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NacionalPolítica & Economía 

Las exportaciones con valor agregado no despegan y ya se proyecta una caída en 2025 por la apreciación cambiaria

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En 2024 las ventas de bienes diferenciados apenas subieron 1,9%. El atraso cambiario se suma a otros factores que complican la competitividad de los productos argentinos.

Pese a la mejora que tuvieron las exportaciones en 2024, especialistas remarcaron que las ventas de productos con mayor valor agregado ratificaron su tendencia al estancamiento durante el último año. De cara a 2025, estiman que los envíos al exterior de este tipo de bienes podrían sufrir una caída debido a la apreciación cambiaria.

El año pasado Argentina exportó por un total de u$s79.700 millones, lo cual implicó un crecimiento anual de 19%. En su «Informe Trimestral de Exportaciones Argentinas», el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) separa a las exportaciones en dos grupos: productos no diferenciados, que incluyen mayoritariamente commodities, y productos diferenciados, que contemplan una mayor sofisticación.

En el caso de los bienes no diferenciados, el IIEP consideró pertinente comparar contra 2022 y a precios constantes, para quitar el efecto de la grave sequía de 2023 y de la gran volatilidad de los valores internacionales en este segmento. Los resultados mostraron un crecimiento del 13,6%, equivalente a unos u$s7.300 millones de fines del año pasado, explicado fundamentalmente por los aportes de Cereales y Oleaginosas, y Combustibles (en este último caso gracias a la producción de Vaca Muerta y la puesta en marcha del Gasoducto Perito Moreno).

Las exportaciones con valor agregado muestran un estancamiento de 15 años

Con una dinamismo muy distinto, los bienes diferenciados exhibieron un aumento del 1,9% contra 2023 y se ubicaron por debajo del nivel de 2022. «Las exportaciones de bienes diferenciados se encuentran virtualmente estancadas desde hace aproximadamente 15 años«, resaltaron desde el área de Desarrollo e Internacionalización Productiva del instituto.

Federico Vaccarezza, del Observatorio de Economía de Industriales Pymes Argentinos (IPA), remarcó que «Argentina es el país menos productivo de la región en materia de productividad exportadora solo superado por Venezuela» y «produce y exporta las mismas cantidades y valores que en 2014». «En 10 años la producción para exportar creció 0% en tanto que Brasil la duplicó. Esto no es un problema de un gobierno, sino que es un problema estructural que nadie está dispuesto a resolver de fondo», profundizó.

La suba en bienes diferenciados fue explicada por dos grupos de productos: alimentos y vehículos, en ambos casos atados al intercambio comercial con Brasil. El citado informe aclaró que fue la mayor demanda del país vecino, y no tanto una ganancia de productividad de los productos argentinos, lo que explicó el leve incremento anual de las ventas.

Si bien todas las exportaciones con valor agregado hacia el principal socio comercial presentaron mejoras, en la mayoría de los casos (como autos, papas congeladas o medicamentos), se notó una menor participación de los productos locales dentro de las importaciones brasileñas. Los únicos productos que crecieron en su participación en el mercado brasileño fueron quesos y autopartes, lo cual puede tomarse como un reflejo de mayor productividad.

Para el resto de las exportaciones diferenciadas, que incluye a productos químicos y maquinaria, se observaron caídas respecto de 2023.

El atraso cambiario no brinda buenas perspectivas para las exportaciones diferenciadas

Para 2025 el IIEP estimó un incremento anual del 4,2% en las ventas externas, que sería generado íntegramente por los bienes no diferenciados, con un avance proyectado del 6,9% (+u$s4.263 millones). El sector agropecuario, el energético y el minero serán los motores de esta mejora.

Respecto del primer grupo, el trigo, la soja y la carne vacuna emergen como los productos con mejores perspectivas. Los dos factores que podrían poner en riesgo estas ventas son un cambio drástico en las condiciones climáticas y un endurecimiento de los aranceles chinos a las importaciones de carne.

En cuanto a la energía, el informe remarcó a la reactivación del oleoducto trasandino para la exportación de petróleo hacia Chile y el aumento en la capacidad de transporte por el sistema Oldelval hacia Puerto Rosales, prevista para marzo de 2025, como indicadores de un potencial incremento, que podría ser retrasado en caso de eventuales demoras en las obras.

Asimismo, la reducción en las retenciones para las exportaciones de oro y los nuevos proyectos de litio generarían las divisas adicionales en el sector minero. En este caso es la tendencia a la baja en los precios del litio el factor que puede amortiguar las subas.

Muy distinto es el panorama para las exportaciones de bienes diferenciados, para los cuales el IIEP espera una contracción del 5,1% (-u$s929 millones). Desde el instituto sostuvieron que el cálculo negativo responde «principalmente a la apreciación cambiaria esperada para 2025, que limitará la competitividad de los exportadores», un efecto que podría ser compensado de manera parcial por la «agenda de desregulación y facilitación del comercio».

El economista de Fundar, Tomás Canosa, señaló que la apreciación cambiaria tiene mayor influencia en los productos diferenciados, dado que ahí «Argentina compite con todos los países del mundo». En ese sentido, aseveró, la cuestión cambiaria se suma a otros factores que le quitan productividad a los artículos locales como el complicado acceso al financiamiento, la estructura de impuestos y regulaciones, o la baja escala que brinda un mercado interno deprimido.

Camino a una primarización de la canasta exportadora

Respecto de la política desregulatoria del oficialismo, Canosa considera que puede ayudar pero que requiere del alineamiento de todas las variables previamente mencionadas, así como de políticas productivas que estimulen el desarrollo de marca y la diferenciación del producto.

«No es una cuestión de desregular, sino de quitar impuestos distorsivos, estimular el crédito productivo, alentar la inversión y tener un régimen cambiario normal, como cualquier otro país de la región. Esto que es el estándar en cualquier país de la región, desde México a Paraguay, lamentablemente sería algo casi revolucionario en Argentina», dijo al respecto Vaccarezza.

En el IIEP explican que para una mejor inserción en las exportaciones de bienes diferenciados se necesitan dedicar esfuerzos en materia de comercialización, confiabilidad y aseguramiento de la calidad, factores que son menos importantes en el caso de los commodities dado que son productos con mayor homogeneidad a nivel mundial.

Frente al panorama planteado, es de esperar una primarización de la canasta exportadora argentina y pocos avances en materia de diversificación, elementos que vuelven a la economía más vulnerable a shocks internacionales y erosionan el desarrollo de largo plazo.

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Según Javier Milei, es mentira que no se llega a fin de mes: «La calle tendría que estar llena de cadáveres»

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En la Fundación Faro, el Presidente consideró «una pelotudez» que a los trabajadores no les alcance el salario, y pidió «40 años» para sacar al país adelante.

El presidente Javier Milei cerró este lunes un evento de la Fundación Faro, en donde expuso nuevamente a oscuras y dejó llamativas afirmaciones, como que «sacar al país adelante» puede llegar a tardar «40 años», o negar que la gente no llega a fin de mes, con el argumento de que no se observa la calle llena de cadáveres.

El encuentro se desarrolló en el barrio porteño de Puerto Madero, donde también habrá discursos del escritor chileno Axel Kaiser, los economistas Miguel BoggianoAdrián Ravier y Ramiro Castiñeira y el cineasta Diego Recalde. Además, previamente disertaron el director de la fundación, Agustín Laje, y el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo.

En plena escalada del dólar, y mientras las estadísticas dan cuenta de los problemas de salarios que transitan los trabajadores, el Presidente negó que los argentinos tengan problemas para llegar a fin de mes con plata en sus bolsillos.

«Ahora vienen a decir que no se llega a fin de mes. Convengamos que está claro que la frase suena muy interesante para ponerse sensiblero, pero es muy interesante, porque si fuera cierta, ustedes tendrían que caminar por la calle y estaría llena da cadáveres«, argumentó el mandatario. «Es una pelotudez», insistió.

En el mismo sentido, Milei sostuvo que esa queja sobre un salario insuficiente «es un insulto a los que hacen un esfuerzo por la vía honesta», y apuntó: «Esa vida, los kukas y el periodismo no la conocen».

En otro tramo de su disertación, el libertario volvió a acudir al relato de paciencia con la espera de que la economía repunte, aunque con un margen cada vez más extenso. «Tenemos que tener claro que pese a todos estos logros mayúsculos, sacar adelante al país va a llevar tiempo. No nos vamos a convertir en un país desarrollado de un momento a otro. El proceso puede tardar 30, 35 o 40 años», señaló.

«Los kukas, parece que nos hubieran dejado en Suiza, y nosotros generamos una masacre. Cuando en realidad los que destruyeron y se consumieron al capital, empobreciendo a la gente, fueron ellos», sostuvo Milei.

En este marco, el Presidente se refirió a las elecciones legislativas. «En septiembre, si llegamos a ganar la provincia, habremos puesto el último clavo en el ataúd del kirchnerismo», señaló, y sin ningún tipo de pruebas, sostuvo que en el peronismo «están dispuestos a hacer fraude y se vota con un sistema electoral distinto (boletas múltiples de papel) que habilita el fraude».

«Esa elección van a ser el techo del kirchnerismo y para nosotros va a significar el piso porque en la nacional (26 de octubre) no habrá testimoniales y se va a votar con boleta única de papel. Ellos sólo tienen esta sola oportunidad en septiembre, nosotros tenemos esa y octubre», vaticinó el libertario.

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La inflación, más cerca del 3%

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En la previa a las elecciones, al Gobierno se le escapa el aumento de precios. Salarios congelados. Impacto en alimentos.

El caballito de batalla de Milei comienza a trotar y al Gobierno se le complica sostener el relato sobre la desinflación. La suba del dólar oficial 6 por ciento la semana pasada empezó a mover los precios en las góndolas de los supermercados. No alcanzó la receta ortodoxa con incremento de las tasas de interés y aumento de los encajes bancarios -hasta el 40 por ciento- para frenar la escalada de la divisa estadounidense, y tampoco la presión de Economía sobre los empresarios para que no trasladen el impacto a las listas que ya llegaron actualizadas a los comercios.

En el mes previo a la elección en la provincia de Buenos Aires, el recalentamiento del dólar, más cerca del techo de la banda acordada con el FMI, vino acompañado de subas en todos los servicios. De acuerdo con la proyección de Orlando Ferreres & Asociados, para agosto, el índice de inflación podría rondar el 3 por ciento. Aunque el titular de la consultora considera que lo más preocupante no es la variación del costo de vida en ese porcentaje, sino la decisión de la administración libertaria sobre la tasa de interés que “afecta en los préstamos y en el crecimiento”. Se encuentra 40 puntos por encima de la inflación esperada.

“El último mes la base monetaria aumentó bastante y por lo tanto ese efecto puede notarse también en los precios al consumidor”, señaló Ferreres. Además, aseguró que hay beneficiados y perjudicados por la política económica que conduce el Ejecutivo. “Existen ganadores, como por ejemplo el sector de automóviles, que está vendiendo mucho más que el año pasado” y “perdedores, como la construcción, que está teniendo una actividad muy baja, lo mismo que el cemento”.

En una emisión de streaming, el ministro de Hacienda, Luis Caputo afirmaba que “El tipo de cambio subió 17 por ciento y los precios ni se movieron”. Horas después, distintas firmas se dispusieron a remarcar.

Para el economista jefe de BTG Pactual, Andrés Borenstein, el IPC en agosto podría llegar al 2,2 por ciento, cifra que no considera de gran impacto. De todas maneras, las estimaciones incipientes que se conocen para el octavo mes del año apuntan al alza.

Cuando los datos se contraponen con la situación de los ingresos populares, la crisis del consumo, el endeudamiento de las familias para comprar alimentos, las paradas de planta y los cierres de fábricas, cualquier movimiento obtura aún más las posibilidades de acceso a bienes y servicios.

Mientras el precio del dólar y de los productos en las góndolas se descongelan, los sueldos se mantienen frizados. Por ejemplo, en mayo, último relevamiento disponible del Indec, los salarios aumentaron 3 por ciento en promedio, pero los registrados privados lo hicieron apenas 2 por ciento; contra el 5,6 por ciento de los no registrados.

La realidad que marca el bolsillo no es la misma que prometen los números. En el caso puntual del IPC, según especialistas de distintos colores políticos, el indicador no pondera de forma correcta el costo de los servicios públicos en la canasta. Esto porque se sigue utilizando una encuesta cuya última modificación ocurrió durante la presidencia de Mauricio Macri, cuando el peso de las tarifas era menor. Fue incluso el propio titular del organismo, Marco Lavagna, quien pidió autorización para actualizar el formulario, solicitud que resultó desestimada de inmediato.

“La inflación tiene fecha de defunción a mitad del año que viene. Y se va a terminar porque la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 y 24 meses. Ahora es el momento de empezar a pensar en crecer”, declaró Milei en abril de 2025, cuando expuso en el Congreso Económico Argentino, de Expo Argentina de Economía, Finanzas e Inversiones (EFI).

Lo que no estaba entre las líneas leídas por el Presidente era la disparada del dólar y el parate de la actividad económica. El repunte en V que parece no encontrar el rebote. La variación porcentual interanual de la inflación en los últimos 12 meses se ubicó en el 39,4 por ciento y la acumulada en 2025 hasta junio quedó en el 15,1 por ciento.

Este martes el Banco Central publica el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que para junio había estimado 1,8 por ciento de inflación y para julio 1,7 por ciento. El informe incluye perspectivas sobre los precios minoristas, la tasa de interés, el tipo de cambio y el nivel de actividad, en base especialistas, locales y extranjeros.

El FMI, por su parte, estimó que la inflación anual de Argentina estará entre 18 y 23 por ciento este año, analizó el francés Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director del Departamento de Estudios del Fondo.

Las principales consultores privadas anticiparon que en julio el indicador estaría por debajo del 2 por ciento. El 13 de agosto se conocerá la cifra oficial. 

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El Gobierno recibe u$s2.000 millones del FMI y apuntala las reservas tras la flexibilización de la meta

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Aunque se flexibilizaron metas y se espaciarán las revisiones, el Fondo alertó por el bajo nivel de reservas, el déficit externo creciente y pidió mantener un enfoque monetario contractivo.

El Gobierno nacional recibirá este lunes un nuevo desembolso de u$s2.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), correspondiente al acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) firmado en abril, que destinará a reforzar las reservas internacionales y a cumplir compromisos de deuda con el propio organismo. De hecho, apenas se concrete el giro, el Tesoro deberá abonar unos u$s824 millones en concepto de intereses y comisiones.

Con este segundo desembolso, el FMI habrá girado hasta ahora u$s14.000 millones de los u$s20.000 millones acordados en abril. Ese adelanto fue clave para frenar la pérdida de reservas y estabilizar el esquema cambiario, a cambio de compromisos como el abandono del deslizamiento controlado del dólar al 1% mensual, el levantamiento parcial del cepo y la adopción de una banda de flotación cambiaria entre $1.000 y $1.400 por dólar.

A pesar de esta reconfiguración monetaria, el FMI informó en su último staff report que la Argentina no cumplió la meta de acumulación de reservas netas del segundo trimestre. Al cierre de junio, el saldo era de u$s4.700 millones, lejos del objetivo de u$s1.100 millones. Esta desviación se atribuye a la demora en aprobar la primera revisión y motivó un ajuste a la baja de la meta de reservas, que fue reducida en u$s5.000 millones.

Relajación de metas y monitoreo más espaciado

Como parte del entendimiento alcanzado, el FMI también acordó modificar la frecuencia de las revisiones del programa, que pasarán a ser semestrales en lugar de trimestrales. La decisión responde al contexto de alta tensión económica que atravesó el Gobierno en julio, marcado por una fuerte suba de tasas y renovadas presiones sobre el dólar, que saltó 4% en un solo día, alcanzando los $1.380, para luego retroceder levemente a $1.375 el viernes.

El organismo advirtió que la Argentina se encuentra entre los países con menores niveles de reservas dentro del universo emergente, y recomendó que el Banco Central asuma un rol más activo en la acumulación anticipada de divisas, como lo hacen Chile, Colombia o México.

Déficit externo y presión por importaciones

Otro punto de preocupación para el FMI es el deterioro del frente externo. Según el reporte, el déficit de cuenta corriente cerraría 2025 en u$s11.800 millones, equivalente al 1,7% del PBI, frente al 0,4% registrado en 2024. Esta dinámica se explica, principalmente, por la apertura del cepo y la liberalización de importaciones, que provocaron un rápido aumento de la demanda de divisas.

“El superávit comercial se está reduciendo rápidamente impulsado por un aumento de las importaciones, en un contexto de elevada actividad, una moneda aún relativamente fuerte y una liberalización comercial y cambiaria”, señaló el FMI. No obstante, en junio se habría observado una moderación del 3% mensual en el nivel de importaciones, posiblemente reflejando una menor demanda interna y una depreciación real del peso cercana al 15% desde abril, según estimaciones del staff técnico.

Por último, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, insistió en que se mantengan condiciones monetarias contractivas para sostener el proceso de desinflación y remonetización, al tiempo que remarcó la necesidad de mejorar el marco de política monetaria a fin de reducir la volatilidad de tasas y consolidar un entorno macroeconómico más previsible.

/ámbito

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