Por Julio Benedetto
La avalancha de sucesos acontecidos desde que la Corte se pronunciara sobre la coparticipación, a favor del gobierno porteño, es algo que nos debería alarmar como país y como sociedad.
Nos empujan a tener que tomar una decisión rápida sobre qué bando elegir, guiados más por las pasiones y por unos cuantos lemas en forma de tweet, sin que ni siquiera parezca importante pararse a pensar un poco en el tema.
Lo que está teniendo lugar, por un lado se nos pretende vender como una legalidad que hay que respetar porque está encima de todo. Pero lo cierto es que es más que sabido que lo de la “independencia” judicial está, dicho muy suavemente, más que en duda. Hay una serie de intereses que se cruzan, algunos grandes poderes que están muy lejos del argentino medio, y que influyen drásticamente en la situación de nuestra Nación.
La idea que se percibe detrás de todo esto es un intento de desestabilizar, una estrategia vieja de la que tenemos varios ejemplos en nuestro continente. Honduras, Paraguay, más recientemente con Lula en Brasil. Los últimos con Cristina y con Pedro Castillo en Perú. Se pretende empujar hacia lo que pasó en Venezuela con la crisis institucional, y que terminó en un fracaso político.
Más que tener que acatar la medida por un respeto a la separación de poderes, por más que nos intenten hacer creer que es por defender una cierta cosa republicana, democrática; no podemos dejar de ver que la Corte se inmiscuye en resoluciones que están más allá de lo estrictamente judicial. Atenta contra las posibilidades reales del Gobierno Nacional, más allá de que sea de nuestro agrado o no. Crea un quiebre institucional y empuja unos poderes contra otros. Además de polarizarnos aún más como sociedad.
Que Larreta salga festejando esto y amenazando con querer destituir al Gobierno, no es ninguna sorpresa. Como sanjuaninos, deberíamos mirar esta problemática desde nuestra óptica, y desde la perspectiva del Estado Federal. Lo que sí es de extrañar es que haya “representantes” sanjuaninos que se desgarren las vestiduras para defender intereses de la Ciudad de Buenos Aires.
Es escandaloso que el señor Orrego se convierta en macrista, abandonando toda la tradición del partido de Basualdo. Es manejado ideológicamente por Cornejo y el PRO. Se pone de rodillas frente a Larreta. Lo de Cornejo es aberrante, felicitar a Larreta por defender Buenos Aires, pero despotricar frente a Uñac, siendo sanjuanino. Es el triunfo de la miseria política, todo por una supuesta conveniencia política.
La cuestión fundamental hoy no es elegir bando, como si de un Boca/River se tratara. Sino elegir entre pararnos a pensar, o aceptar la miserabilidad como moneda de cambio.
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