domingo, septiembre 28, 2025
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La elección del 14/11 en la Provincia de Buenos Aires y su significado.

Quiero comenzar esta nota afirmando que sin tener en cuenta lo que pase económica, social y políticamente en la Provincia de Buenos Aires no se puede hacer, tomar o pensar ninguna acción nacional en cualquiera de esos órdenes.

Desde este San Juan muchas veces nos encandilamos con las luces de la “porteña Ciudad” y consumimos desmesuradamente su impronta mediática, cultural y discursiva como si fuese la “voz argentina”.
Somos bombardeados por esa cultura todo el día, al punto de ridículamente saber más de un accidente en Caballito de lo que pasa en Jáchal, por ejemplo. El poder mediático concentrado es casi divino, está en todos lados, todo el tiempo: es omnipresente.

No es una nota sobre medios y comunicación, sino un intento de ponernos en el contexto “mental” que muchas veces la dirigencia política en general tiene al pensar en Argentina como si estuviese charlando en un balcón de la “City” para luego bajar por el ascensor y emprender rumbo a que Dios nos atienda, ya que como dice el dicho: El está en todos lados pero atiende en Buenos Aires (ciudad).


Sí, Él puede atender en porteñolandia y en las oficinas de todos los poderes, pero el “pueblo de Dios” habita todo el suelo y la mayor cantidad de habitantes y territorio está en la Provincia de Buenos Aires, es ahí desde ese polo económico y poblacional del país desde donde surge claramente el centro político.
Es justamente en esta provincia donde reside la mayoría de sectores sociales medios bajos y pobres, donde son visibles las mayores desigualdades, miseria y riqueza, hambre y opulencia y por todo ello quienes tengan mayor peso político en “la gran provincia” tendrán sin duda una gravitación muy fuerte en lo nacional.

Déjenme añadir que hay un cierto desprecio en el discurso que reproduce “la centralidad porteña” cuando se reduce a los grandes y populosos municipios como La Matanza a que “son muchos votos”, a quienes se puede manipular, comprar y que por eso incluso no merecen votar (hay quienes lo expresan así).

Ahora sí, hecha esta extensa intro (aunque no tan larga pero el medio me exige resumir) nos abocamos a un hecho político concreto: l

La elección del 14 de Noviembre en la Provincia de Buenos Aires y su significado.

En las PASO el espacio de Juntos por el Cambio, que allá se llama“Juntos”, sacó el 38,0% con 3.150.000 votos.
El Frente de Todos sacó 33,6% con 2.790.000 votos, es decir  unos 360.000 menos, y todo esto con una participación del 68% en un padrón de 12 millones 700 mil electores.

En Buenos Aires gobierna el kirchnerismo, Kicillof es el gobernador y Cristina antes de ser Vicepresidenta era Senadora por la provincia de Buenos Aires.
Luego de las PASO vino un terremoto político en el Frente de Todos a nivel nacional, incluída la “carta de Cristina” que puso en público las diferencias y generó un volcán de reacciones que terminó plasmando un nuevo gabinete y una nueva manera de encarar la campaña de las generales.
La oposición de Juntos se frotaba las manos y ya daban por muerto, una vez más, al “kirchnerismo” (como denominan con intención despectiva a todo el arco que incluye a los peronismos y aliados) y la cara de la vice se viralizó como símbolo de la derrota.

Y llegó la “sorpresa” del domingo pasado, no se produjo la tan anunciada catástrofe y no sólo Fdt y JxC sacaron 15 diputados nacionales (empate), sino que el Senado bonaerense obtuvo su propio empate al lograr el Frente de Todos que haya quedado esa cámara con 23 representantes por cada frente mayoritario y a eso, sumarle remontadas épicas como la de Mayra Mendoza que de los 6 puntos abajo terminó ganando en Quilmes.

Los números del domingo dicen Juntos 39,9% (3.480.000 votos) y Frente de Todos 38,5% (3.370.000 votos). Saquen cuentas, Juntos sumó 330 mil votos desde las PASO, pero el Frente de Todos 580 mil. Son números grandes ambos, pero la remontada hizo que aún sacando menos votos el FdT bonaerense se sintiera victorioso y la cara de alegría de Kicillof y la militancia cantando reflejaban ese estado de ánimo.

¿Qué pasó?. En primer lugar salieron los intendentes insignia a la primera línea y la militancia a la calle a las tradicionales acciones y apelando a la “mística peronista”. El discurso fue más un “ojo que ellos viene a hacer lo mismo que hicieron, recuerden que los sectores medios y bajos siempre estuvieron mejor con nosotros”. No un “somos mejores”, sino que los otros son peores.
Esto no se dió en un ambiente idílico, sino con una pobreza, inflación y hambre aumentada junto con una bronca no disimulada desde el propio FdT con el gobierno nacional y Alberto en particular.

Mientras algunos alzaban el discurso de lo bello y armonioso del planeta llamado “consenso” donde no hay problemas de modos y formas y se frotaban sus manos preparando el sepelio de “ese peronismo” resulta que vuelve a emerger.


Si, hoy la comunicación y sus formas son importantes, pero lo que subyace es lo verdaderamente central: la realidad social y económica de los sectores más golpeados por la desigualdad (desde siempre).
Mientras esa injusticia social exista habrá quienes los representen políticamente y la única receta duradera para que “esos peronchos” no tengan peso es eliminando las injusticias,  cosa que paradójicamente es lo que quieren los que siguen ideológicamente al Frente de Todos (en un sentido más amplio que peronismo).

¿Quienes son los dueños de ese “logro”? Mientras completo la nota se prepara el acto del Día de la Militancia donde el presidente sería el único orador, la intención es clara: tratar de capitalizar este logro en la figura de Alberto Fernández. Pero, queda claro que quienes han sido fortalecidos son el gobierno bonaerense, los intendentes y la militancia cercana a Cristina.
Todo aquel que trate de ignorar estos hechos y datos de la realidad chocará contra una pared. Podremos estar más, menos o nada de acuerdo con este espacio, podremos discutir si tiene o no el vigor de antaño, pero hoy sigue teniendo una centralidad a prueba de balas porque su sustento está en sectores sociales concretos que reconocen a un liderazgo concreto.
Creo que en San Juan cuesta además interpretar esto porque lo que podríamos llamar kirchnerismo no tiene gravitación acá, no hay una organización ni referentes que lo representen (algunos dicen serlo, sin serlo), sino personas y militantes aislados que simpatizan, pero no coordinados, sin estructuras.
Sumemos a que sin haber caminado por el conurbano, o al menos pasado en auto por el interior populoso bonaerense, se hace más difícil poder interpretar lo que los números expresan de este país dentro del país.

Por todo lo antedicho, si no se tiene una mirada más abarcativa de lo que sucede y nos quedamos con la imagen mostrada por los medios de penetración “cultural”, nos quedaremos con el reflejo distorsionado en un espejo equivocado.

Por Rafael Ibañez.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

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