Con dos asistencias y un golazo de tiro libre de Lionel Messi, Argentina le ganó 3-0 a Ecuador y se metió en las semifinales de la Copa América. Sufrió de a ratos, perdió un par de goles increíbles y festejó para que el sueño continúe. De Paul y Lautaro Martínez anotaron los otros tantos. Ahora, jugará con Colombia por un lugar en la final.
Había que cruzar el Ecuador y se cruzó. Con seguridad, con buen fútbol, con muchas llegadas, con algún que otro susto -en el ST-, pero se dio un paso grande, uno que no se podía fallar porque definía la salud de la Selección. Volver a clasificar entre los cuatro mejores del continente por cuarta vez consecutiva (medio una obligación para la Argentina por historia), marca que se va por el camino correcto de la reestructuración, que la renovación se va instalando, que Scaloni ya casi encontró a su equipo ideal, que hay con qué ilusionarse y que ahora ya hay que pensar en Colombia.
La Selección mostró que sabe a lo que juega, que quiere ser dueño de los partidos, que tiene varias formas de llegarle al rival. Y en el primer tiempo en Goiania aplicó todo el manual de cómo arrinconar a Ecuador, un equipo que no salió a defenderse, que buscó presionar alto, preocupar con contragolpes… Pero el team de Scaloni fue el dueño. Porque si no fuera por la falta de efectividad, el PT podría haber terminado en goleada porque llegó hasta las narices de Galíndez en ¡nueve oportunidades! y apenas una vez (asistencia top del 10 y gol de De Paul) pudo vencer al arquero argentino, nacionalizado ecuatoriano. Argentina llegó con pelotazos de Pezzella y Paredes para Lautaro, con juego asociado con Messi como líder, aprovechando una tontera del fondo rival que Leo no pudo sacarle jugo (la bola dio en el palo), hasta de pelota parada, con la doble chance que tuvo Nico González.
En el segundo tiempo, la Selección bajó mucho su nivel (como le sucedió a lo largo de la Copa) y creció mucho Ecuador, que sabía que no tenía nada más que perder, Alfaro empezó a meter delanteros en la cancha y comenzó a preocupar a Scaloni. No fueron tantas llegadas claras, pero el resultado era corto y Argentina dejó de tener todo bajo control. Ahí reaccionó el DT, haciendo cambios para la batalla, para el aguante y entraron muy bien Guido Rodríguez y Di María. Y cuando parecía que se iba a sufrir hasta el final, cuando eso estaba instalado, apareció el alma ofensiva, la presión en ataque de Angelito, la asistencia de Messi (cuándo no) y la definición goleadora de Lautaro, para marcar su segundo gol seguido. Y después llegó la perla de Messi de tiro libre, para que la noche sea redonda.