domingo, octubre 19, 2025
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Se cumplen 45 años del secuestro de Clara Anahí, nieta de «Chicha» Mariani.

Este miércoles se cumplen 45 años del secuestro de Clara Anahínieta de María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. Este sábado se realizará un acto en La Plata para recordar el ataque sobre la casa de la calle 30, donde vivían Clara Anahí, sus padres y compañeros de militancia de ellos.

La Asociación Anahí, fundada por “Chicha” y presidida actualmente por Elsa Pavón, convocó para el próximo sábado 27 a las 18 horas a un acto frente a la casa Mariani Teruggi, ubicada en calle 30 al 1134, La Plata, que funciona como sitio de memoria, para conmemorar los 45 años del ataque de las fuerzas conjuntas de la dictadura sobre la vivienda.

Durante el asalto militar, perpetrado alrededor de las 13:15 del 24 de noviembre de 1976, fueron asesinados Diana Teruggi, mamá de Clara Anahí, y cuatro compañeros de militancia de Montoneros que se encontraban en la casa: Roberto César Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Oscar Bossio. Daniel Mariani, hijo de “Chicha”, fue asesinado el 1 de agosto de 1977.

El frente de la casa, que aún conserva el testimonio del horror, recibió una gran balacera, con disparos de tanqueta que produjeron un enorme boquete en el frente y en una pared interior. Y con el corolario del lanzamiento desde un helicóptero de una bomba de fósforo que incendió los cuerpos que se encontraban ya sin vida en el interior de la casa.

Ese miércoles del ataque la vida de “Chicha” cambió para siempre, una profesora del Liceo Víctor Mercante que se abocó a la búsqueda de su nieta. A través de diversos testimonios, “Chicha” pudo confirmar que la bebita fue la única sobreviviente del descomunal operativo llevado adelante por las fuerzas represivas. Clara Anahí había nacido el 12 de agosto de 1976 y tenía poco más de tres meses al momento del secuestro.

A continuación parte del propio relato de Chicha sobre aquel 24 de noviembre y lo que siguió. El texto completo integra el capítulo 1 del libro Botín de guerra, escrito en 1997 por Julio Nosiglia en producción conjunta con la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

“Los miércoles eran los días que traían a mi nietita a casa. Era ese día en el cual yo no trabajaba en el colegio por la tarde. Mi nuera -adorada por nosotros como hija- la traía enseguida de almorzar y yo la bañaba, la cuidaba, conversábamos… Tenía tres meses. Ese miércoles, como siempre, las estaba esperando. La noche anterior me había telefoneado Diana (…) para decirme que me iba a traer a la nena al día siguiente. Le pregunté si iban a venir las dos y me respondió que no, que mi hijo tenía que ir a Buenos Aires y que ella me traería a la nena como siempre, en su Citroneta (…)

Al otro día, cumplí mis tareas en el colegio y me vine rápidamente para tener todo listo, sobre todo el baño para la nena, porque pensaba que me la traerían, más o menos, a las dos de la tarde. Preparé todo y me puse a tejer una batita color rosa… Y en eso, oí una bomba. Era la una y media y yo estaba esperando que de un momento a otro llegara Diana. Sentí esa bomba y enseguida otra y otra y otra. Estaba una señora que limpiaba la casa -más amiga que empleada- una señora de edad y corrí a decir: -Doña María, escuche, ¿qué es esto?… Escuche, ¿qué es? Y empezamos a oír sirenas. Pasaban autos. Estábamos a quince cuadras, un poco más quizás. Por supuesto que no se me ocurría que pudieran ser ellos, de ninguna manera, pero… sentía una desesperación… De repente, no pude seguir tejiendo. Dejé todo suspendido (…)

Me fui a la casa de una amiga, que vivía muy cerca, una amiga de la infancia. Estuve un rato allí, pero seguía muy inquieta: pasaban helicópteros, toda la gente estaba en la calle, era un bombardeo continuo, no paraba. Y yo sentía… bueno, se ve que mi corazón captaba lo que estaba pasando. Eran cañonazos, era la muerte. Yo, mientras tanto, iba y venía y volvía a mi casa, corriendo. Y me encontré al pasar con una señora que era inspectora de colegios y vivía a media cuadra y era la hermana de Massera. Estaba con todos sus nietos afuera: -¿Y tu nieta?, me preguntó. Y yo le contesté: -La estoy esperando, pero no sé si con esto me la van a traer. Me respondió: -Mirá cuántos tengo yo… Y me mostraba los nietos. Así llegaron las cuatro de la tarde y seguía el bombardeo y yo… yo… yo lloraba.

En 1977, “Chicha” fue una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y en 1996 creó la Asociación Anahí, desde donde continuó con la búsqueda de su nieta hasta su muerte en agosto de 2018.

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