lunes, noviembre 17, 2025
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El Pasillo: las PASO y la crisis en el Frente de Todos.

El Pasillo vuelve en una tardecita de domingo, de temperatura agradable y con el olor de las semitas calientes rondando el ambiente entre mates.
Hace una semana eran las PASO y pareciera que fue un siglo atrás, y como hay tanto para decir, hoy nuestro café virtual se transformó, no es el habitual intercambio abierto vía whatsapp, sino la puesta a consideración de un documento hecho por Rafael Ibañez para posterior debate. Aquí va.

Las PASO y el Frente de Todos.

Antes que nada, todos los políticos tienen una ideología, deciden representar intereses concretos y se ponen a consideración como representantes de los mismos.
En la sociedad esos intereses entran en conflicto, por ejemplo, la gran patronal quiere pagar menos salarios, subir los precios y echar sin indemnización. Los trabajadores no quieren nada de eso y los que no tienen trabajo quieren acceder a uno digno y no a la eterna changa.
Cómo resolver esta disputa de distribución de ingresos está en el corazón de cualquier postura ideológica, desde los que quieren que el Estado regule todo hasta los que no quieren que el Estado regule nada y sea ley de la selva. 

Soñar que a puro consenso y cero conflicto se resuelven las cosas es estar leyendo un cuento de hadas, suena bonito pero no es real. De hecho, el capitalismo y sus leyes de mercado son un conflicto de intereses, de oferta y demanda permanente.

Digo esto porque primero hay que aclarar que cuando hay mucho nombre sin contenido y solo nos quedamos ahí, es porque no quieren que veamos el iceberg de la política real que estas personas representan.

Las PASO y semana al rojo vivo

La semana pasada el Frente de Todos a nivel nacional recibió una derrota que les duele hasta la médula y que terminó siendo la peor del peronismo siendo gobierno.

En San Juan el FdT  salió primero, pero no puede ni festejar ni descansar, es muy poca la diferencia, menos de 5 puntos y muy por debajo del 50%, lo que pone en aprietos al enfoque de plebiscito de la gestión que fue el eje central de campaña, aggiornado con la buena relación el gobierno nacional.

En San Juan se podría utilizar la excusa del efecto arrastre, pero eso no explicaría el por qué en algunos departamentos se tuvo una buena elección y en otros no. Como ya analizamos en su momento es en Capital, municipio conducido por el oficialismo, donde más votos sacó Juntos por el Cambio, con el mayor porcentaje relativo y una tasa de participación alta en comparación. 

No es muy difícil de ver que la componente socioeconómica influye y que la campaña del FdT local no logró ponderar ni la gestión, ni una postura política para contraponer en estos sectores a la expresada por los medios nacionales y el aparato de manejo de redes muy fuerte que tiene la derecha argentina

El Frente de Todos nacional, una coalición con todos los peronismos.

A nivel nacional estalló una crisis muy fuerte por el resultado, terminó en una interna abierta por los medios y con cambio de gabinete.
Sin lugar a dudas quedó demostrado una vez más que detrás de Cristina Kirchner está la mayor fuerza política y territorial del FdT, que contempla un amplio abanico de fuerzas políticas y sociales que no se circunscribe a La Cámpora, y que me atrevo a decir que el mayor aporte está entre todas las otras organizaciones y no en esta agrupación.

Es importante aclarar que el kirchnerismo no tiene una estructura como tal, siendo esta su principal debilidad. Es un movimiento heterogéneo que se reconoce como parte del “campo nacional, popular y democrático”  y que reconoce a CFK como líder.
Esta falta de orgánica se reflejó en el FdT, una coalición donde su “socio mayor” no debatió y dejó todo en manos del aparato político y comunicacional del gobierno que demostró ser al menos mediocre.
Entre los otros socios se encuentran el massismo, que tiene su cuota de poder territorial a Buenos Aires, una larga listas de expresiones y gobiernos provinciales no alineados con los anteriores, sindicatos, movimientos sociales y el albertismo que es algo que está en el imaginario porque no existe como tal más allá de un conteo de funcionarios. ¿Y el peronismo?. Bueno, mejor dicho, los peronismos están todos en el FdT.

El FdT y la bomba que no explotó.

Obviaremos la secuencia cronológica de lo acontecido en la coalición gobernante, pero sí decir que con su carta CFK pateó el tablero y puso el debate económico y social sobre la mesa

Cuando las renuncias puestas a consideración de ministros escalaron apurando a Alberto que “escuche las urnas” y reaccione rápido, este dilató aún más la respuesta y confiando en la épica salió a la caza de apoyos contra la embestida “de los kirchneristas”.
¿Resultado?, consiguió el tibio apoyo de algunos gobernadores, incluido Uñac, y de otros aliados circunstanciales de lealtad volátil, como el movimiento social Evita, que crecieron a base de una montaña de planes y programas con el que el macrismo los benefició a cambio de “contención social”. Sin dudas, en la misma línea podemos considerar a esta CGT, una cúpula que con el brutal plan neoliberal del macrismo no se caracterizó precisamente por la defensa de los derechos de los trabajadores. No hace falta decir mucho más.

Fue muy evidente que se operó desde fuera y dentro para que se produjese un cisma en el FdT y que se produzca el deseo de limpiarse a CFK. Es el sueño del ala conservadora del peronismo, que se siente más cómoda con Larreta y Macri que con sus compañeros K. Para muestra sobra un Pichetto.

Al final la bomba no explotó, terminó ganando el debate interno a cielo abierto y CFK logró con su movida cambiar de plano la agenda en los medios: se habla solo de esto y nada más que de esto y cualquier otra cosa suena estúpida

Algo de la campaña y la no realidad

Fue claro que la elección demostró disconformidad y apatía contra el gobierno nacional. 

Descansar la campaña en el plan vacunatorio junto a una imperceptible mejora de la “gran” economía anunciada con bombos y platillos no alcanzó, fue contra la realidad y terminó con un vacío eslógan de “la vida que queremos”. De telón de fondo, el acuerdo con el FMI.

La realidad es brutal, los números son contundentes: pobreza del 50%, salarios destrozados con poder adquisitivo demolido, suba de precios de servicios, falta de trabajo y todas las consecuencias que trajo la pandemia en general.

Si, estuvo la herencia y la pandemia, pero la gente come hoy y mañana, no le basta con ayer. 

Sobre esos ejes cabalgó la derecha para hacer campaña, la palabra “Basta” la usaron para sintetizar el descontento. Un esquema fácil para cualquier opositor mostrar eso y saltarse olímpicamente el hecho de que el macrismo fue el que puso en jaque al país con su deuda e hipoteca impagable y la continua destrucción del mercado interno.

Si el gobierno hubiese tenido el atino de sincerar la situación social y comprometerse a solucionarla, seguramente su base social lo hubiese apoyado más y la militancia se hubiese comprometido más.

Los conflictos de intereses también se expresan en el FdT

Grabois afirmó que el gobierno «tiene una política redistributiva que no es peronista, las desigualdades han aumentado lejos de achicarse» y que «votó mucha menos gente en los barrios, los militantes votamos enojados, imaginate la gente», agregando que «el gobierno está muy mal y eso implica que en toda la coalición política estamos mal”.
Esto refleja el ánimo de la mayoría de los miembros del FdT.

En definitiva, a mi entender, todo lo antedicho muestra que la disputa entre los modelos de país no está solo entre los frentes, sino que dentro del FdT, hay una lucha ideológica entre dos visiones diferentes.
Un dirigente justicialista me dijo que “este gobierno, supuestamente nuestro gobierno, está administrando la herencia macrista acordando el ajuste con el FMI, hablando como Cavallo del déficit cero, limitando la asistencia social en el peor momento y hablando de reducir subsidios y quedar bien con los acreedores. Concedió siempre y Vicentín fue la primera gran muestra de que no defiende nuestros intereses. Mucha ampliación de derechos, pero de peronismo poco”.

Dicho de otra forma, el gobierno dirigido por Alberto Fernández es considerado por estos dirigentes como progresista en lo social -desea la ampliación de derechos y el avance de la justicia social- pero sin tocar la estructura económica heredada y termina siendo de facto, liberal en este campo. Lo que los europeos llaman social-liberalismo al estilo Partido Socialista español.

En este modelo el Estado está presente tanto en la ampliación de derechos, como en la regulación de los ingresos y rigiendo los destinos estratégicos económicos de la nación. Son dos modelos dentro del FdT.

Hoy hay un impasse en esta disputa de fondo dentro del FdT, no es el momento, hoy la prioridad está en recomponer lo que más se pueda el tejido social, alentar el mercado interno, mejorar los ingresos y frenar el retorno del neoliberalismo. ¿Podrán lograrlo?.

Continuará…

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