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Ciencia & Ambiente Ciencia & Tecnología

Los monopatines eléctricos se vuelven el modelo más pequeño de las marcas de autos.

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El cambio de la movilidad en el mundo requiere adaptarse a nuevas épocas y a la ola de nuevas costumbres y tecnologías. Los propios fabricantes de automóviles han adoptado los monopatines como parte de su oferta.

Con respecto a los autos eléctricos, empezaron adaptando un modelo de motor a combustión, dejando un enorme espacio para baúl donde antes estaba el impulsor, y colocaron motores eléctricos y baterías en el piso. Para lograr vehículos que tendrán más espacio interior porque no hay que reservar tantos dm3 para un motor. Ahora, la tendencia es disminuir espacios y aplicar practicidad ya que por ejemplo: hay que subir al tren antes de que salga y deje afuera a quienes no consigan ingresar. Acá es donde los monopatines o scooters eléctricos, que empezaron como una moda, se han convertido en una elección de movilidad cómoda, sustentable y relativamente económica, o al menos accesible.

Fábricas de autos y motos estudiaron la idea y mientras unas se asociaron a empresas que ya desarrollaban estos vehículos eléctricos, otras se han lanzado a producirlos, como el modelo más pequeño de su gama:

Audi e-scooter

Se trata de un modelo de gama alta, que ofrece una autonomía de hasta 65 kilómetros, la más alta de sus competidores. Si bien su velocidad no es tan alta, puede viajar hasta a 20 km/h, quizás su gran contra es su peso de 19 kg. Tiene luces y tarda seis horas en recargarse al 100% y una hora en alcanzar el 40% de su batería, lo que permite usarlo rápidamente para hacer trayectos de unos 20 km. Su precio en Europa es de 849 euros.

Peugeot E-Kick

Está pensado para los usuarios de Peugeot en manera integral. Si el dueño tiene un SUV de la marca, puede plegar y guardar el scooter en el baúl y recargar su batería mientras conduce el auto, gracias a un portascooter que se instala conectado a la red eléctrica del automóvil. Se distingue por un diseño especial con dos ejes en lugar de uno desde la salida de la rueda, que se vuelven a separar al llegar al manillar. Pesa poco, apenas 8,5 kilos y llega a 25 km/h. Su contra es que alcanza para recorrer apenas 12 kilómetros y su precio no es económico tampoco, 1.100 euros.

Hyundai e-scooter

Se destaca por un diseño minimalista sumamente compacto y liviano, en parte a tener ruedas muy pequeñas. Pesa solamente 7,7 kg y se puede plegar en tres partes, lo que permite llevarlo sin dificultar incluso en un tren o bus de transporte público. Es capaz de alcanzar los 20 km/h y tiene una autonomóa de hasta 20 kilómetros. Además, es uno de los más económicos, con un precio de 599 euros.

Mercedes e-scooter

Con detalles de terminaciones y una solidez que salta a la vista y el tacto. Pero además tiene un motor más potente, de unos 500 W (0,65 CV), que permite acelerar rápido con respuesta inmediata y se anima a una subida sin miedo de quedar atrás. Pesa un poco más que la media, 13,5 kg y no supera los 20 km/h, lo que le permite una autonomía de 25 km. Su precio es de 1.099 euros.

Aprilia sSR1

La empresa de motos entendió que había un mercado al cuál abastecer, y asociados con un fabricante específico externo como la italiana MT Distribution, desarrolló este e-scooter llamado eSR1, que puede recorrer hasta 30 km con una sola carga gracias a un motor eléctrico ubicado en el buje de la rueda delantera, que rinde 350 W de potencia que le permiten alcanzar 25 km/h. El freno trasero es de disco por accionamiento mecánico y la rueda delantera tiene frenada regenerativa que recarga la batería mientras está funcionando. Su precio es de 659 euros.

Volkswagen Cityskater

Con el Volkswagen Cityskater comienzan las derivaciones. En principio porque tiene una plataforma doble, pero con una superficie para cada pie, distribuyendo equitativamente el peso entre ambas, además, incluye bocina e iluminación LED, pero lo más curioso de este monopatín es que tiene el manillar invertido y tres ruedas, lo que vuelve un producto con un diseño muy original. Es pequeño, pesa 11,9 kg y tiene un motor de 450 W (0,6 CV) que da muy buena respuesta. La potencia consume, entonces su autonomía no es la mejor, con 15 kilómetros por carga. Su velocidad máxima tampoco es la más alta, pero con 20 km/h no es lento ni mucho menos.

Ford S-200

En este caso Ford comercializa este producto de la marca Spin, una empresa de movilidad que los ofrece en diversas ciudades. El modelo S-200 tiene tres ruedas en lugar de dos, lo que brinca más seguridad, aunque también más peso. Tiene luces intermitentes y un sistema de control remoto que permite realizar maniobras a distancia.

BMW X2City

Este BMW rompe un poco los estándares de los e-scooters, en principio por el tamaño de sus ruedas y su ancho. Tiene una mecánica que permite viajar hasta los 25 km/h con una autonomía de 35 kilómetros. Su plataforma permite apoyar los dos pies a la par, lo que genera menos estrés y equilibrio para utilizarlo como medio de transporte. En contra, es más difícil para guardar en el baúl de un auto o llevar en un medio de transporte público. Se puede recargar en dos horas y media y tiene programadas cinco velocidades diferentes: 8, 12, 16, 20 y 25 km/h. Pesa 20 kg y cuesta 2.399 euros.

Vehículos del presente y el futuro: Según estadísticas recientes hechas por la Universidad de Oxford, la distancia promedio que recorren las personas es de cinco kilómetros por día. Por lo que cualquiera de estas opciones son tan válidas como la bicicleta para los traslados que permitan seguir disminuyendo la huella de carbono que dejan el ser humano y su movilidad.

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Revelan nueva función de una proteína que podría ser útil para aplicaciones en agricultura y oncología

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Investigadores del CONICET, del Instituto Leloir y de la UBA descubrieron que la proteína PRMT5 actúa como un «director de orquesta» en una etapa clave de la expresión genética en plantas y seres humanos. El hallazgo podría tener, a futuro, impacto en las terapias dirigidas contra el cáncer o el desarrollo de cultivos resistentes a bajas temperaturas u otras condiciones ambientales.

Presente en todos los organismos vivos, desde levaduras hasta seres humanos, la proteína PRMT5 tiene un rol esencial en la regulación de diversos procesos celulares, incluido el splicing, mecanismo por el cual un solo gen es capaz de producir múltiples proteínas. Ahora, un estudio liderado por investigadores del CONICET, de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y de la UBA y publicado en la revista New Phytologist reveló una nueva función de PRMT5: se encarga, también, de “amortiguar” los efectos de las pequeñas variaciones genéticas que suceden permanentemente en el interior del núcleo de las células, lo que permite que una especie conserve ciertas características básicas.

“Encontramos en plantas un mecanismo que atenúa el impacto de las diferencias genéticas; si la proteína PRMT5 no está presente, esas disparidades se maximizan, aun en ejemplares pertenecientes a una misma especie”, explica Marcelo Yanovsky, codirector del trabajo e investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-FIL) y en la FIL. “El hallazgo también puede tener un efecto importante en seres humanos, ya que se sabe que PRMT5 está involucrada en muchos tipos de cáncer”, añade.

En la actualidad, de hecho, muchas investigaciones que se llevan a cabo en el área de oncología giran alrededor de cómo inhibir la presencia de PRMT5 cuando está elevada. “El tema es que esas terapias no van a tener el mismo efecto en una persona que en otra. Entonces, conocer esta nueva función de la proteína podría ayudar a identificar quiénes se beneficiarán o no con un posible tratamiento”, destaca Yanovsky, también jefe de Laboratorio Genómica Comparativa del Desarrollo Vegetal en la FIL. Y agrega: “En las plantas, por otra parte, inhibir PRMT5 nos podría permitir encontrar nuevos fenotipos (variedades con características físicas específicas) que en la actualidad están enmascarados, para aprovecharlos ante ciertas condiciones ambientales, como bajas temperaturas o falta de agua”.

Camino sinuoso

En 1993, los científicos Phillip Sharp y Richard J. Roberts compartieron el Premio Nobel de Medicina por haber roto con el dogma o idea establecida de que un gen siempre da origen a una sola proteína. Demostraron que gracias a un complejo proceso llamado splicing (empalme) de ARN, un solo gen puede producir múltiples proteínas diferentes. Ese revolucionario hallazgo permitió comprender mejor la enorme variabilidad genética que existe en la naturaleza, fundamental para la evolución y la diversidad de las especies. También, entender las raíces de enfermedades como el cáncer y ciertos trastornos neurológicos.

Para comprender mejor el aporte del estudio publicado, hay que recordar que todas las células contienen en su interior un manual de instrucciones –genoma– que permite el desarrollo de un organismo vivo. Escrito en el lenguaje del ADN, contiene las recetas (genes) para fabricar todas las proteínas necesarias para la vida. Ahora bien, cuando una célula necesita una proteína específica, no consulta directamente el manual original, sino que transcribe una copia de trabajo de la receta: una molécula de ARN mensajero precursor o pre-ARNm.

Esa primera copia no es una transcripción literal. Es más bien un borrador lleno de anotaciones, con secciones cruciales (los exones) intercaladas con segmentos que, en su mayoría, deben ser eliminados (los intrones). Y aquí entra en juego el proceso descubierto por Sharp y Roberts mencionado anteriormente -el splicing-, que se produce gracias a una maquinaria molecular sofisticada conocida como espliceosoma, una especie de editor molecular de precisión, cuyo trabajo consiste en cortar meticulosamente los intrones y unir los exones en el orden correcto. ¿El resultado? Una molécula de ARN mensajero (ARNm) madura, lista para ser traducida en una proteína funcional.

Este proceso de edición es una fuente de inmensa diversidad biológica, ya que el espliceosoma puede combinar los exones de un mismo gen de diferentes maneras. Gracias a esto, un único gen puede dar lugar a una variedad de proteínas distintas, cada una con funciones especializadas. En el centro de este intrincado ballet molecular la proteína PRMT5 actúa como un director de orquesta o un gerente de control de calidad para el proceso de empalme.

“Esta capacidad de un organismo para producir un fenotipo consistente a pesar de las variaciones genéticas o ambientales se conoce como canalización. Nuestro estudio demostró que, al garantizar que el espliceosoma pueda manejar sitios de empalme ‘imperfectos’ o más débiles, PRMT5 actúa como ‘amortiguador’ y permite que la vida tolere un cierto grado de ruido genético sin consecuencias negativas inmediatas”, resalta Ariel Chernomoretz, coautor del trabajo, investigador del CONICET en el Instituto de Física Interdisciplinaria y Aplicada (INFINA, CONICET-UBA), en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y jefe de Laboratorio Biología de Sistemas Integrativa en la FIL.

Diseño experimental

Para el experimento, los investigadores seleccionaron dos cepas genéticamente distintas de Arabidopsis thaliana, planta a la que se la suele considerar como la “rata de laboratorio” del mundo vegetal: Columbia (Col-0) y Landsberg erecta (Ler). Si bien ambas pertenecen a la misma especie, siguieron caminos evolutivos separados y acumulan pequeñas diferencias naturales en su código genético (SNPs). Algunas de estas diferencias se encuentran en los llamados sitios de empalme para el espliceosoma.

Con Maximiliano Beckel y Abril San Martín como primeros autores, el artículo describe cómo el grupo introdujo un “interruptor” para apagar la actividad de PRMT5: por medio de CRISPR-Cas9, una novedosa herramienta de edición genética, los científicos crearon plantas de ambas cepas (Col-0 y Ler) que carecían de la proteína en cuestión. Esto les permitió comparar cuatro grupos de plantas: Col-0 normal, Col-0 sin PRMT5, Ler normal y Ler sin PRMT5.

“Los resultados fueron sorprendentes y reveladores”, enfatiza Yanovsky, quien describe: “A pesar de sus diferencias genéticas subyacentes, en condiciones normales, con PRMT5 activa, las plantas de las cepas Col-0 y Ler tenían características físicas (fenotipo) casi indistinguibles, como la forma de las hojas o el momento de floración”. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente cuando se eliminó PRMT5. “En su ausencia, las diferencias genéticas latentes se desataron, lo que se tradujo en diferencias fenotípicas mucho más pronunciadas: las hojas de las plantas Col-0 se volvieron aserradas, un rasgo no visible en las Ler, y las diferencias en el tiempo de floración entre las dos cepas se exageraron significativamente”, grafica.

Con este resultado en manos, uno de los desafíos hacia adelante es comprobar el efecto de la falta de PRMT5 en seres humanos. “Si ocurre lo mismo que en las plantas puede tener implicancias potenciales sobre muchas de las terapias oncológicas que están en ensayo basadas en la inhibición de la función de PRMT5”, concluye Yanovsky.

Referencia bibliográfica:

Beckel, M. S., San Martín, A., Sánchez, S. E., Seymour, D. K., de Leone, M. J., Careno, D. A., … & Chernomoretz, A. (2025). Arabidopsis PRMT5 buffers pre‐mRNA splicing and development against genetic variation in donor splice sites. New Phytologist.

/Conicet

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Científicos del CONICET lograron frenar un tipo de cáncer cerebral

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Desarrollaron un tratamiento para el glioblastoma, el tumor cerebral primario maligno más común en adultos.

Especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) identificaron una nueva estrategia terapéutica para frenar el desarrollo del glioblastoma, la cual en estudios in vitro y preclínicos logró volverlo más sensible a la quimioterapia y la radioterapia. El avance se describe en la revista Life sciences.

Desde el CONICET explican que el glioblastoma es el tumor cerebral primario maligno más común en adultos. Esta enfermedad conlleva un pronóstico desalentador debido a su naturaleza altamente invasiva y resistencia a la quimioterapia y radioterapia. La mediana de supervivencia estimada de los pacientes con este tipo de tumor es de 9 meses, y la tasa de supervivencia a 5 años es de tan solo el 7 %.

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Marianela Candolfi (izq.) e integrantes de su laboratorio, Matias García Fallit, Melanie Perez Kuper y Alejandro Nicola Candia, que participaron del estudio. Foto: CONICET.

Descubrimos que el bloqueo de una proteína llamada Foxp3, que se expresa en las células del glioblastoma, potencia la efectividad de la quimioterapia y la radioterapia. Los resultados del estudio son alentadores para quienes desde la ciencia buscamos aportar al desarrollo de opciones terapéuticas reales y efectivas para los pacientes con este tumor. La estrategia terapéutica se probó con éxito en estudios in vitro y preclínicos y sin duda nuestra esperanza es que se pueda probar en ensayos clínicos en el futuro, pero aún son necesarias investigaciones adicionales para llegar a eso”, afirma Marianela Candolfi, líder del trabajo e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (INBIOMED, CONICET-UBA).

Blanco terapéutico

La proteína Foxp3 se expresa en el glioblastoma y favorece la migración de las células tumorales, una función necesaria para la invasión en el tejido sano, y activa la proliferación de las células del endotelio vascular que incrementan el crecimiento del tumor. Por esta razón, decidimos averiguar en estudios de laboratorio si el bloqueo de Foxp3 eliminaba o reducía la resistencia de estos tumores a la quimioterapia y radioterapia, y eso es lo que efectivamente terminó sucediendo”, explicó Candolfi.

Candolfi y colegas utilizaron una terapia génica experimental basada en una molécula muy pequeña o péptido llamado P60, desarrollado por Juan José Lasarte en la Universidad de Navarra, en España, que atraviesa la membrana celular e inhibe la proteína Foxp3. “Cuando en experimentos de laboratorio bloqueamos Foxp3 utilizando P60, la respuesta de las células de glioblastoma a la radioterapia y a una variedad de drogas quimioterapéuticas mejoró notablemente”, destacó la investigadora del CONICET.

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Células de glioblastoma humano expresando la proteína Foxp3 en verde luego de la irradiación. El bloqueo de esa proteína mejoró la eficacia terapéutica en estudios in vitro. Foto: CONICET.

Además, P60 tuvo efectos antitumorales directos, reduciendo la viabilidad y la migración de las células de glioblastoma e inhibiendo la proliferación de células endoteliales que son clave para la progresión del tumor.  Para evaluar estos efectos, los autores del estudio utilizaron una variedad de modelos celulares murinos (de roedor) y humanos.

“En particular, los cultivos derivados de biopsias de pacientes con glioblastoma desarrollados por nuestro colaborador Guillermo Videla Richardson, del Instituto FLENI, son muy útiles para representar la heterogeneidad de estos tumores”, indicó Candolfi.

El trabajo demostró que Foxp3 es un blanco terapéutico interesante para explorar nuevas terapias contra el glioblastoma. “Aún es necesario saber más sobre los efectos de la proteína P60 y el vector que la transporta sobre la inmunidad antitumoral en modelos preclínicos de glioblastoma. Éste y otros estudios adicionales serán clave para avanzar hacia su uso en pacientes”, concluyó la científica del CONICET.

/LPSJ

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Así se ve el fondo del Mar Argentino: la transmisión en vivo del Conicet a 3.900 metros de profundidad

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Más de 30 investigadores argentinos exploran desde el 23 de julio el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y poco explorada del Atlántico sur. Más de 24.000 usuarios se conectan a diario para observar las profundidades del Océano Atlántico.

Los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) continúan este jueves el trabajo en conjunto con la fundación Schmidt Ocean Institute en la expedición denominada “Cañón Submarino de Mar Del Plata: Talud Continental IV”, a 300 kilómetros de la costa bonaerense.

 

Los profesionales tienen la capacidad de capturar imágenes submarinas en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno gracias a (ROV) SuBastian, un robot operado de forma remota. La campaña, que empezó el 23 de julio y se desarrollará hasta principios de agosto. 

El Cañón Mar del Plata se encuentra frente a la provincia de Buenos Aires, en el límite entre las corrientes de Brasil (cálida) y Malvinas (fría), una frontera biogeográfica clave para el Atlántico sur. La misión busca además detectar el impacto humano en estos ecosistemas vulnerables.

El objetivo es alcanzar los casi 4.000 metros de profundidad y estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas. Por primera vez en la historia científica argentina, se cuenta con equipamiento oceanográfico de última generación: los especialistas se trasladan a bordo del buque de investigación Falkor (too) y operan remotamente en las profundidades a un robot, el (ROV) SuBastian

La posibilidad de transmitir en vivo el minuto a minuto de sus hazañas científicas entusiasmó a los usuarios: más de 24.000 personas se reúnen a diario en el canal de YouTube de la organización internacional para observar —sin costo alguno— las maravillas del lecho marino argentino.

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