Es un plato que atraviesa todas las clases sociales y forma parte de las tradiciones argentinas. Algunos investigadores afirman que el locro se come en estas tierras desde la época colonial y tal vez por eso se volvió infaltable en todas las mesas en los festejos patrios del 25 de mayo y el 9 de julio y ¿para el 1 de mayo también?
Pero también, y desde hace unas décadas, el locro, tan representativo de la cultura popular, se ha convertido en el emblema gastronómico del Día del Trabajador. Un ritual que crece desde los sindicatos, los bodegones, los hogares y hasta los restaurantes más sofisticados que lo reversionan con un estilo más gourmet.