses de cárcel por negarse a testificar ante un panel de jueces que está investigando los presuntos casos de corrupción en los que estuvo implicado durante sus nueve años de mandato al frente del país.
Zuma se convirtió así en el primer presidente elegido democráticamente en Sudáfrica que es condenado a prisión desde que el Congreso Nacional Africano (ANC) -partido que encabezó entre 2007 y 2017, cuando fue apartado en un consejo interno por su vicepresidente, Ramaphosa- se hizo con el poder en 1994.
La caída de Zuma tuvo lugar en medio de la indignación popular por el peso de la familia Gupta, de origen indio, en la economía y la política del país africano, acusaciones que fueron recogidas en un informe de la ex Defensora Pública sudafricana -figura equivalente al Defensor del Pueblo- Thuli Madonsela titulado ‘La captura del Estado’.
Datos.
Es el estallido de violencia más grave ocurrido en el país austral desde la conquista de la democracia en 1994. Cinco claves de contexto ayudan a entender la crisis desatada el pasado 9 de julio, publica la agencia EFE.
1 – El encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma: La entrada en prisión del penúltimo jefe de Estado sudafricano fue el detonante de las primeras protestas, que luego degenerarían en oleada masiva de criminalidad. Zuma, de 79 años, fue condenado a finales de junio por desacato judicial, por haberse negado repetidamente a declarar por corrupción. Aunque se entregó pacíficamente “in extremis” en la noche del 9 de julio, antes había estado insistiendo en que es víctima de una persecución político-judicial y en que la pena de prisión será para él una “sentencia de muerte” por su edad y su salud.
2 – Graves problemas socio-económicos preexistentes: Transcurridos más de 27 años desde el fin oficial del sistema de segregación racista del “apartheid”, Sudáfrica lidia aún con las heridas heredadas de aquella época, que afectan de manera mucho más profunda a la población negra. Según datos del Banco Mundial, la nación austral se mantiene como el país más desigual del mundo, el desempleo permanece enquistado en torno al 30 % desde hace años (con cifras aún peores para los jóvenes) y más de la mitad de la población vive en la pobreza.
3 – El malestar por la pandemia de la covid-19: El coronavirus se cebó de manera especialmente agresiva con Sudáfrica. No solo es el país con más casos y muertos de África, sino que durante mediados de 2020 estuvo además entre las 5 naciones del mundo más golpeadas por la covid.
4 – Sudáfrica es un país con graves problemas de criminalidad general: Entre 2019 y 2020, la nación austral venía registrando una media de 58 asesinatos al día y las cifras de crímenes violentos mantienen una tendencia creciente desde hace una década. Además de ese factor, la transformación de protestas y estallidos de violencia puntuales en oleadas de saqueos es un fenómeno relativamente frecuente, si bien en menor magnitud que en los pasados días. El último gran precedente fueron los disturbios xenófobos que se vivieron en septiembre 2019 y que dejaron al menos 12 muertos.
5 – Posibles fallos de inteligencia: El Gobierno insiste en que ha sido un “sabotaje económico” y apunta a que la violencia fue orquestada e instigada para desestabilizar el país. En ese sentido, los medios locales colocan en el centro de las investigaciones a familiares, exespías y veteranos militarizados afines a Zuma y cuestionan hasta qué punto la influencia del expresidente en la inteligencia sudafricana pudo impactar en la ineficiente respuesta de las sobrepasadas fuerzas de seguridad.
La violencia iniciada hace al menos una semana en la República Sudáfrica provocó al menos 212 muertos, según anunció el Gobierno, que en paralelo prepara un despliegue masivo de tropas para contener el estallido social que amenaza con provocar escasez de alimentos y productos esenciales.
La situación en Johannesburgo, capital económica de Sudáfrica, se encontraba en «relativa calma«, mientras que la provincia de KwaZulu-Natal, en el este del país y epicentro de la violencia, «sigue volátil«, confirmó el ministro en funciones de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni.
Además, Ntshavheni detallló que el balance de personas fallecidas desde el inicio de las protestas se elevó a al menos 121 personas. Además, otras 2.203 fueron detenidas en estos días.
Los primeros hechos de violencia esporádicos ocurrieron luego de que Zuma comenzó a cumplir una condena de 15 meses de prisión por haber desacatado una orden de la Justicia para testificar en el marco de una investigación por corrupción mientras fue presidente, en el período 2009 – 2018.
Rápidamente, las manifestaciones se tornaron violentas, alimentándose también de la frustración social por la crisis económica intensificada por la pandemia del coronavirus.
Los ministros de Defensa, Seguridad y el titular de la Policía, así como los principales generales del Ejército, fueron enviados a la provincia zulú para tratar de controlar la situación, especialmente en sus grandes ciudades como Durban o la capital Pietermaritzburg.
En este sentido, el Gobierno aseguró ayer que movilizaría 25.000 efectivos del Ejército, diez veces el número inicialmente desplegado.
Además, el presidente del país, Cyril Ramaphosa, confirmó que los disturbios y saqueos en Sudáfrica fueron provocados y planificados.
«Fueron provocados, hay personas que los planearon y coordinaron. Las procesaremos, hemos identificado un buen número de ellas, no permitiremos la anarquía y el caos» en el país, agregó Ramaphosa.
La policía sudafricana investiga a un total de 12 sospechosos de estar detrás del estallido de violencia de los últimos días. Ayer, el Gobierno anunció que una de esas personas ya había sido detenida y que se había reforzado la vigilancia de las otras 11.