Junto a la elección de una Asamblea Constituyente, los chilenos ponen fin este domingo a un modelo centralizado en su capital.
Nunca los chilenos han elegido en las urnas a sus líderes regionales, hasta ahora designados por el Ejecutivo Nacional desde hace décadas. Es uno de los dos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con Turquía, que no elige a las autoridades intermedias, como sí hacen, por ejemplo, Argentina, Brasil o Perú.
Lo que ocurrirá este fin de semana será histórico: por primera vez, la ciudadanía acudirá a las urnas para escoger democráticamente a los gobernadores de las 16 regiones del país, incluida la Metropolitana, de Santiago de Chile, donde viven siete de los 18 millones de habitantes del país sudamericano.
Son 90 los candidatos que aspiran a llegar al cargo en una elección trascendente que, sin embargo, está opacada por unos comicios múltiples donde 14,9 millones de ciudadanos están habilitados para elegir, en paralelo, a los redactores de una nueva Constitución y a las autoridades municipales.
“Por primera vez en Chile tendremos una autoridad regional que va a representar a los habitantes de las respectivas regiones; y las regiones, por primera vez, van a transformarse en unidades políticas” explica Egon Montecinos, cientista político y académico de la Universidad Austral con sede en Valdivia.
Desde el siglo XIX impera una concepción conservadora y centralista para la organización en Chile. A comienzos de los noventa, recién recuperada la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet, se promulgó una ley que instaló la figura del intendente regional. Actualmente, tiene dos funciones: representar al presidente de la República en cada una de las 16 regiones del país –es el mandatario quien lo designa– y presidir el Gobierno regional autónomo, compuesto por consejeros regionales electos por la gente, la estructura administrativa del órgano y los representantes de cada uno de los ministerios.
En el segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), sin embargo, el Parlamento aprobó una reforma que elimina al intendente. Su figura se dividió en dos: la del gobernador regional electo, que se vota por primera vez este fin de semana, y la del delegado presidencial, que seguirá siendo el representante del mandatario en el territorio.
Entre las inequidades en Chile, que son múltiples y sistémicas, está la territorial. Es difícil vivir fuera de Santiago de Chile y, más todavía, fuera de las grandes capitales regionales, sobre todo considerando que el país tiene una geografía compleja. Es centralizado el Estado, pero también el sector privado, con sus grandes empresas.
Chile ha definido que, de no alcanzar más del 50% del respaldo este fin de semana –es el primer país latinoamericano en programar elecciones en dos días, por la pandemia–, habrá segunda vuelta en la elección de gobernadores el 13 de junio. Asumirán el cargo el 14 de julio próximo. Aunque estas elecciones múltiples en Chile están marcadas por la incertidumbre, algunas proyecciones indican que la derecha oficialista de Sebastián Piñera no se quedaría con las grandes gobernaciones, porque no han puesto sus fichas en esta elección. Pero será un gran bolsón electoral con miras a los comicios presidenciales y parlamentarios de noviembre. Quien gane la gobernación de Santiago, por ejemplo, se convertirá en la segunda autoridad elegida con mayor cantidad de votantes, luego del presidente de la República. En Valparaíso y Concepción, las otras dos grandes regiones en tamaño, también se convertirán en autoridades con alta visibilidad.
Fuente: El País
