Una historia de obstáculos y superaciones que atravesaron sus abuelos junto a su padre en nuestra provincia, el posterior amor que unió a su papá y mamá en el marco de un accidente que hasta hoy es un misterio. Y ella que creció observando la sapiencia de Vicente Miguel Guerrero, para tomar nota de ella y de la importancia del saber: “Teniendo en cuenta las dificultades que atravesaron mis padres y abuelos más los logros obtenidos, recomiendo valorar vivir en un país donde la educación universitaria y terciaria es gratuita y de buena calidad», reveló.
Ahora San Juan conversó con María Victoria Guerrero, una cordobesa con antepasados sanjuaninos y un lindo relato de vida para contar. Es una mujer que lleva en la sangre generaciones de recuerdos grabados a fuego. “San Juan es precioso, algo que me impactó de cuando lo conocí es la posibilidad de salir y ver las montañas”, arrancó diciendo sobre su visión de la provincia. Hija del fallecido ingeniero electrónico y aeronáutico, Master of Science del famoso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y ex presidente de la CNIE (Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales): el sanjuanino comodoro Miguel Vicente Guerrero. Quien, además, fue el precursor del programa satelital argentino de telecomunicaciones, diseñador y ejecutor de: Misil Cóndor, que apuntó a colocar satélites en órbita mediante la utilización de vectores propios. Y, anterior a todo, el único hijo sobreviviente de su familia, en el terremoto de 1944.

María hace honor a su segundo nombre, y alcanzó la Victoria en sus metas y proyectos de vida. Fiel a su memoria, hoy es una mujer inteligente que supo sacar provecho de todas sus vivencias. “Desde muy temprana edad, tuve acceso a computadoras en una época donde la gente no sabía cómo manejarlas. Así aprendí a armarlas, y luego, en la facultad a programar. Es por eso que tengo una base tecnológica importante”, confesó nuestra entrevistada. Esta guerrera moderna, advirtió que durante un tiempo se dedicó al desarrollo web y comercio electrónico. “En la facultad capacitaba a los profesores en temas relacionados con la tecnología. Incluso teníamos un programa de educación a distancia y mi trabajo era enseñarles a utilizar todas las herramientas para llevar a cabo estas tareas en el nuevo mundo del internet”, explicó.
Su lado detectivesco: Debido a su amplio intelecto trabajó, además, como voluntaria en una ONG que se dedica a la prevención de ciberacoso sexual contra menores: Mamá en Línea, antes de que se aprobara la Ley de Grooming (con la cual ella estaba de acuerdo). “Un perverso intentó chatear con mi hija a través de un juego virtual interactivo para niños: Mundo Gaturro. Investigué cómo hacían para lograrlo sin que el moderador de este sitio se diera cuenta. Hice una denuncia penal y les llevé la información recabada”, expresó. Y sumó: “Ayudé a prevenir a muchos padres en este tema y estar alertas”.
Nacida de una historia de amor de película:

Su papá, condecorado en el área de ciencia y tecnología, veterano del conflicto armado de las islas Malvinas; se casó con su madre, María Josefina Terradas de Guerrero, en el marco de una conmovedora relación que surgió de imprevisto. Ella, quien hace poco tiempo también falleció, fue una maestra rural que posteriormente se tornó una profesora de biología.


Dos personas de mundos diferentes se juntaron gracias a una jugada inesperada del destino: “Se conocieron en Diamante porque mi tío Jerónimo (hermano de mamá) era muy amigo de papá. Él, fue cadete tripulante a bordo del TC-48, un avión que hace ya 57 años desapareció en Costa Rica. Motivo por el cual mi padre decidió pasar a saludar a mis abuelos ante este acontecimiento tan triste. Allí se vieron con mi madre y se enamoraron”, comentó. “Ese avión se perdió, nunca lo encontraron y todavía hay un grupo que lo sigue buscando”, agregó.

Ese fue el comienzo de un romance que creció con el tiempo: “Mi papá sentía devoción por mi mamá. Ya que siempre lo acompañó en todo”. Además, indicó que María Josefina desde los 18 años trabajó en Formosa (provincia natal de su familia) como maestra rural: «Vivió en una casita en medio de la nada y sus alumnos eran Guaraníes«, resaltó. Luego, añadió, que se recibió de profesora de biología. “Un tiempo enseñó educación para la salud (enfermedades de transmisión sexual, principalmente SIDA)”, recordó.

Entre los recuerdos bonitos que guarda de ellos, reveló: “Él se levantaba muy temprano para prepararle el desayuno a mamá y se lo llevaba a la cama todos los días, antes de irse a trabajar”. Y entre los más tristes mencionó: “Hace unos años, a mi mamá le diagnosticaron una enfermedad neurológica que la dejó postrada, llamada miastenia gravis. Así que papá dedicó sus últimos años de vida a cuidar de ella, le desesperaba la posibilidad de que muriera antes que él”.

En cuanto a los últimos días de esta historia de amor, María Victoria recordó que el día anterior a que Miguel Vicente falleciera, su madre, debido a la enfermedad, tenía algunos problemas cognitivos y se cayó de la cama: “Estaba con la enfermera y la asistente terapéutica, pero se cayó mientras trataban de acostarla. Mi papá quedó muy alterado por eso, estaba muy angustiado porque ya era muy difícil cuidarla y él no quería internarla. Le hacía mal pensar que ella pudiera morir antes… Y posterior a éste episodio, se infartó, un18 de agosto de 2019.

Yo estaba ahí, había una enfermera que le practicó RCP, llamamos a la ambulancia, pero bueno cuando vino la ambulancia ya había fallecido”, relató. A lo que agregó que diez meses después, falleció María Josefina Terradas de Guerrero , un 14 de junio de 2020.

Érase una vez, en San Juan, en 1944:
María Victoria, Nieta y bisnieta de maquinistas de tren, comentó acerca de cómo fue la vida para sus abuelos y su papá de niño en aquel San Juan de antaño. “Mi abuelo y bisabuelo tiraban carbón a las máquinas de vapor”, mencionó mientras hacía alusión a que eran grandes trabajadores y muy queridos. Sus abuelos paternos tuvieron 3 hijos: dos nenas (a quienes llamaban cariñosamente Pepita y Lila), y su papá. “Las chiquitas de 1 año y medio una, y 3 años la otra, fallecieron en aquella catástrofe”, describió.

“Mi abuela se abalanzó sobre el moisés donde estaba mi papá, y algo cayó sobre su espalda por lo que quedó mal herida. Pero en ese momento, las dos nenas fallecieron, y nunca pudieron recuperar sus cuerpos. Mi papá nos contó que, luego, cada final de semana, acompañaba a sus padres a buscarlas. En los espacios donde podrían encontrarse, pero no aparecieron nunca”, explicó.



Hija de un sobreviviente:
Las anécdotas de este acontecimiento que le contó su padre Miguel Vicente fueron: “Después del terremoto cuando él tenía un año de edad, se fueron a vivir a La Pampa. Más específicamente a un vagón de tren. Hasta que, al cabo de un tiempo, volvieron a San Juan donde vivieron en una casa humilde donde no tenían agua potable, por ejemplo. Entonces ellos la potabilizaban por su cuenta, mi abuela además tenía gallinas y mi papá se metía al gallinero, sacaba los huevos los sacudía les hacía un agujerito y se los comía crudos. Lo gracioso es que mi abuela se encontraba con los huevos vacíos cuando los iba a buscar”.
Tiempo después, sus abuelos tuvieron dos hijos más: Omar Oscar Guerrero (padrino de María Victoria que vivió hasta sus 46 años), y Chiqui Mario Walter Guerrero ( quien falleció a los 19 años por una hernia).
Secretos:
«Cuando era chica mi papá me dijo: ‘Lo que no sabes, no lo preguntes. Y lo que sabes no lo cuentes’. Me explicó que la palabra secretario/a, deriva de secreto, por lo que esa persona es alguien que sabe todos tus secretos. Y me advirtió que como él tenía muchos, debía ser yo quien lo asista. Asi que he vivido cosas bastantes interesantes«, confesó Victoria.
Una frase de él que recuerda: «En la selva no sobrevive el más fuerte sino el más apto. Todos los animales se esconden, incluyendo el tigre que es el más feroz».

Legado Guerrero:
Entre las diversas actividades que llevó a cabo esta hija de un Guerrero sanjuanino, mencionó:
“Capacité emprendedores, durante la pandemia, en el uso de las redes sociales para comercio electrónico, para crear sus propias tiendas virtuales. Otro trabajo realizado es dando clases para la Asociación de Médicos Municipales, Casa de Médicos Jubilados. Es una labor muy gratificante. Porque muchos de ellos viven solos, entonces no están acostumbrados a hacer cosas por internet. No sabían usar los celulares, y era muy importante que pudieran hacerlo. Les enseñé a usar diferentes apps. Hoy estoy haciendo presencial 3 veces a la semana. Se conectan a través de zoom, los llamo todos los días, practican utilizar whatsapp ”. Y resaltó: “Uno de mis estudiantes aprendió de cero a usar un celular, con 91 años sin asistencia de algún familiar”.


Además, indicó que sus alumnos adultos mayores se inclinan por el uso de las herramientas de textos, para hacer blogs o escribir libros. “Algunos de ellos se dedican a hacer videos para Instagram. Por ejemplo, hay un doctor neumonólogo que creó su canal de Instagram, donde habla sobre la sensación tabáquica y sobre las recomendaciones saludables para dejar de fumar”, alegó.

Como cierre, dejó un valor aprendido: “Papá decía que la forma más eficiente para salir de la pobreza es la educación”, expresó. A lo que agregó: “Teniendo en cuenta los obstáculos que atravesaron mis padres y abuelos, más sus logros obtenidos, recomiendo valorar vivir en un país donde la educación universitaria y terciaria es gratuita y de buena calidad. El cielo es el límite”.

María Victoria dejó un agradecimiento especial a Graciela Nocera de AMIGRO, la asociación que asistió y acompañó a su mamá en el transcurso de esta enfermedad poco frecuente y de difícil diagnóstico: Miastenia Gravis.
