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Opinión

Postpandemia: “Nosotros nunca hemos dividido a las personas en primera y segunda clase”.

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NOTA DE OPINIÓN por Dimitri Feoktistov, Embajador de Rusia en Argentina.

Mientras la mayoría de los países se vio en “el final de la fila” para obtener los productos indispensables para la vida, Rusia fue uno de los primeros en ayudar a “nuestros amigos”, rescata el Embajador de ese país en Argentina.

El pasado 5 de mayo, el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Ghebreyesus, anunció el fin de la pandemia de coronavirus. Todos dimos un suspiro de alivio, ya que esta infección peligrosa había atormentado a la humanidad durante más de tres años y cobrado casi 7 millones de vidas.

Hoy en día, cuando la enfermedad ha retrocedido, se puede analizar el pasado reciente con la cabeza fría y sacar unas lecciones para el futuro.

En el momento en que estalló la epidemia y comenzó a extenderse por todo el mundo, algunos Estados se vieron más preparados para una situación de emergencia, mientras que otros fueron literalmente tomados por sorpresa

Entre estos últimos estaban los países de América Latina. Solo en Argentina, más de 10 millones personas, o sea casi un cuarto de la población, se contagió de coronavirus, y más de 130 mil fallecieron. Pese a las medidas oportunas tomadas por el gobierno, incluidas las restricciones de cuarentena introducidas inmediatamente, en la primera etapa de la pandemia, existía una necesidad urgente de nuevas herramientas antivirales.

Las compañías farmacéuticas occidentales empezaron activamente a firmar acuerdos con países en desarrollo para involucrar a la población local en ensayos clínicos de medicamentos prometedores, asegurando en cambio el acceso prioritario a sus productos.

En la región de América Latina y el Caribe, miles de personas participaron en investigaciones de las vacunas occidentales. Pero su certificación no fue seguida por suministros. Resultó que los Estados de los “mil millones de oro” abonaron los lotes de medicamentos con meses de antelación para realizar sus propias campañas de vacunación.

En fin, la aplastante mayoría de los países se vio en “el final de la fila” para obtener los productos indispensables para la vida. La gente perdía sus parientes, observaba las filas de ambulancias sin fin frente a los hospitales, se escondía en casa para evitar la infección, aprendiendo al mismo tiempo de las noticias sobre los éxitos de la vacunación en los países ricos del Occidente colectivo.

De hecho, la población del Sur Global fue utilizada como “conejillo de Indias” y luego abandonada a su suerte.

Quiero recordarles a todos quienes hoy en día están tratando de olvidar esto: en aquel tiempo dramático, existieron también los que extendieron la mano a los necesitados.

Al registrar el primer medicamento contra coronavirus, Sputnik V, Rusia hizo inmediatamente hincapié en la cooperación internacional, consciente de la imposibilidad fundamental de salvarse de la pandemia dentro de un solo Estado.

Ya en aquel tiempo quedó claro que la enfermedad solo podía ser superada con esfuerzo conjunto de todos. Además, a diferencia de los que no han abandonado sus aspiraciones coloniales, nosotros nunca hemos dividido a las personas en primera y segunda clase. Para nosotros todas las vidas tienen el mismo valor.

Poco después del inicio de la pandemia, el distribuidor del fármaco ruso, representado por el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), acordó con Argentina y varios otros países los suministros multimillonarios de la vacuna.

Recuerdo cómo recibí la llegada del primer lote del producto en el aeropuerto de Ezeiza, junto con las autoridades argentinas.

El avión de Aerolíneas Argentinas que aterrizó en Buenos Aires el 24 de diciembre de 2020, trajo las tan esperadas ampollas. Argentinos y argentinas en todo el país formaron largas filas para recibir el pincho que salva vidas. 

A partir de este momento, comenzó la historia de Sputnik V en Argentina, que resultó en salvar millones de vidas. Unos de los primeros para recibirla fueron las personas de edad avanzada, lo que liberó a muchos del temor infinito por sus padres ancianos. 

Se logró proteger a los médicos, expuestos diariamente al riesgo de contraer la infección. A lo largo de varios meses, el medicamento ruso representó la única herramienta antiviral utilizada en la República Argentina

De hecho, se convirtió en un escudo fiable que resguardó a los argentinos de la pandemia desatada. Los altos mandatarios del Estado también mostraron su confianza hacia el medicamento. 

Postpandemia de coronavirus

El Presidente Alberto Fernández y la Vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner se vacunaron públicamente, llamando a los ciudadanos a seguir su ejemplo. El Presidente luego elogió repetidamentela calidad de “Sputnik V”, enfatizando la importancia de su pronta certificación por parte de la OMS.  

En mis pensamientos, vuelvo a menudo al período en que comenzó la campaña de vacunación. Todos los días estuvieron entonces llenos con acontecimientos emocionantes. Recuerdo cómo visité una clínica en José C. Paz dónde los argentinos me recibieron literalmente con lágrimas en sus ojos.

Me acuerdo de mis charlas telefónicas interminables con la asesora del Presidente, Cecilia Nicolini, y funcionarios del Ministerio de Salud. En tiempo real, a veces incluso en altas horas de la noche debido a la diferencia horaria con Moscú, teníamos que resolver rápidamente dificultades que surgían en el curso de la carga de otro lote de vacunas. 

En aquel tiempo caliente de la lucha contra el coronavirus, la Embajada de Rusia en Buenos Aires logró ayudar no solo a los argentinos, sino también a nuestros colegas, diplomáticos rusos en los países vecinos de la región, a quienes también enviamos ampollas de Sputnik V recibidas de Moscú. Fuimos nosotros la primera representación diplomática de Rusia que vacunó a todos sus empleados.

El negocio farmacéutico argentino se interesó por el producto ruso avanzado, y en febrero de 2021, la empresa Richmond se adhirió al círculo de los socios del RDIF. En junio del mismo año, tuvo lugar un evento significativo, cuando durante la conferencia virtual en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo, los Presidentes Vladímir Putin y Alberto Fernández dieron inicio conjunto a la producción de Sputnik V en Argentina

Richmond produjo exitosamente unos millones de dosis del fármaco en base al componente activo ruso, que fueron usadas posteriormente en la campaña de vacunación para la población. 

No es sorprendente que el éxito de Sputnik V en Argentina desconcertaba a nuestros detractores. Los fabricantes estadounidenses y europeos, que solían imponer demandas inadecuadas a los países receptores, como la inmunidad judicial frente a cualquier reclamo respecto a la calidad de los productos suministrados o pedir el precio doble o hasta triple, se vieron sin trabajo en los Estados que optaron por la vacuna rusa.

Al perder su oportunidad, el Occidente recurrió a sus habituales maniobras sucias con el fin de desacreditar a Sputnik V e impedir que entrara en el mercado internacional. Se utilizaron campañas de medios de comunicación que cuestionaron la calidad del medicamento, intrigas encubiertas en la OMS para interferir con su certificación internacional, así como la prohibición de ingreso a los países occidentales para las personas que se vacunaron con la vacuna producida por rusos

En Argentina, se llegó al punto de que algunos representantes de la oposición acusaron al presidente de pretender “envenenar a la población” con el medicamento ruso. La respuesta a estos detractores maliciosos fueron los numerosos estudios científicos llevados a cabo en muchos países del mundo, incluida Argentina, que mostraron efectivamente el alto nivel de calidad y seguridad de “Sputnik V”

Ahora cuando la pandemia se quedó atrás, y los medios de comunicación mundiales, controlados por un escaso grupo de Estados, están tratando de denigrar a Rusia en relación con la operación militar especial en Ucrania, es fácil para algunos borrar de la memoria las lecciones del pasado reciente. Incluso olvidar la diferencia entre los amigos verdaderos y los que solo se presenten como tales. 

Sin embargo, estoy convencido de que la gente guardará en sus corazones por mucho tiempo los recuerdos sobre la ayuda de Rusia en el momento difícil. Lo confirman las numerosas cartas cálidas que siguen llegando a nuestra Embajada. Los argentinos agradecen por “Sputnik V”, por salvar la vida de familiares y personas cercanas. Entonces, todo se hizo correctamente y no en vano.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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