El Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) anunció un recurso ante el Tribunal Supremo para frenar el evento.
El laborista Ciro Gomes, candidato a presidente en las próximas elecciones, aseguró que no se puede hacer demagogia con el fútbol a cambio de «la muerte de inocentes«.
El líder del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) Guilherme Boulos recordó que Brasil tiene seis veces más muertos por COVID-19 que Argentina, que acabó siendo descartada como país sede. «Es reírse en la cara de nuestra gente» criticó.
Otros echaron mano de la ironía y los juegos de palabras. El exministro de Salud (y médico) Luiz Henrique Mandetta, destituido por Bolsonaro hace un año por sus diferencias a la hora de gestionar la pandemia, subrayó que en estos momentos la pandemia está en expansión y llamó al torneo «Cova América» (en portugués, «cova» significa tumba).
«Un cinismo total hacia lo que está pasando, es increíble», lamentó.No fue el único médico en posicionarse contra la celebración de la competición.
El infectólogo de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI) Marcelo Otsuka recordó en la cadena Globonews que Brasil sigue «con unos números que aún son alarmantes, cerca de 2.000 muertos al día».
Aunque los partidos se celebren a puerta cerrada, sin público en las gradas, la mayoría de especialistas no cree que sea un buen momento.
«Hay un simbolismo muy fuerte (…) cuando ídolos y personas que la población admira están viviendo una vida «normal», sin máscaras, sin respetar las reglas, hay un impacto muy grande. Ahora necesitamos la ayuda de todos los sectores», subrayó.
