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Sociedad Relatos de Vida

“Quiero el mañana necesito el mañana”, tiene como lema la sanjuanina Daniela Massud.

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Ahora San Juan entrevistó a una mujer que hace honor al 8M, habiendo superado sus límites personales, desafiando sus miedos para alcanzar cada meta y proyecto enfocada en el futuro. Ella es Daniela Massud Picón, nació en Capital y hoy vive en Córdoba, su valor principal es la lealtad y la entrega incondicional, principalmente hacia sus amigos y familia. “Lo que más extraño de San Juan son las amistades con las que mantengo el contacto pese a la distancia”, afirmó. Y luego agregó: “Ese aroma de los arboles, el cielo estrellado. La comida casera, las famosas semitas. Se me hace agua la boca de pensar en ellas”. Más allá de la frase elegida como lema, ella aprovecha al máximo su presente y vive cada día como si fuese el último. Cursos, salidas con amigos, bares, teatros, trekking, herrería, maratones, grafología, animales, educación canina, naturaleza, taller de árabe, pintura, Seguridad Comunitaria. Están en su listado de vida que aún no acaba.

Cada 8 de marzo se conmemora el día internacional de la mujer (“trabajadora”, como antiguamente se especificaba, debido a la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre), hoy aún con todos los avances llevados a cabo, se mantiene el objetivo de la reivindicación de los derechos de las mujeres en varios ámbitos. Es por esto que dejamos la historia de una mujer fuerte y comprometida en su camino a la felicidad. Acostumbrada a levantarse temprano, ducharse, tomar su cafecito sagrado de las mañanas escuchando la radio, para luego salir rápido a trabajar. Esta sanjuanina, que vivió en Buenos Aires y ahora en Córdoba, con descendencia siria por su lado paterno; no desperdicia su tiempo en nada que la aleje de cosas que le transmitan sosiego y bienestar. “Al volver a casa, tomo un baño, me relajo, veo tele, escucho música y ceno tranquila en compañía de mi gatita negrita“, relató. Aunque esto es sólo una partecita de su vida.

Nuestra provincia guarda relatos de vida que no siempre son contados, en este caso Ahora San Juan conversó con Daniela, quien una vez fue una niña cargada de ilusiones que hasta hoy que es adulta lleva en su corazón. Dulce, soñadora, aplicada y sincera. Una tarea que me apasiona en la actualidad es escuchar y ayudar a la gente, me hace sentir bien y me ayuda en lo personal, me fortalece“, reveló. En su pasado imaginaba llegar a ser reconocida en el mundo de la danza y bailar en el Teatro Colón, esta disciplina marcó su infancia y adolescencia. “Con poco hacíamos mucho, tuve una infancia hermosa donde podía ser yo en mi máxima expresión, descubriendo mis sentimientos a través de la danza y creando un mundo de ensueño“, detalló. En sus rutinas, aclaró: “Me gusta dedicar un tiempo para mí, hacer terapia, salir a caminar, escuchar el ruido del agua“.

Con su gatita

Además, contó que el mate y el café son sus aperitivos preferidos y muchas veces la mejor opción para los días nublados o de lluvia que son los que más le gustan. Nostálgica con sus épocas de bailarina clásica, comentó que recuerda cuando llegaban los festivales y trabajaban todo el año para organizarlos. “Te llenaba el alma el reconocimiento al esfuerzo, era muy emocionante”, resaltó. En ese entonces, según advirtió, bajaba unas escaleras para llegar al estudio, rodeado de espejos, donde la esperaba la directora y profesora que marcaba el ritmo con su bastón. “Esa exigencia llevaba a que nos esforzáramos más y pudiéramos brillar”, exclamó. En la actualidad, hace actividades muy diferentes, y ese anhelo quedó en una aspiración que le hubiese encantado podido completar y no consiguió hacerlo, aunque representa un bonito recuerdo. “Quería interpretar el Lago de los Cisnes. Recreaba en mi mente esos escenarios, las luces, los telones, los aplausos“, apuntó.

Proyecto de vida más importante para Daniela: ser mamá. Nuestra protagonista señaló que éste fue el que más recelo le generó y que siente que ya lo completó al ver a su hija Sofía recibida de algo que le apasiona, enfocada en sus metas. “La responsabilidad de traer una vida al mundo, saber si la voy a poder guiar y encaminar, eso significó un desafío muy grande”, manifestó.

Su versión perrera, que si bien siempre llevó consigo, salió a relucir sus aptitudes en los últimos años. Gracias a mi ahijada que me llevó a incursionar en el mundo canino, es que logré conectar con ellos. Algo que siempre quise, hacer un equipo con ellos y ver resultados. Entendernos a través de la mirada, es muy interesante y hoy es mi pasión“. En este sentido, destacó que quisiera a futuro trabajar con búsqueda y rescate de perros: “necesito organizarme para conseguirlo, pero me gustaría integrar una organización de rescatistas, algo por el estilo. Aunque no se si lo consiga por mi edad”. Daniela parece olvidar que si se lo propone ella es capaz de lograr eso y mucho más.

Corazón aventurero. Es el que atesora nuestra entrevistada y que deja al descubierto al enumerar todas las cosas que ansía hacer de ahora en adelante: “Viajar, conocer otras culturas, relacionarme con otras personas, disfrutar de un amanecer, de la playa, la montaña, el mar, donde sea, pero disfrutar de cosas simples”.

Agenda de guerrera: Entró a las fuerzas policiales de la provincia de Córdoba habiendo sobrepasado los límites de edad establecidos (lo cual no fue un impedimiento en su rendimiento). “Fue un desafío creer en mis capacidades. Hice cosas que pensé que no conseguiría, resolví situaciones en la calle con hechos de violencia por ejemplo“, indicó. Un dato a destacar acá, es que ella anteriormente tenía miedo a las armas de fuego. Esto le significó un reto para pasar, y así llegar a ser policía: “saber manejar un arma fue algo que no imaginé. Me creía débil, hasta que me di cuenta que tengo un gran potencial para explorar“.

Daniela, tiempo atrás no conocía sus fortalezas, pero explicó que a partir de lo vivido, entendió que dentro suyo había una mujer fuerte esperando salir. “Y provengo de familia de mujeres fuertes, lo cual me enorgullece y por lo que siempre estaré agradecida“, remarcó. Entre sus principales actividades además de su trabajo están: juntadas familiares y con amigos, salidas y paseos diurnos y nocturnos como ir a bares a tomar una cerveza con alguien querido, y a ver obras de teatro, hizo un curso de herrería para mujeres, le gusta el trekking, todo lo relacionado a los animales (tiene diversos cursos de entrenamientos caninos), preparó a la perrita de su hija en detección, a corrido maratones, hizo un taller de árabe en la Sociedad Musulmana, aprendió sobre artes y pintura (hizo unos cuadros maravillosos), a tocar la armónica, aprendió a conducir de adulta y aún trabaja con su confianza para hacerlo. Además, no dejó nunca de estudiar para ascender en su carrera de Técnica en Seguridad Comunitaria y estudió grafología aunque no alcanzó a terminarlo. Cuando ella se encontró sin trabajo, nada le impidió superar los obstáculos, salió a vender maicenitas e incursionó en trabajos de ventas en diversas áreas. Hoy está con ánimos de dar vuelta otra vez la página, y encarar nuevas aventuras.

Sus lugares favoritos son Buenos Aires, caminar por las calles de Palermo, Carlos Paz de Córdoba, y donde haya espacios verdes, con río o mar para conectar con la naturaleza: “Me energiza y carga las pilas”. Y añadió: “Me gusta visitar la tumba de mi viejo y rezarle, de San Juan un lugar hermoso es el dique de Ullum, además de ir a ver amigas”. Una de las cosas que comentó que haría si fuera a nuestras tierras, “es ir a tomar un cafecito en una confitería que había frente a la plaza 25 de mayo“. “En mi adolescencia nos juntábamos ahí“, detalló. Si bien Buenos Aires es la provincia que más marcó su historia. San Juan ocupa un lugar en su memoria y guarda recuerdos hermosos de allá también.

Sus comidas de cabecera son las empanadas y ñoquis de su mamá y sus pilares de vida son: su hija, madre y hermanos.

Momentos de quiebre. A esta mujer resiliente y paciente, que supo esperar a que las tormentas pasaran, le tocó atravesar todo junto. Se separó, quedó sin trabajó y su papá enfermó y falleció (con quien mantenía una relación compleja que pudo mejorar tiempo antes de que partiera). “Fue fuerte porque estaba atravesando el duelo de la separación, sin trabajo y a esto se sumó lo de mi viejo. Pero su adiós me hizo más fuerte, y tenía que ser fuerte, no tenía opción. Porque debía tomar decisiones rápidas para darle un futuro a mi hija. La manera por la que pude salir adelante fue por el apoyo de mi mamá y mi familia, más hacer terapia, pedir ayuda, poder entenderme, transitar y abrazar el dolor“, confesó.

Recuerdos que no voy a borrar…, como dice la canción. El amor de su abuela cuando la visitaba, vivencias de FASTA, la primaria. A lo que sumó: “En la juventud la aventura de irme a vivir a Buenos Aires. En la actualidad, generé un nuevo recuerdo que será haber hecho una carrera policial, de técnica en seguridad. Mirar para atrás y ver todo lo realizado, enamorada de mi hija que está encaminada hacia sus sueños. Hoy digo que mi mejor momento es ver los logros de mi hija”.

Entre las mujeres de su familia que ella siente que marcaron historia, está su bisabuela que escapó de Siria con el amor de su vida, con los peligros implicados en esos momentos. Y agregó: “Mi abuela paterna, que superó pruebas difíciles de su vida como la pérdida de su primera hija, mi vieja que fue superando varios golpes duros de la vida como quedar viuda jovencita, perder a su mamá, luchándola con sus dos hijos, uno chiquito y otra en camino. Agradezco toda la vida a mi generación de sangre por lo que soy”.

Su mamá Juana Antonia.

Para cerrar dio su visión respecto a los cambios positivos que alcanzó la mujer: “La libertad de decidir, elegir y poder hacer. Y así romper con toda una generación machista. Algo que de a poco se va logrando. Más allá de que tengo mis diferencias con muchas cosas de la ideología feminista en sí, creo en la igualdad. En mi caso, me siento en el límite entre las generaciones pasadas y la moderna. Para mí la mujer hace cosas que el hombre no lo entendería, y también pienso que hay cosas que las mujeres no podemos hacer por el mismo hecho de ser mujer“. Aunque aclaró: “Pienso que hay que tener marcada la diferencia, y a través de la femeneidad decir sí puedo hacerlo, sin pasarse de la raya por así decir“.

Una de sus frases es: “Quiero el mañana, necesito el mañana“, la sacó de una canción y la lleva como lema. Un consejo que deja para las mujeres sanjuaninas: “Que sean ellas mismas sin ver el afuera, que se preocupen por conocerse, pelear por sus sueños, y no bajar los brazos. Como decia mi viejo: ‘Tenes que lucharla nena’, y es así, después todo tiene sus frutos. Que hagan todo con pasión, permitiéndose equivocarse y siendo sinceras con ellas mismas, pase lo que pase que le den para adelante”.

/ Fotos cortesía de la entrevistada

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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