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Opinión

A 39 años de la recuperación democrática: penoso retroceso.

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En Argentina, cada 10 de diciembre, se conmemora el Día de la Restauración de la Democracia debido a que el 10 de diciembre de 1983 se retiró la última dictadura que gobernó el país y asumió sus funciones el presidente Raúl Alfonsín, las dos cámaras del Congreso de la Nación y los gobernadores y legislaturas de las 22 provincias que existían en ese momento.

Las escandalosas proporciones que ha asumido la lenta pero incurable putrefacción de la Justicia Federal en la Argentina junto a las sensacionales revelaciones de la reunión de un grupo de jueces, fiscales, un ministro de seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un ex agente de los servicios de inteligencia y dos altísimos funcionarios del Grupo Clarín en la residencia del usurpador británico Joseph Lewis en Lago Escondido marcan con rasgos ominosos el momento actual de la vida política argentina.

Por Atilio Boron, Página 12.

¿Cómo caracterizar esta situación, cuando este 10 de diciembre deberíamos estar celebrando los 39 años de nuestra recuperada democracia? Lamentablemente el diagnóstico no hace lugar a optimismo alguno: nuestra democracia ha sufrido un significativo retroceso. Hoy la Argentina tiene un sistema político mucho menos democrático que el que había hace cuatro o cinco atrás. El tumor maligno que se anidaba en Comodoro Py ha hecho metástasis y ha tomado a gran parte de la Justicia Federal. La monstruosidad jurídica perpetrada con la Causa Vialidad y la condena descargada sobre Cristina Fernández de Kirchner, para hablar tan sólo de este caso: seis años de cárcel más inhabilitación de por vida para desempeñarse en cualquier cargo público significa que la proscripción ha vuelto a regir la vida política de este país. 

Nada nuevo. Ya ocurrió en el pasado después del golpe de estado de 1955, cuando la derecha y su instrumento militar impusieron dieciocho años de proscripción al peronismo. Esa política pretendió “volver el país a la normalidad” previa al 1945, y lo que logró fue institucionalizar al “partido militar” como el despótico árbitro final de la vida pública argentina. Numerosas asonadas, dos sangrientas dictaduras militares (1966-1973 y 1976-1983) y más de treinta mil desaparecidos fueron algunas de sus consecuencias de aquella decisión. Después de tan traumática experiencia, potenciada por la Guerra de las Malvinas, se selló un pacto entre los diferentes actores políticos por el que nunca más se recurriría al golpe militar para dirimir los conflictos que se agitaban en el seno de la polis.

El problema es que ese pacto hoy está roto: el recurso a la violencia se ha naturalizado en las huestes furiosas y cada vez más intolerantes de la derecha. Su lenguaje y su gestualidad trasuntan una violencia pocas veces vista en nuestra recuperada democracia; el fallido magnicidio de intentado en contra de la vicepresidenta de la Nación ha sido naturalizado por el sicariato mediático e inclusive en sede judicial se habla de “tentativa de asesinato” y no de magnicidio. Y ahora la proscripción, de Cristina pero también de la condición ciudadana de un tercio del electorado de este país. No sólo ella no puede aspirar a desempeñar un cargo público; a causa de la sentencia arriba mencionada quienes tienen depositada su confianza en su liderazgo se han visto despojados de sus derechos políticos, se han desciudadanizado, reducidos a la condición de ciudadanos de segunda clase que no pueden hacer valer sus preferencias en la esfera política. 

El “partido militar” no existe más, pero el imperio y la derecha han trabajado arduamente para reemplazarlo por un “partido judicial” que, lawfare mediante y en alianza con el duopolio que con sus fakenews, calumnias y encubrimientos envenena el alma de argentinas y argentinos. Unos y otros se han adueñado del país y en Argentina como en casi toda Latinoamérica persiguen, encarcelan y proscriben a los líderes populares. Se impone reconstruir nuestra democracia. Para ello el gobierno debe convocar sin más demora a una “consulta popular no vinculante” para que sea el pueblo quien decida los pasos que deberán tomarse para acabar con la mafia enquistada en la Justicia Federal y democratizar el sistema de medios, condiciones indispensables para acabar de una buena vez con el poder de la “dictadura mediático-judicial.” Sin esa convocatoria y sin un “hecho de masas” que permita doblegar las resistencias de la derecha nuestra democracia irá languideciendo hasta dar a luz a renovadas y más siniestras formas de despotismo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

Opinión

La Amistad. Leer la mente y el corazón

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Cuando estamos con alguien que nos ama y conoce, no hace falta usar muchas palabras para comunicarnos. Sentimos que “nos lee los pensamientos”, reconoce lo que guardamos en lo profundo del corazón. No hay secretos. La amistad es uno de los pilares fundamentales en la vida de cualquier persona.

Desde que somos niños, aprendemos la importancia de tener amigos con quienes compartir juegos, secretos y sueños. A medida que crecemos, nuestros vínculos se vuelven más profundos y significativos, convirtiéndose en un refugio y una fuente de alegría y apoyo. Hay momentos en la vida en los cuales la amistad cobra una dimensión especial, siendo un lazo que nos acompaña en las alegrías y desafíos que enfrentamos. Nos sentimos seguros y confiados para compartir fracasos, frustraciones, desilusiones. Nos alientan y sostienen ayudando a sacar lo mejor de nuestro interior.

La fidelidad es uno de los valores más preciados en la amistad. Ser fiel implica estar presente en los buenos y malos momentos, ofrecer apoyo incondicional y mantener la confianza a lo largo del tiempo. En este sentido, la amistad se nutre de experiencias compartidas, de recuerdos acumulados y de una comprensión mutua que solo el tiempo puede forjar.

Compartir la vida con amigos es una de las mayores fuentes de alegría. Las risas, las conversaciones sinceras y las aventuras vividas juntos enriquecen nuestra existencia y nos brindan una perspectiva más amplia y significativa. Los amigos son testigos de nuestros logros y fracasos, y su presencia hace que cada momento, por pequeño que sea, cobre un valor especial.

El poeta Jorge Luis Borges expresó esta idea con gran sensibilidad en su poema “Los Justos”: “Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire. / El que agradece que en la tierra haya música. / El que descubre con placer una etimología. / Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. / El ceramista que premedita un color y una forma. / El tipógrafo que compone bien esta página que tal vez no le agrada. / Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. / El que acaricia a un animal dormido. / El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. / El que agradece que en la tierra haya Stevenson. / El que prefiere que los otros tengan razón. / Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”.

Considerar a Dios como un amigo cercano nos brinda una dimensión espiritual que enriquece nuestras relaciones humanas. Jesús se hace nuestro amigo incondicional. Con Él sabemos que nunca estamos solos, que siempre hay alguien que nos escucha, nos guía y nos ama sin límites.

La amistad verdadera nos libera de los riesgos de la soledad y el aislamiento. En algunos momentos es fácil quedar atrapado en las responsabilidades del trabajo, y de un ritmo de vida que descuida los valores más importantes. Lo central no puede ser la eficiencia y productividad.

La soledad puede tener efectos negativos en nuestra salud física, mental y emocional. Es crucial mantener y cultivar nuestras amistades, dedicar tiempo a estar con nuestros seres queridos y buscar ocasiones de encuentros que enriquezcan la vida.

El poeta Octavio Paz —Premio Nobel de Literatura 1990— reflexiona sobre la soledad en su poema “Hermandad”: “Soy hombre: duro poco / y es enorme la noche. / Pero miro hacia arriba: / las estrellas escriben. / Sin entender comprendo: / también soy escritura / y en este mismo instante / alguien me deletrea”. Qué hermoso sabernos leídos, deletreados.

Con oportunidad del Día del Amigo, celebremos la importancia de la amistad en nuestras vidas. Recordemos la fidelidad que nos une, la alegría de compartir momentos especiales, y la fe en Dios como amigo permanente. Apreciemos a nuestros amigos, cultivemos nuestras relaciones y mantengámonos atentos a los peligros de la soledad. Porque, en última instancia, la amistad es un tesoro que nos enriquece y nos sostiene a lo largo de toda la existencia.

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Violencia e incertidumbre tiñen la campaña electoral en EEUU.

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Un escenario de incertidumbre se abre en el país con mayor influencia en los acontecimientos mundiales. El magnicidio fallido contra el candidato del Partido Republicano y ex presidente, Donald Trump será, sin dudas, un punto de inflexión en la accidentada carrera electoral hacia la Casa Blanca.


La bala que disparó el joven blanco Thomas Mathiew Crooks (20) contra Trump, en un acto electoral en Butler, Pensilvania, no lo hirió de muerte. Pero la situación es aún más grave. A este intento de magnicidio contra el republicano -cuya investigación recién comienza- debe sumarse el asedio que sufre su opositor, el demócrata Joseph Biden, quien se aferra con uñas y dientes a su relección, a pesar de las presiones internas del Partido Demócrata y externas del poder real. 
Ya nadie quiere a Biden. El debate por televisión fue el límite. El presidente ya venía dando muestras de senilidad explícita, tanto en casa como en reuniones internacionales. Un ejemplo es la última cumbre del G7, en Italia, donde la premier Giorgia Meloni tuvo que rescatarlo de una confusión mental frente a toda la prensa del mundo. Pero el debate del pasado 27 de junio, ante su rival electoral, el ex presidenteTrump, fue un punto de inflexión para el Partido Demócrata.

“En el debate quedó muy en evidencia que el presidente tiene problemas cognitivos. Tal vez sean menos serios de lo que el Partido Republicano dice, pero lo cierto es que la imagen que dio Biden es la de un candidato débil, incapaz”, analizó para El Destape Ernesto Calvo, profesor en la Universidad de Maryland, que enfoca su investigación en representación política y redes sociales.

“En ese momento, el Partido Demócrata entra en pánico porque se da cuenta de que va a perder las elecciones. Empieza, entonces, el pedido de recambio. Los primeros fueron actores mediáticos de peso: el consejo editorial y los cuatro o cinco periodistas más importantes del New York Times”, agregó Calvo.

Salvo el artículo que el Premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz, publicó el 4 de julio, en el Project Syndicate, rescatando las medidas positivas del actual gobierno (“El mejor candidato para la economía de Estados Unidos”), el resto de los medios fueron inclementes con el actual mandatario.

The Washington Post acusó al Partido Demócrata de haber pasado gran parte de la campaña electoral “enterrando la cabeza como el avestruz” e ignorando “la actuación dispersa, ocasionalmente incoherente y casi universalmente criticada” de Biden. Acto seguido clamó por un cambio. 

De igual manera, como señala Calvo, el consejo editorial del New York Times pidió que el candidato-presidente dé un paso al costado y el conocido opinólogo Thomas Friedman, luego de ensalzarlo convenientemente, pidió su cabeza. “Biden, un buen hombre y un buen presidente, no tiene por qué postularse para la reelección (…) La familia Biden y el equipo político deben reunirse rápidamente y tener las conversaciones más difíciles con el presidente, una conversación de amor, claridad y resolución”.

“Los medios de EE.UU. han cubierto esto de manera muy uniforme. Desde los medios más progresistas o de izquierda a los diarios más conservadores de derecha mostraron a Biden como un candidato débil y como alguien no presidenciable. Ese consenso es, en particular, lo que ha generado el pánico en el Partido Demócrata”, evaluó Calvo.

El clamor anti-Biden llegó a Hollywood –el actor George Clooney pidió que se vaya– y a Europa. El pasado 10 de julio, la publicación británica The Economist tituló: “Joe Biden no logra silenciar los pedidos de que se haga a un lado” y la agencia de noticia Bloomberg, vocera de los intereses de las élites y de las grandes empresas, sentenció, sin pelos en la lengua, el pasado 5 de julio: “Los funcionarios europeos quieren que el presidente Biden retire su candidatura de las elecciones”.

¿Hay alguien en el banco de suplentes?

La decisión para los demócratas es muy riesgosa. “Abandonar al candidato debilitaría al partido, pero, en este momento, el cálculo es entre un postulante que no parece viable y otro nuevo fresco que no tenga los aspectos negativos de Biden”, explicó Calvo

Una de las variables que miran los demócratas son las encuestas: si las elecciones fueran hoy, Trump vencería. “No es que vaya a ganar por goleada ni en todas las circunstancias, pero el medio más citado para este tipo de mediciones, “Fivethirtyeight”, indica que hay un 60% de probabilidades de que triunfe Trump y un 40%, Biden”, agregó. Para The Economist las chances del republicano son aún mayores: “Trump tiene una probabilidad de 3 sobre 4 de ganar”, publicó el pasado jueves 11 de julio.

La pregunta del millón es si hay una candidata o candidato demócrata que pueda ganarle a Trump. Para Calvo, “abandonar al presidente en ejercicio y moverse hacia otro candidato siempre debilita al partido y hace que el nuevo postulante sea menos competitivo”. No obstante: “Los problemas que tiene Biden son tales que lo más probable es que haya una posibilidad de ganar con un candidato como Gavin Newsom (56), gobernador de California, o Gretchen Whitmer (52), gobernadora de Michigan. Presentar un candidato más joven y que no arrastre lo problemas que tiene Biden, va a obligar además a la campaña demócrata a cambiar de estrategia”.

Newsom es graduado en Ciencias Políticas de la Universidad de Santa Clara (institución católica –jesuita– privada) e incursionó como empresario hotelero antes de meterse de lleno en la política. Es un hombre muy mediático: en 2012 tuvo su propio programa de TV, The Gavin Newsom Show. En 2022 ganó las elecciones como gobernador; antes se había desempeñado como vicegobernador y, en 2003, como alcalde de San Francisco.

Gretchen Whitmer también ha tenido su presencia en los medios, pero por otras razones. Un grupo paramilitar de extrema derecha de Michigan – los Wolverine Watchmen– tramó un golpe de Estado en su contra y planificó secuestrarla en octubre de 2020. Los extremistas acusaban a la gobernadora de “intrusión en sus vidas privadas” por las medidas que había adoptado para combatir el coronavirus durante la pandemia. Whitmer es abogada, egresada de la Universidad Estatal de Michigan. En 2006, como senadora, fue la primera mujer en ser líder del bloque demócrata en esa cámara y en las elecciones que la llevó a la gobernación (2019) ganó con las cifras más alta de la historia de Michigan.

La difícil decisión demócrata debería concretarse antes del 19 de agosto. Desde ese día y hasta el 22 se desarrolla, en Chicago, la Convención Nacional Demócrata, evento en el que se nombra formalmente a quién será el candidato para las presidenciales del 5 de noviembre. 

Estados Unidos no está en su mejor momento. ¿Puede ser este cambio de candidato de último momento un foco de inestabilidad política o un golpe para la autoestima del ciudadano estadounidense? “No me parece”, afirmó Ernesto Calvo. “No es la primera vez que ese país pierde candidatos. Hay que pensar que, en Estados Unidos, casi el 8% de los presidentes ha sido asesinado y un 8% más ha sufrido atentados. Ha habido todo tipo de recambios a lo largo de 200 años. Este es uno más y el motivo por el que el Partido Demócrata está pidiendo que se baje no es por un tema de imagen sino de competitividad”.

Muchos temas de alta complejidad, en todo el planeta, dependen de estas elecciones. La crisis de la representatividad política en Estados Unidos es una espada de Damocles sobre el mundo. Nos esperan aún varios meses de gran incertidumbre ya que, por ahora, todos los escenarios están abiertos.

@ElDestape – escribe: Telma Luzzani

/Fuente de imagen: El Destape

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Opinión

¡Hagan sus apuestas, niños!

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Estamos viviendo tiempos… ¿cómo decirlo? Raros. Y a veces contradictorios. Está prohibido que los menores de edad ingresen a los Casinos. Pero se promueve que los Casinos ingresen en el mundo infantojuvenil. ¿Una locura?

Ciertamente. Y siguen haciendo oídos sordos quienes son responsables del cuidado de los más frágiles. Durante esta semana la Comisión de Pastoral

Social Nacional emitió una declaración titulada “Apostar no es un juego”, documento elaborado en conjunto por los equipos de Pastoral Social de todo el país acerca de la problemática de los juegos de azar, las apuestas on line y la ludopatía en niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos.

Pero el llamado de atención de la Iglesia no es nueva, ni las denuncias tampoco. Esta historia comenzó en el año 2000 cuando el Congreso aprobó el proyecto de actualización del Prode, donde se empieza a disputar lo que se llamaba Prode Bancado. Según este sistema se podía apostar desde el teléfono o internet en distintas modalidades. Por esos años en Europa
explotaban los primeros síntomas de corrupción en el fútbol y el tenis por el doping y el juego de las apuestas.

Traigo a la memoria algunos acontecimientos como muestra de que no se trata de una suspicacia trasnochada. Hay en el mundo varios antecedentes de corrupción en el fútbol. En Italia, hace años, se ha dado un proceso de lucha contra las mafias llamado mani pulite (“manos limpias”). No obstante los controles, se arregló un partido Lecce-Lazio en el que se utilizaron 600.000 euros —¡en un solo partido!— para corromper jugadores. También en Italia, en 2005 y 2006, hubo fraude de arbitrajes de Juventus, Milan, Fiorentina y Lazio. Las sanciones incluyeron el quite de sus dos últimos scudettos al Juventus y su descenso a la B, además de cárcel a algunos dirigentes.

En el fútbol tenemos instituciones altamente sospechadas de contar con personas corruptas en sus filas. Recordemos las denuncias de reventas de entradas durante cada Mundial. Opositores y oficialistas, simpatizantes de River o de Boca, varones o mujeres, saben o sospechan de las llamadas “barras bravas” y su vinculación con el crimen organizado con complicidad o dudosa ausencia de sus dirigentes. Están prendidos en estacionamientos, merchandising, droga. Muchas veces con porcentajes que reparten a las comisarías locales o visitantes. El amor a la camiseta quedó reemplazado por el negociado.

Pero volvamos a la actual Declaración de esta semana. En ella se señala que “Coincidimos en que se está naturalizando una conducta muy nociva para todas las personas, para la vida en comunidad y, sobre todo, para adolescentes y niños y sus familias”.

No es una problemática exclusiva de los grandes centros urbanos. “En nuestras ciudades, pueblos y comunidades rurales, vemos que esta adicción se va incrementando. Advertimos que es una realidad que no discrimina ni clase social ni regiones geográficas. Hay muchos motivos que nos llevan a preocuparnos porque estamos viendo el daño social que se está
ocasionando.”

“En el contexto socioeconómico que vivimos desde hace décadas, nos preocupa profundamente cómo esta práctica adictiva socava la cultura del trabajo y del esfuerzo.” (…) “Debemos afirmar, una vez más, que la legalización de juegos “online” logró dos cosas: aumentar la riqueza de quienes manejan el negocio y, paralelamente, aumentar la cantidad de apostadores en general y de adictos ludópatas o potenciales ludópatas. Nunca se debió permitir.”

Se ha favorecido el blanqueo de dinero y la corrupción. La modalidad de apuestas on line tiene el agravante que oculta en el plano de lo individual un serio problema de enfermedad social. Al poder acceder desde la casa, la escuela, la oficina o la plaza, se facilitan las alternativas de apuestas y se esconde a “los jugadores” en el anonimato. Resulta también casi imposible controlar la entrada de menores al circuito de apuestas. Deberíamos ser claros. Si es por plata, no es un juego, es un negocio, un mal negocio para la inmensa mayoría, y muy lucrativo para unos pocos que buscan dinero, venga como venga.

Dirigentes de clubes importantes, poder político bancando sus campañas electorales con esos dineros, operadores del crimen organizado… puestos de acuerdo para un negocio redondo como la pelota. Y estas modalidades se van extendiendo a otras prácticas deportivas. Estemos atentos. Hablemos en casa de estas preocupaciones.

@MonseñorJorgeEduardoLozano

/Fuente de imagen: Arzobispado de San Juan de Cuyo

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