miércoles, octubre 29, 2025
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Paracadismo de precisión: una experiencia inédita, a 4 mil pies sobre Punta Negra

Los mejores paracaidistas de Argentina y Chile coparon el dique sanjuanino para darle vida a una disciplina extrema. Desde un avión del Aeroclub de Pocita, en caída libre con la misión de caer en el punto exacto de una diana de salvavidas.

A 4 mil metros de altura, mientras el viento golpeaba la cara, el único objetivo era aterrizar con la mayor precisión… pero en el medio de un enorme lago. Esto es lo que se vivió este fin de semana en Punta negra, donde el aire se llenó de adrenalina y destreza para darle vida a una competencia que, hasta hace poco, solo existía en el sur chileno. La Copa Internacional de Precisión sobre el Agua “Roberto Mugnani” se desarrolló este fin de semana por primera vez en la provincia con los mejores paracaidistas de Argentina Chile, quienes no solo se lanzaron a la aventura, sino que se desafiaron a sí mismos al aterrizar en el centro de una diana flotante en el agua. Y mientras los sanjuaninos disfrutaban de los últimos calores otoñales, sobre el dique se vivió una experiencia única y desafiante.

Desde el pasado viernes, Punta Negra fue testigo de un espectáculo aéreo único. En su playa principal, los mayores exponentes del paracaidismo se enfrentaron en una competencia donde la clave no solo estuvo en saltar, sino en aterrizar con la precisión de un relojero. Con el viento del otoño acariciando la piel y el sol despidiéndose lentamente, los competidores se lanzaron desde los aviones del Aeroclub de Pocita, alcanzando los 1.200 metros de altura, con un solo objetivo: aterrizar en el centro exacto de una diana flotante.

Lo que parecía ser una simple caída libre se transformó en un ejercicio de precisión milimétrica. Los paracaidistas, desafiando el viento y jugando con las térmicas, se aproximaron lo más posible al objetivo, buscando ese aterrizaje perfecto que les valdría la mayor cantidad de puntos. Cuanto más cerca del centro de la diana, mayor puntaje. A medida que se alejaban, el puntaje bajaba, y un aterrizaje fuera de los salvavidas era sinónimo de quedar fuera de juego. Es el paracaidismo más técnico y desafiante que se puede imaginar.

«Lo trajimos de Chile hace años, y ahora, después de mucho esfuerzo, lo logramos traer acá a San Juan. El que en realidad lo copió fue Roberto Mugnani, un legendario instructor del Aeroclub de San Juan, quien siempre soñó con traer esta competencia a la provincia», contó Pablo Rivas, socio del Centro de Aviación Civil de San Juan y uno de los organizadores del evento. La competencia lleva el nombre de Mugnani en honor a su legado, quien ya no está presente físicamente, pero cuyo espíritu acompaña en cada salto.

Junto a Gastón Reyes, otro de los organizadores, se logró hacer realidad un evento que reunió a competidores de distintos rincones del país y del continente. “Acá en San Juan lo practicamos entre cuatro o cinco personas, pero ahora vinieron muchos sanjuaninos a participar, muchos lo están haciendo por primera vez y están fascinados. Y de Chile, vinieron paracaidistas con mucha experiencia. Esto, para nosotros, es un logro, y queremos que se convierta en un evento fijo todos los años”, explicó Pablo.

La emoción en el aire era palpable, especialmente para quienes venían desde lejos para hacer historia en la Copa. Como Andrea Espinoza, una paracaidista chilena que heredó la pasión de su padre, campeón de precisión en el agua. «Vi a mi papá saltar desde pequeña y me enamoré de este deporte. Estar aquí, en San Juan, es una experiencia increíble. El paisaje desde el aire es fabuloso, y la organización ha sido impecable. Ojalá se repita todos los años», comentó.

No solo los hombres se animaron a volar hacia la diana. Sol Simanovsky, una paracaidista oriunda de Buenos Aires, también contó su historia: “Empecé haciendo un salto tándem, y cuando vi a un camarógrafo volando frente a mí, supe que eso era lo que quería hacer. Nunca imaginé que hoy estaría saltando en Punta Negra”. A pesar de la dificultad de la disciplina, que exige aterrizar sin altímetro y a baja altura, Sol se mostró motivada: «Es un deporte desafiante, pero a la vez muy gratificante. A las mujeres les diría que se animen a superarse, a volar, porque no se van a arrepentir nunca».

La Copa no solo se trató de medir la precisión de los saltos, sino también de la camaradería que se crea entre paracaidistas de distintos países. En un deporte donde el riesgo y la adrenalina se mezclan, lo que prevalece es el respeto y el espíritu de equipo. “La competencia está buenísima, la gente es genial. Todo el mundo se apoya, y eso es lo que hace especial a este deporte”, aseguró Andrea.

A lo largo de tres días, el Dique Punta Negra se convirtió en el centro del paracaidismo de precisión en Sudamérica. Y si bien la competencia ya tiene su historia escrita en los cielos de San Juan, los organizadores tienen la vista puesta en el futuro. “Este evento va a quedar para siempre en nuestra memoria, y el objetivo es seguir creciendo, convocando más gente y, sobre todo, expandir la disciplina”, afirmó Rivas.

/TSJ

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