El último Boletín Epidemiológico Nacional reportó más de 36.900 diagnósticos en 2024, marcando un máximo histórico. La tendencia continúa en ascenso durante 2025, con los jóvenes de 20 a 39 años como la población más afectada.
El sistema de salud argentino registra el mayor número de diagnósticos de sífilis desde que existen registros oficiales, según los datos publicados en el último Boletín Epidemiológico Nacional. La cifra de 36.917 casos notificados durante 2024 supera todos los valores históricos y consolida una tendencia creciente que se mantiene en lo que va de 2025, con 36.702 casos reportados en las primeras 44 semanas.
Este incremento representa un aumento del 38,5% respecto a 2022 y confirma una expansión sostenida de la infección que preocupa a las autoridades sanitarias. La tasa nacional de notificación pasó de 56,1 por cada 100.000 habitantes en 2019 a 93 en 2024, lo que implica un crecimiento del 65,8% en ese período. Los datos preliminares para 2025 anticipan un nuevo aumento del 20,5% en comparación con el mismo lapso del año anterior.
El análisis epidemiológico revela que la población más afectada se concentra en el grupo etario de 15 a 39 años, que representa el 76% de los casos notificados. Dentro de este segmento, las personas de 20 a 24 años presentan la tasa más elevada, con 228,2 casos por cada 100.000 habitantes. En estas edades, las mujeres registran tasas considerablemente superiores a las de los varones, mientras que esta tendencia se invierte a partir de los 35 años.
La distribución geográfica muestra que todas las regiones del país experimentan aumentos sostenidos, aunque con distinta intensidad. La región Centro notificó el 61,3% del total nacional en 2024, con la provincia de Córdoba a la cabeza y una tasa de 220,3 casos por cada 100.000 habitantes, la más alta del territorio nacional. La región Sur presentó la tasa regional más elevada, mientras que las regiones del Noreste y Noroeste también reportaron incrementos significativos.
Entre los factores que explican esta expansión se encuentran la alta transmisibilidad de la enfermedad en sus fases iniciales, las dificultades en el acceso a métodos diagnósticos y tratamientos oportunos, y la disminución en las medidas de prevención. La pandemia de COVID-19 afectó temporalmente la notificación en 2020 y 2021, pero la tendencia ascendente se reanudó con fuerza a partir de 2022.
Las consecuencias clínicas de la sífilis pueden ser graves cuando no se detecta y trata adecuadamente. La enfermedad puede avanzar desde una llaga inicial indolora hasta afectar el sistema nervioso, corazón, huesos y otros órganos, e incluso causar la muerte. Además, representa una de las principales causas prevenibles de complicaciones durante el embarazo.
Frente a este escenario, el Ministerio de Salud de la Nación ha reforzado las acciones de respuesta, que incluyen la distribución de insumos para pruebas rápidas y penicilina benzatínica a las provincias, la actualización de protocolos para el control de infecciones perinatales y la capacitación del personal de salud en el primer nivel de atención. Paralelamente, organizaciones de la sociedad civil han establecido alianzas para fortalecer las estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento.
Los especialistas insisten en la necesidad de realizar chequeos periódicos y promover el uso de preservativos como medidas fundamentales para contener el avance de la epidemia. La combinación de responsabilidad individual y políticas públicas activas se presenta como el camino necesario para enfrentar este desafío sanitario que afecta crecientemente a la población argentina.
/DH
