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Malvinas: los detalles del plan para concluir la identificación de los soldados enterrados en las islas

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Malvinas: los detalles del plan para concluir la identificación de los soldados enterrados en las islas

El Plan de Proyecto Humanitario permitió la identificación de 122 soldados que fueron sepultados en Darwin. Cómo es la tercera fase del plan y en qué consistirán las tareas. El informe del británico Geoffrey Cardozo y el pedido de justicia de las familias: “No voy a bajar los brazos hasta identificar a los que quedan”, asegura Julio Aro, excombatiente e impulsor de la investigación. 

A 43 años de la Guerra de Malvinas, aún resta identificar los restos de al menos cinco soldados argentinos que murieron en las Islas.Excombatientes y especialistas explican qué tumbas quedan por analizar y de qué se ocupará la nueva fase del plan humanitario.Cómo fue elproceso de identificación de la fase 1 y 2 y la importancia del trabajo del Comité Internacional de la Cruz Roja junto al Equipo Argentino de Antropología Forense.

Este 2 de abril, se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, fecha en la que las tropas argentinas desembarcaron en el archipiélago. Tras 74 días de combate, 649 soldados argentinos murieron en combate. Pero al finalizar el conflicto bélico, el silencio indigno de la dictadura militar cubrió el destino de los caídos. Ante la negativa argentina de «repatriar» al continente a los soldados muertos en combate —no había forma de hacerlo porque ya estaban en suelo argentino —, Gran Bretaña decidió darles un nuevo lugar en las islas, tras un pedido de los isleños.

Esta tarea se le encomendó a Geoffrey Cardozo, un oficial británico que llevó a cabo un trabajo meticuloso: exhumó cada cuerpo argentino, lo cubrió con bolsas plásticas para su conservación y los inhumó con sus pertenencias —anillos, fotos, trozos de uniforme—. En cada tumba, dejó una nota detallando marcas, cicatrices, contextura, rasgos y todo aquello que sirviese para su identificación futura. Seis meses después, Gran Bretaña inauguró el Cementerio Argentino de Darwin. En total, se enterraron 237 cuerpos: 126 sin identificación y –muchos de ellos– en tumbas colectivas.

Cómo es el cementerio de Darwin

El cementerio fue creado en un lugar alejado y caprichosamente elegido por los británicos para esconderlo bajo la alfombra del disimulo. A 89 kilómetros de Puerto Argentino y a 7 de Pradera del Ganso, se lo ve a lo lejos como una mancha blanca que resalta entre tanto gris y que rompe con la monotonía de un paisaje dominado por la turba malvinera, el viento y los rebaños de ovejas. 

Solo se accede en camionetas por un camino descuidado y rodeado de horizontes que todavía guardan en su memoria los sonidos de la guerra. A pesar de las dificultades para llegar, desde su inauguración recibe a cientos de argentinos que todos los meses les rinden homenaje a sus héroes con rosarios, retratos y banderas celestes y blancas. 

Con el tiempo, se convirtió en lugar sagrado que vive como un monumento al valor de los argentinos y al amor por su país. Por eso es habitual que los isleños vigilen celosamente a quienes lo visitan para denunciar cualquier manifestacion de argentinidad.

El cementerio de Darwin está alejado del centro de Puerto Argentino. Crédito: Valentino Vitolla.

El plan de identificación de los caídos

En 2008, durante un encuentro de excombatientes argentinos en Londres, Geoffrey Cardozo ofició como traductor de Julio Aro, quien durante la guerra formó parte del Regimiento 6 de Mercedes. La última noche, en la intimidad de una conversación dentro de un taxi, Cardozo le contó que los registros de los cuerpos de los soldados caídos no estaban en archivos olvidados ni en manos ajenas: los tenía el Estado argentino, que nunca los entregó a las familias.

Antes de despedirse, el excombatiente argentino recibió un sobre de papel madera, pesado no por su tamaño, sino por lo que contenía. “Sabrás qué hacer con esto”, le dijo Cardozo, según reconstruyó la periodista Leila Guerriero en su libro La otra guerra (Anagrama, 2021). «Me partió el alma saber que esos eran mis compañeros y que muchos estaban en tumbas que decían ‘Soldado argentino sólo conocido por Dios’», asegura emocionado Julio Aro. “Me generó impotencia saber que ese informe se había entregado mucho tiempo atrás”, agrega.

De regreso en el país, el excombatiente argentino tradujo la información y, entre los datos, encontró un número de DNI junto a un cuerpo sin identificar. Lo chequeó en el padrón y obtuvo un nombre: Gabino Ruíz Díaz. Tras visitar a su familia, este soldado dejó de ser un desconocido y, por primera vez, una madre supo con certeza dónde estaba enterrado su hijo. El obsesivo informe de Cardozo y el trabajo de Aro comenzaban a dar sus primeros frutos.

El acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña

“El caso de Ruiz Díaz impulsó una serie de viajes que hice con Gabriela Cociffi -ex directora de Revista Gente e Infobae– en busca de las historias de las familias de los caídos”, dice Aro, que hoy preside la fundación “No me olvides”. Este camino de la identificación avanzó en 2012, cuando la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner solicitó formalmente la intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El acuerdo entre Argentina y el Reino Unido no se firmó hasta diciembre de 2016.

Así luce hoy una de las tumbas que aún resta identificar. Crédito: Valentino Vitolla.

“La acción humanitaria necesitaba el compromiso de todas las partes, que debían dejar de lado los conflictos ideológicos y burocráticos en pos de reconocer los cuerpos”, relata casi una década más tarde Virginia Urquizu, integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en una entrevista con Página|12. La organización –reconocida mundialmente por su trabajo para identificar a víctimas de la dictadura militar– recolectó más de 370 muestras en un banco de datos, que fueron enviadas a un laboratorio para obtener un perfil genético. “El informe de Cardozo fue tremendamente detallado y permitió avanzar en la investigación forense preliminar”, cuenta Urquizu.

La tarea no fue sencilla. A la dificultad económica de localizar a cada familia, se sumó la oposición férrea de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas. Temían que aquel plan humanitario fuera, en el fondo, un pretexto para retirar los cuerpos de las islas, situación que generaría “un festival de huesos”. “Les inventaron historias a las familias para que no den las muestras”, asegura Aro. “Había una incertidumbre generalizada –agrega la antropóloga– que no colaboraba en el proceso, que por su comienzo tardío siempre iba a contrarreloj”. A pesar de las trabas, en seis años –y tras dos fases del Plan– se lograron identificar 122 cuerpos.

Para muchas familias significó el fin de lo que parecía un eterno luto. El trabajo realizado por el EAAF –junto al CICR, Aro y Cardozo– permitió que los soldados argentinos pasaran de ser una coordenada a tener nuevamente un nombre. Ese acto de justicia trajo consigo algo de paz. Aunque el proceso no está exento de dolor: las muestras de ADN que dieron negativo dejaron a algunas familias esperando una respuesta que parece no llegar nunca: “Tuvimos que entregar informes de exclusión, que implica que sus familiares no se encuentran dentro de los cuerpos exhumados en Darwin”, explica la integrante del equipo de antropología.

Julio Aro en el cementerio de Malvinas, en 2008. Gentileza.

Una nueva fase de búsqueda e identificación

Gracias a la primera fase del Plan de Proyecto Humanitario, sólo seis soldados aún son nombrados con la frase insignia “sólo conocido por Dios” en las cruces que se erigen sobre sus tumbas. Uno de esos cuerpos ya está identificado, pero, por decisión de parte de su familia, no se puso su apellido en la placa. “En el resto de los casos –explica Virginia Urquizi– no hay voluntad de las familias para dar las muestras o ya no quedan descendientes vivos para realizarlas”.

En septiembre de 2024, la entonces Canciller Diana Mondino confirmó un acuerdo con Gran Bretaña para comenzar con el Plan de Proyecto Humanitario 3. Esta etapa prevé la exhumación de la tumba B-416, que lleva el nombre de todos los tripulantes del LearJet 35 T-24, avión derribado el 7 de junio de 1982: Juan José Falconier, Guido Marizza, Marcelo Lotufo, Francisco Luna y Rodolfo de la Colina. Informes de antropología estiman que no todos los cuerpos se encuentran allí, por lo que se compararán esos restos con otros encontrados en la Isla Borbón.

Especialistas estudian también la posibilidad de utilizar nuevas tecnologías, que incluirían drones y aparatos que detectan movimientos del suelo. Pero, a pesar de los anuncios y las promesas de los gobiernos de Alberto Fernández y Javier Milei, el proyecto sigue sin concretarse: “Estamos a la espera de los acuerdos diplomáticos porque es un trabajo perfectamente realizable desde lo técnico”, anticipa Urquizu

En tanto, desde la Cruz Roja son cautos y explican que la fase 3 del Plan Humanitario aún no se ha puesto en marcha. «Son las partes quienes deben definir los próximos pasos», respondieron ante la consulta de este diario, y aclararon que se encuentran «a disposición de los gobiernos de Argentina y del Reino Unido para apoyar esta labor». 

Así, los 237 caídos que se encuentran en el Cementerio Militar Argentino de Darwin podrían tener finalmente una placa con su nombre “No voy a bajar los brazos hasta lograrlo”, dice Aro, quien no descarta futuros rastrillajes. Es que –según afirma a este diario– “no existe una cifra exacta de muertos”: se estima que hubo 649 soldados caídos, 237 de ellos enterrados en Darwin. De la cifra restante, hay 323 tripulantes del ARA General Belgrano, hundido el 2 de mayo de 1982 por las tropas británicas. “Con encontrar restos pequeños de un soldado ya se puede trabajar y cerrar la herida de muchas familias”, confía.

Cuarenta y tres años después, el proceso de sanación está lejos de terminar. Aún quedan soldados por ser identificados, aunque la promesa de justicia y reparación persiste. Julio Aro concluye: «Mis amigos serán inmortales mientras haya argentinos que se acuerden de ellos». La guerra no terminó, por lo menos mientras no haya paz completa para todos.

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León XIV encabezó su primera misa, recordó a Francisco y dio un mensaje de unidad ante los cardenales

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León XIV encabezó su primera misa, recordó a Francisco y dio un mensaje de unidad ante los cardenales

El nuevo sumo pontífice, de 69 años, ofrece su primera eucaristía desde la Capilla Sixtina junto a 132 cardenales.

Robert Francis Prevost celebra su primera misa este viernes, tras ser nombrado papa León XIV de la Iglesia católica. Esta eucaristía se desarrolla en la Capilla Sixtina.

Al dirigirse a los cardenales, les dijo que lo llamaron “para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión”, al tiempo que les pidió que “caminen” a su lado.

“Me llamaron para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión y quiero que ustedes caminen conmigo porque somos Iglesia, una comunidad que debe anunciar la Buena Nueva”, dijo en inglés el primer papa estadounidense.

La primera homilía del papa León XIV

Además, deploró el declive de la fe en favor del “dinero”, el “poder o el placer” y llamó a la Iglesia católica que ahora lidera, a ser un “faro que ilumina las noches del mundo”.

“Son muchos los contextos en los que la fe cristiana se considera un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”, afirmó en su primera homilía como papa.

Además, León XIV rechazó reducir la figura de Jesús a la de un “líder carismático o a un superhombre” en un aparente mensaje a cristianos evangélicos en su primera misa como líder de la Iglesia católica.

“No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre”. “Y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.

Antes de la misa, el papa cenó durante la noche con los 132 cardenales que lo eligieron. Tras ser nombrado, en un cónclave que se desarrolló más rápido de lo esperado, ante los fieles presentes en la plaza de San Pedro dijo: “Juntos, debemos intentar descubrir cómo ser una Iglesia misionera, una iglesia que construye puentes, establece diálogo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.

Los próximos pasos del papa León XIV

Los próximos pasos del nuevo pontífice lo llevarán a impartir la bendición Regina Coeli el domingo desde el balcón de la basílica de San Pedro, antes de recibir a la prensa en una audiencia el lunes.

Sin embargo, el otro acontecimiento clave de su llegada al trono de San Pedro será su investidura con una misa celebrada ante líderes políticos y religiosos de todo el mundo en una fecha por determinar.

/DC

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Allanaban por un robo y hallaron un vivero de marihuana en Albardón

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Allanaban por un robo y hallaron un vivero de marihuana en Albardón

Durante un operativo por un delito contra la propiedad en El Rincón, efectivos de la Comisaría 18° descubrieron un cultivo ilegal de cannabis con equipamiento de alta tecnología.

Lo que comenzó como una investigación por un robo derivó en un hallazgo inesperado. Este martes 7 de mayo, en horas de la tarde, efectivos de la Comisaría 18° de Albardón realizaron allanamientos en la localidad de El Rincón, en el marco de una causa por un delito contra la propiedad. Sin embargo, en una de las viviendas inspeccionadas, los agentes se toparon con un sofisticado vivero de marihuana.

Dentro del domicilio se detectó un cultivo de plantas de cannabis sativa, equipadas con luces LED de espectro completo, sistema que permite el crecimiento indoor. Además, se halló un pequeño secadero de cogollos, lo que confirmó que el lugar funcionaba como una instalación destinada a la producción de estupefacientes.

Tras el descubrimiento, se convocó al personal de Drogas Ilegales, quienes realizaron las pericias correspondientes y confirmaron la presencia de marihuana. Las plantas y los cogollos fueron secuestrados y puestos a disposición de la Unidad Fiscal Federal de Turno, bajo la aplicación de la Ley 23.737.

Fuentes policiales confirmaron que hay personas vinculadas a la causa, aunque no se detalló si hubo detenidos. El hecho quedó bajo investigación en el ámbito de la justicia federal.

/SJ8

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León XIV, el nombre que eligió el nuevo papa y qué significa

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León XIV, el nombre que eligió el nuevo papa y qué significa

Prevost tomó su nombre de León XIII -al frente del Vaticano entre1878 y 1903-, un papa muy reconocido por su encíclica Rerum novarum (Acerca de las nuevas cosas), que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras.

En Rerum novarum, León XIII remarcaba la importancia de respetar los derechos y deberes de los trabajadores y los empleadores y destacaba el papel fundamental de la familia en la sociedad.

La encíclica condenaba la pobreza y degradación de muchos trabajadores, argumentando que la deshumanización del trabajador y una paga injusta eran contrarios a la fe católica. 

Se mostraba a favor de que la Iglesia entienda en cuestiones sociales y de adoptar medidas en favor de los obreros, con la consiguiente intervención del Estado en normas de higiene y seguridad en el trabajo, tutela del descanso dominical, limitación de horarios y jornadas laborales, etc.

También recomendaba organizar partidos propios y uniones de trabajadores bajo principios católicos: «Esta solución habrán de darla los obreros cristianos, si, agrupados en asociaciones y valiéndose de consejeros prudentes, vuelven a entrar por el camino que con gran provecho, particular y público, siguieron antiguamente sus antepasados».

La tradición de cambiar de nombre

La tradición de que los papas cambien sus nombres al comienzo de sus papados surge en los albores mismos del cristianismo. El propio Jesús de Nazaret rebautizó a Simón como Pedro, el fundador de su iglesia y, por lo tanto, primero entre los pontífices venideros.

No obstante, el origen de esta costumbre es mucho menos bíblica y bastante posterior en el tiempo, ya que en los primeros siglos de la iglesia los obispos de Roma usaron generalmente sus propios nombres, acompañados a menudo con sus lugares de origen.

Esta costumbre cambió en el año 533, en las ruinas del Imperio Romano, cuando el elegido, Mercurio di Proietto, decidió llamarse Juan II para no llevar la denominación de un dios pagano. Su pontificado duró dos años, hasta el 535, pero a partir de ese momento muchos de sus sucesores decidieron imitarle cambiando sus nombres de pila por el de apóstoles, mártires y otros jerarcas del cristianismo.

Con el paso del tiempo, esta práctica de la elección del nombre ha significado en muchas ocasiones toda una declaración de intenciones.

Por ejemplo, el argentino Jorge Mario Bergoglio sorprendió al estrenar en 2013 el nombre de Francisco en honor al santo de Asís que rechazaba la riqueza y quería cuidar de los pobres. Bergoglio después explicaría que fue el cardenal brasileño Claudio Hummes quien se lo sugirió al poco de ser elegido en el cónclave: «No te olvides de los pobres».

Juan Pablo I (1978), fue el primero en unir dos nombres, recogiendo la herencia de sus dos influyentes predecesores, Juan XXIII (1958-1963) y Pablo VI (1963-1978), encargados de inaugurar y clausurar el revolucionario Concilio Vaticano II (1962-1965). Tras el fugaz reinado del ‘papa de septiembre’, pues gobernó solo durante 33 días, llegó el largo pontificado de Juan Pablo II.

Los nombres más usados

Hasta la fecha, el nombre preferido por los pontífices de la historia ha sido Juan, el ‘discípulo a quien Jesús amaba’, que se repitió en 21 ocasiones.

Le sigue, con 16, el nombre Gregorio, el último el benedictino italiano Bartolomeo Alberto (1831-1846), y el nombre Benedicto, como el alemán Joseph Ratzinger (2005-2013).

El nombre Clemente, en tanto, se ha repetido en catorce ocasiones, mientras que Inocencio y León se repitieron en trece oportunidades, Pío en doce, Stefano en 9, Bonifacio en 8 y Urbano también en 8.

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