lunes, octubre 13, 2025
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La fantástica historia de «Algodones de Azúcar Raulito», un clásico sanjuanino.

Ahora San Juan ahondó en la historia de un clásico de la provincia: «Algodones de Azúcar Raulito». Gladys, la mujer pilar de la familia, junto a su esposo Raúl Rodriguez, contó la historia de este proyecto que inició en 1989 y ya involucra a tres generaciones.

Muchos aspectos a lo largo de la historia de la familia de los Rodriguez han hecho que «Algodones de Azucar Raulito» se conviertan en los preferidos del paladar de sanjuaninos/as y que también ingresen a sus corazones. Gladys resume de modo muy preciso sus inicios.

Todo inició cuando en 1989 la familia se muda a la vecina provincia de Mendoza para darle un modo de vida mejor a su familia, en aquel entonces compuesta por Gladys, Raúl y tres niños pequeños (hoy son Gladys, Raul, Darío, Sandra, Marina, Luis, Melina y Gabriela, más nietos). Allí se alojaron en la casa de la hermana de Raúl. Su cuñado ya se dedicaba a la venta de algodones de azúcar de modo callejero, así que la familia empezó este emprendimiento y el sueño de comprar su propia máquina.

Con mucho «trabajo y esmero» lograron conseguir una casita propia en Mendoza. En ese momento se enfocaron en lograr adquirir su propia fábrica de algodones de azúcar. «En aquel momento era muy difícil. Trabajamos en la venta callejera por ocho años en Mendoza».

Luego de aquella época decidieron volver a «nuestro querido San Juan», en palabras de la mujer. «Fue muy difícil, empezar todo de nuevo (…) sobre todo por el modo de comercialización que se usaba en la provincia para los algodones». A mediados de lso 90′ era muy común que durante las siestas sanjuaninas pasara alguna carreta que ofreciera el trueque de «algodones de azúcar por botellas para salsa».

«Trajimos un producto mejorado. Lo hacemos con mucha responsabilidad e higiene, porque lo compran los papás para sus chicos y tiene que ser un producto excelente». Así es como la familia se puso los algodones al hombro y retornó la venta callejera, en escuelas, de a poco en eventos.

Sus incios están muy lejos de lo que hoy podemos imaginar. «Hacíamos volantes a mano, con lapicera, a puño y letra y los repartíamos en cada lugar que íbamos». Sabor, responsabilidad y unión familiar hicieron que esto se volveria el solvento de la familia.

Recien en el 2012 Luis, uno de los hijos de Gladys y Raúl creo la fanpage «Algodones de Azúcar Raulito». El clásico de esta red social es el sorteo mensual que realizan desde sus inicios. «Es un modo de agradecimiento a toda la gente que nos apoyó y nos sigue apoyando, para nosotros esto es muy importante», asegura Gladys. Hoy cuentan con más de 10mil seguidores fieles que interactuan a diario y brindan su apoyo a la familia.

El 2020 y 2021 fue un periodo particularmente duro para la familia, no sólo en cuestiones económicas ya que por las medidas preventivas para evitar la propagación del coronavirus su actividad se vio mermada. «Tuvimos que vender la movilidad, así que hay que empezar de nuevo, retomar«, dice con nostalgia la mujer.

Sin embargo, eso no fue el golpe más duro producto del coronavirus. Su hijo Luis, quien siempre decía «hay que seguir pa’ delante», conocido en la provincia no sólo por la venta callejera sino tambíen por ser un experto en globología, contratado en muchos eventos por su arte con globos, fue víctima del coronavirus y falleció. Con voz quebrada, Gladys cita a su hijo diciendo «Hay que seguir pa’ delante».

“No hay día que no se salga, que  mi esposo salga a la calle y escuche alguna historia de él. Mi hijo era muy conocido porque trabajaba en la venta callejera y hacía globología en eventos. Muy agradecidos de la gente que hoy nos acompaña”, asegura la madre de familia. «Hace unos días tuvimos la alegría de poder ver un mural que hicieron en la casa de mi hija en honor a los fallecidos de covid-19».

Algodones de Azúcar Raulito involucra a tres generaciones de la familia, padres-hijos-nietos y hasta, a veces, novias de nietos. Gladys cuenta que cuando hay grandes pedidos, como para eventos o escuelas, todos se reunen y trabajan. «Cada uno tiene su labor, el que controla las cantidades, quien ata las bolcitas, quien acomoda», cada uno con una tarea específica para garantizar la calidad del producto.

Algodones de Azúcar Raulito es un clasico de la provincia, casi tanto como la semita. Alegran eventos, cumpleaños y hasta la calle con su llegada. Grandes y pequeños disfrutan de su sabor. Su fanpage en Facebook es un claro reflejo de esto, donde siempre están dispuestos a contestar cualquier duda de manera ágil y amable.

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