jueves, octubre 2, 2025
InicioSociedad ActualidadMurió el genocida Miguel Etchecolatz.

Murió el genocida Miguel Etchecolatz.

A los 93 años muere uno de los más feroces torturadores de la dictadura Argentina, quien cumplía sus condenas en una cárcel común, repudiado incluso por su familia. Entre 1976 y 1979 estuvo al frente de la Dirección General de Investigaciones de la Policía Bonaerense. Bajo su órbita funcionaron alrededor de 20 centros clandestinos de detención y maternidades clandestinas.

Etchecolatz nunca tuvo remordimiento, siempre decía el excomisario general en los tiempos en que gozaba de impunidad: “¿Por haber matado? Fui ejecutor de una ley hecha por los hombres. Fui guardador de preceptos divinos”. “Por ambos fundamentos, volvería a hacerlo”, prometía el genocida que murió en la madrugada de este sábado.

El represor nacido el 1 de mayo de 1929 estaba alojado en la Unidad 34 de Campo de Mayo desde casi el comienzo de la pandemia. En las últimas semanas, había sido trasladado a la clínica Estrada de la localidad de Merlo e internado en terapia intensiva. El 27 de junio pasado, lo trasladaron al Sanatorio Sarmiento para colocarle un marcapasos, relataron fuentes judiciales. Había recibido un fallo favorable en la Cámara de Casación para volver a su casa, pero no llegó a materializarse.

Entre 1976 y 1979, Etchecolatz estuvo al frente de la Dirección General de Investigaciones de la Policía Bonaerense, la fuerza que comandaba con mano ensangrentada Ramón Camps. Bajo su órbita funcionaron no menos de 20 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y otras tantas maternidades clandestinas, donde las mujeres que estaban secuestradas parían y les eran arrebatados sus hijos o hijas. Etchecolatz fue un firme seguidor de Camps, tanto que, por esos años, recibió varias veces el reconocimiento San Miguel Arcángel con el que la Bonaerense premiaba a sus mejores hombres que, para entonces, eran quienes mostraban más arrojo a la hora de empuñar la picana.

Durante los años de impunidad, lo persiguieron los escraches que él repelía con amenazas sin ningún miramiento y su familia se alejó totalmente de él, incluso su hija participaba de las marchas que se producían en su contra. Etchecolatz nunca habló acerca de los desaparecidos que nunca se encontraron, los condenó a seguir desaparecidos y a sus familiares a seguir buscandolos eternamente. El silencio de Etchecolatz hasta su muerte fue su última muestra de miseria humana.

RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Anuncio -
- Anuncio -

+ Últimos 7 días

- Anuncio -
- Anuncio -