El fallecimiento de un menor en el camping del Círculo de Oficiales en Rawson recordó otros dos casos similares
La reciente muerte de un niño de 13 años, ocurrida este domingo en un salón de fiestas, volvió a poner en evidencia una tragedia que lamentablemente se ha repetido en San Juan: el derrumbe de arcos de fútbol que terminan cobrando la vida de menores de edad.
De acuerdo a la información oficial, el chico, de apellido Páez, jugaba al fútbol con otros niños durante el cumpleaños de su primo cuando, tras convertir un gol, se habría colgado del travesaño del arco. En ese momento, la estructura de hierro cedió y cayó sobre su rostro, provocándole graves lesiones.
Pese a que fue trasladado de urgencia al Hospital Guillermo Rawson, los médicos constataron que había llegado sin vida. En el lugar trabajaron efectivos de Policía Científica, Brigada de Investigaciones y funcionarios de la UFI, encabezados por el fiscal Francisco Nicolía y el ayudante fiscal Maximiliano Gerarduzzi Marcovecchio, quienes secuestraron el arco y ordenaron la autopsia.
Este trágico episodio no es el primero de su tipo en la provincia. En los últimos años, al menos dos casos similares sacudieron a distintas comunidades sanjuaninas.
2020: un pequeño de 2 años murió en Pocito
El 29 de febrero de 2020, Ramiro Rato, de apenas 2 años, perdió la vida tras ser aplastado por un arco de fútbol en una finca de Pocito, ubicada sobre calle Vidart, entre Calle 6 y 7.
El pequeño jugaba con su familia en la cancha del lugar cuando, por razones que nunca pudieron establecerse del todo, la pesada estructura metálica se desprendió y le cayó sobre la cabeza. Fue trasladado al Hospital Rawson, donde los médicos lucharon por salvarlo durante dos días, pero falleció el lunes 2 de marzo.
2021: otra tragedia en Calingasta
El 16 de mayo de 2021, un hecho similar conmocionó a Barreal. En un salón de eventos del complejo “San Cristóbal Fútbol Club”, perdió la vida Hilario Uriel Uribe, de 4 años. El menor jugaba en la cancha del predio cuando un arco de caño se desplomó sobre su cabeza, causándole heridas fatales.
Según determinó la Justicia, el establecimiento, propiedad del exintendente José Ibazeta y administrado por Gustavo Campillay, no contaba con las habilitaciones correspondientes, por lo que ambos fueron detenidos de manera preventiva en el marco de la investigación.
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