El ataque de este domingo contra un camión que transportaba a combatientes talibanes ocurrió cerca de la frontera con Pakistán, y si bien en principio no se confirmó que la existencia de muertos, varios ocupantes del vehículo debieron ser hospitalizados.
En tanto, las tres explosiones del sábado mataron por lo menos a dos personas e hirieron a otras 20, afirmó un alto cargo talibán que pidió mantener el anonimato.
Este domingo, más temprano, el vocero de los talibanes en la ciudad de Kunduz, Matiula Ruhani, pidió más ayuda a «toda la comunidad internacional», tras subrayar que «no son terroristas», sino que «han traído la paz» al país centroasiático, informó la agencia de noticias Europa Press.
Actualmente, los gobiernos de todo el mundo están sopesando la mejor manera de tratar al grupo, conscientes del pésimo historial de Derechos Humanos que les precede, al tiempo que se esfuerzan en aliviar el creciente desastre humanitario al que se enfrenta el país.
Al respecto, la Comisión Independiente para los Derechos Humanos de Afganistán (Cidha) anunció la suspensión de sus actividades ante la imposibilidad de realizarlas desde el 15 de agosto, fecha en la que los talibanes tomaron Kabul.
El grupo Estado Islámico en Afganistán (EI-K), principal rival de los talibanes, reivindicó los ataques cometidos este sábado y domingo contra el movimiento islamista en la ciudad afgana de Jalalabad, informó su órgano de propaganda Amaq a través de un comunicado.
El grupo afirmó ser el autor de «tres atentados con bomba separados» contra tres «vehículos de los talibanes» ayer en Jalalabad, y de otro «ataque con bomba» hoy contra «un vehículo de los talibanes» en esta gran ciudad del este de Afganistán, recogió la agencia de noticias AFP.
