El consumo aparente de carne vacuna, que se calcula como la producción menos las exportaciones, cayó un 20% interanual durante el primer semestre del año tras la fuerte baja del poder adquisitivo y la disminución de la actividad, que llevó a las familias a un cambio de hábitos. En este contexto, la caída en el consumo de carne vacuna alcanzó niveles históricos bajos.
Con el objetivo de ajustar sus gastos, muchas familias comenzaron a recurrir a alternativas más económicas como el pollo y el cerdo, dado que la carne vacuna sigue siendo costosa en términos relativos. Sin embargo, a pesar de esta fuerte disminución, el precio actual sigue estando elevado en comparación con el promedio histórico de 2007 a 2023.
Tomando como referencia el precio de 18 cortes, en julio de este año la carne vacuna promedió $7.445 por kilo al consumidor. Si se compara este precio con el de antes de comenzar el año (diciembre 2023), la carne vacuna se abarató un 16% en términos reales desde aquel entonces.
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