Las reservas internacionales de Argentina se desplomaron y alcanzaron su nivel más bajo desde 2006. En diálogo con el medio Sputnik, dos economistas evaluaron los motivos detrás de la significativa pérdida y coincidieron en que el país afronta una «situación delicada».
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) registró una caída histórica de sus reservas internacionales. El reporte del lunes 31 de julio daba cuenta de que el país contaba con 24.032 millones de dólares, unos 1.614 millones menos que los registrados tan solo tres días antes. Estas cifras no se veían desde 2006.
El mismo lunes, el Gobierno argentino debió afrontar un nuevo compromiso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y pagarle 2.700 millones de dólares por los vencimientos de julio. El país tiene una deuda de 44.000 millones de dólares con el organismo financiero a raíz de un préstamo solicitado en 2018, durante la administración de Mauricio Macri (2015-2019).
«El Gobierno obedeciendo al mandato de pagar la deuda y tratar de generar buena relación con los acreedores ha hecho todos los esfuerzos necesarios para que esos dólares llegaran a manos de los acreedores, esa es la razón central por la cual las reservas caen sin parar», aseguró a Sputnik el economista Francisco Cantamutto.
El experto agregó además que «Argentina viene perdiendo reservas de manera sistemática«, pese a registrar un «superávit comercial de manera relativamente sostenida en los últimos años».
En 2022 el país tuvo un saldo favorable de 6.923 millones de dólares en la balanza comercial, con un aumento de 13,5% de las exportaciones y 29% de las importaciones, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Pese a ello, Cantamutto aseguró que la «pérdida de reservas se debe a la salida de capitales por vías financieras, entre las que se destacan los pagos de deuda».
El analista explicó que los principales pagos de deuda representan dos terceras partes de las salidas en relación al superávit comercial. A su vez, denunció que grandes empresas buscan «fugar recursos a través de operaciones de dudosa legalidad», algo que no contribuye a mejorar la situación.
A lo anterior se suma el impacto de la sequía, considerada la más grave en casi 100 años, y que profundizó el problema: le costó a Argentina pérdidas superiores a los 20.000 millones de dólares en el sector agroexportador.
En ese sentido, el experto cuestionó que el organismo financiero haga nulo eco de la emergencia climática. «En lugar de hacer una salvaguarda inmediata, el FMI lleva al país a largas negociaciones, obligando a avanzar en el ajuste», apuntó Cantamutto.
Por su parte, para el economista Salvador Di Stefano, la pérdida de reservas no responde al pago de la deuda, sino que se debe a que Argentina vive por encima de sus posibilidades.
«Importamos más de lo que exportamos, ya sea en bienes o servicios, y por otro lado, no generamos renta de nuestros activos en el exterior. Entonces sumado a que mucho dinero se fuga, eso lleva a que las reservas cada vez son más pequeñas», aseguró Di Stefano a Sputnik.El economista indicó que la pérdida de las reservas se debe a tres factores: un déficit fiscal, a través del que el país gasta más de los ingresos que tiene; una balanza de pagos negativa, con mayores importaciones que exportaciones; y una descapitalización del BCRA, en donde «las reservas brutas son inferiores a lo que debe el Banco Central al exterior».De acuerdo a un informe trimestral del INDEC publicado en junio, el BCRA registra una deuda de 28.744 millones de dólares.
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