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Cultura Cosas Nuestras

La Fiesta de la Tradición de Jáchal se vistió de gala con grandes artistas y un fogón espectacular.

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La 62º edición de la Fiesta de la Tradición tuvo música, teatro, baile, reconocimientos y la elección de las nuevas paisanas, Yuliana Ruiz y Luana Castro,que representan al departamento Jachál. Mirá las fotos.

Desde temprano comenzaron a llegar jachalleros y turistas al anfiteatro “Buenaventura Luna” para disfrutar de la última noche de la 62º edición de la Fiesta de la Tradición.

A las 19:30 comenzó la previa con Mauricio Pérez, los Hermanos Aballay, los Hermanos Andrada y una nueva presentación del Ballet de Plottier, Neuquén.

A las 9 de la noche, nuevamente Mario Echegaray estuvo a cargo de una emotiva apertura, junto a Modern Dance y Las Voces del Norte con “Vallecito” y gran parte de su repertorio.

Posteriormente, la flamante Paisana Nacional de la Tradición, Yuliana Ruiz, acompañada por la Segunda Paisana, Luana Castro, saludó al público presente.

La continuidad estuvo a cargo de Laura Castro y Kuky Salas, siempre con el reconocimiento de la gente por su calidad musical.

Luego, llegó uno de los momentos más impactantes de la noche, por la ovación permanente y el acompañamiento de cada canción del Chango Huaqueño, a quien la organización del evento le realizó un sentido homenaje por su trayectoria. Luego de la proyección de un video y la entrega de una placa por parte del intendente, Miguel Vega; comenzó a sonar “Vallecito de Huaco”, acompañado por un centenar de músicos y cantantes que lo acompañaron en la interpretación de la canción que más identifica a nuestro pueblo, para finalizar con “Vamos Argentina” y generar un marco de fiesta y patriotismo en todo el predio.

Seguidamente, el Ballet Jáchal puso su conocida impronta en el escenario Vicente “Tito” Capdevilla y llegó el primer número nacional de la jornada, con los salteños Canto del Alma, con sus propias canciones y los homenajes a grandes artistas folclóricos de todas las épocas.

El gran protagonista de la noche comenzó con la proyección de un video, el “Quise armar un fogón…” de Mario Echegaray y la escenificación completa de la obra de Don Buena, llevándose las emociones más fuertes de la jornada.

Otros salteños llegaron al escenario, los reconocidos integrantes de “Las Voces de Orán” impusieron todos sus clásicos y el público no paró de cantar y aplaudir.

Luego, la danza siguió con una excelente coreografía del Ballet Milagros del Tiempo, seguidos por los jachalleros El 750 y cerrando la noche a pura chaya con Sergio Galleguillo, desde la provincia de La Rioja.

Cabe destacar que cada noche se recordó y homenajeó a Claudia Pirán. La artista era parte de la grilla, pero, lamentablemente falleció pocas horas antes de las noches centrales de la Fiesta.

@Municipalidadjachal

/Imagen principal: ©foto redes

Cultura Cosas Nuestras

La dominación inca en la leyenda de El Salado

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Aún existen en San Juan muchas leyendas y mitos que no han sido divulgados, este es el caso de la leyenda de El Salado a la que Destino San Juan pudo acceder gracias a la generosidad de Oscar Gómez, un albardonero dedicado al rescate de la historia de Albardón.

Esta historia fue replicada de un antiguo libro y ahora forma parte de una obra que prepara Gómez con decenas de historias de Albardón que espera ser publicada pronto.

La leyenda relata que sobre la falda Este del cerro Villicum surgía una prodigiosa vertiente de agua dulce en el siglo XVI, en derredor de esta se habían asentado una tribu de huarpes.

Allí pasaban los días el cacique Alunic y su tribu, unos cuantos nativos se dedicaban a cultivar la tierra, maíz, zapallo, papa y melón. Vestían ushutas (ojotas) de cuero de guanaco, camisetas de lana de vicuña, domesticaban la llama, y hacían cacharros de arcilla, además de tejer canastos de mimbre con fibras vegetales.

Alunic había convertido el lugar en un vergel donde su tribu vivía feliz ya que estaban muy organizados para producir su comida, vestimenta y utensilios. Sus casas eran pircas de piedra y habían trazado acequias que tomando el agua de la prodigiosa vertiente regaba sus cultivos y también servía para beber y preparar la comida, sobre todo las bebidas como la añapa de algarroba y el pan de patay.

Los días transcurrían en una paciente rutina, que era interrumpida, de cuando en cuando, por el llanto de algún nacimiento o por la llegada de los cazadores con algún guanaco o avestruz para alimentar a la tribu.

El lugar, convertido en un oasis de colores armoniosos en primavera y verano, no hacían más que ofrecer al huarpe un hogar de características únicas: tenían agua, tierra fértil, muy cerca de allí la arcilla para su alfarería.

Mal presagio

Sin embargo, una nube negra se acercaba. El brujo de la tribu venía anunciando que algo raro iba a suceder.

Una mañana calurosa del verano estaba la hija del cacique Alunic, la bella Acashlla tejiendo con varillas de chilca recién cortadas un gran canasto de mimbre junto a su enamorado, llamado Tereka, que el día anterior había llegado de cazar.

Muy temprano había recogido leña para poder cocinar los cacharros de arcilla que hacía varios días estaba preparando, porque tenía serias intenciones de casarse con Acashlla, trato que había hecho con su padre Alunic como manda la tradición huarpe.

Mientras Tereka le daba los últimos retoques a su alfarería colocándoles guardas y dibujando la figura del último guanaco que cazó por el camino del norte, sobre el medio día con un sol abrazador, vieron llegar cuatro visitantes desconocidos.

Toda la tribu se puso alerta, si bien eran pacíficos, siempre estaban dispuestos a pelear por lo suyo, y se reunieron en la puerta de la casa del cacique Alunic.

Llegaron los extraños, eran altos, venían vestidos con camisetas con guardas de colores, gorros con figuras que adornaban con círculos de oro y bronce, pantalones a media canilla y oyutas. También estaban adornados con collares de huesos y piedras pulidas.

Eran de algún lugar que los huarpes no reconocían. Se acercaron en son de paz y pidieron hablar con el cacique Alunic. De pronto dijeron:

– Somos de un pueblo lejano, se presentaron señalándose con el dedo, Huáscar Tichi, Tupac Chinuk, Auca Chanca y Paka Inca. Venimos con la misión de mejorar la raza, hemos caminado muchas lunas hasta llegar aquí.

– ¿Qué significa eso? preguntó Alunic.

– Mañana, a la salida del sol, deberemos llevar a las mujeres jóvenes a un manantial cercano, sin presencia de hombres, los que se revelen deberán morir, en sacrificio a los dioses, y cargarán con la maldición del dios supremo Apu Kon Viracocha, dijo Paka Inca.

Los visitantes eran integrantes del gran Imperio Inca y Paka Inca era un sacerdote que bendecía a las mujeres para que al procrear tuvieran mejor descendencia, tal era la misión de los incas.

Pacíficos pero…

No les pareció una buena idea a los huarpes esa de entregar a sus mujeres, por eso pergeñaron un plan.

Al amanecer, los incas organizaron a las mujeres en grupos de tres, entre ellas estaba la bella Acashlla.

Las guiaron hasta la boca de la vertiente, en lo alto de una loma, las colocaron frente al agua en una barranca de espaldas al sol. Comenzó la ceremonia y el sacerdote Paka Inca extendió los brazos colocándose delante de las mujeres, también de espadas al sol, y dijo su oración:

-Óyeme desde el mar de arriba, a que permaneces, desde el mar de abajo, donde estás, creador del mundo. Alfarero del hombre, señor de los señores, a ti con mis ojos que desesperan por verte, pues viéndote yo, tú me veras y me reconocerás, el sol, la luna, el día, la noche, el verano, el invierno, no en vano caminan ordenados y por todas partes te llevan consigo.

En tu cetro de rey óyeme, escúchame, en mi cansancio y en la muerte, para que puedas bendecir a la mujer para generar mejores hombres.

Mientras esto ocurría los huarpes que estaban abajo de la barranca escondidos y con grandes piedras en la mano, a un solo grito atacaron a los visitantes, matándolos y arrojándolos al pozo de la vertiente de aguas dulces y cristalinas.

Se llevaron sus mujeres hasta la aldea y festejaron su victoria sobre los invasores.

Días después, comenzaron a notar que el agua de la vertiente cambiaba de gusto, se puso más salada, como la sangre derramada.

El agua comenzó a hacer estragos en el organismo de la tribu, pocos días más comenzó a salitral la tierra y por ultimo secó los cultivos.

En definitiva, la maldición del dios de los incas, Viracocha, se hizo realidad y en poco tiempo la tribu huarpe tuvo que abandonar el lugar.

Han pasado más de cuatro siglos y ese lugar que otrora fuera un vergel con agua dulce pura y cristalina, se convirtió en lo que es hoy en día, un lugar árido, de lomas peladas y paisaje gris con agua salada, pero que mantiene la claridad y la frescura de entonces. 

Sin embargo, las aguas saladas son curativas, como una indulgencia de la maldición de Viracocha.

El lugar quedó marcado para siempre como El Salado.

@DestinoSanJuan // Viviana Pastor.

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Cultura Cosas Nuestras

Esta es la historia de la Escarapela Nacional

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La creó Manuel Belgrano, para distinguir al ejército invasor español del revolucionario nacional.

En 1812, con el propósito de distinguirse del ejército invasor realista, Manuel Belgrano instauró el uso de la escarapela para todas las tropas del Ejército Revolucionario.

En la actual ciudad de Rosario, el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano le solicitó al Primer Triunvirato que avalara el uso de una escarapela nacional con los colores blanco y azul celeste.

El objetivo era uniformar a todas las tropas de las Provincias Unidades del Río de La Plata y distinguirlas del ejército enemigo, que utilizaba el color rojo.

En éste marco, el 18 de febrero del mismo año el Triunvirato decretó el reconocimiento y uso de la escarapela como insignia patria.

Una semana más tarde, el 27 de febrero de 1812, Belgrano le informó al triunvirato que “siendo preciso enarbolar la bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”, que había creado él mismo días antes.

Por lo tanto, el Consejo Nacional de Educación estableció el 18 de mayo de 1935 como la fecha para homenajearla.

Por otra parte, desde el Museo Histórico Nacional cuentan que el uso de escarapela se hizo costumbre como distintivo entre los ejércitos de España durante el 1700 y que las formas de las escarapelas variaban en lazos o moños, hasta que se estableció forma actual llamada la roseta o cucarda.

Además, las escarapelas eran también una forma de distinguir bandos políticos. Por eso, en las jornadas revolucionarias de mayo de 1810, Domingo French y Antonio Luis Beruti repartieron escarapelas. Aunque no blancas y celestes como solemos imaginar.

Para concluir, en el Archivo General de la Provincia se resguardan varios e importantes documentos relacionados con el proceso histórico del periodo de los acontecimientos de 1810 en adelante, entre los cuales se cuenta un Bando Nacional donde se dispone el uso de la escarapela en todo el territorio nacional:

A continuación se presenta la transcripción de dicho documento resguardado en el Departamento Archivo Histórico:

En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante se haga, reconozca y use por las tropas de la Patria la Escarapela Nacional de las Provincias Unidades del Rio de la Plata, declarándose por tal la de dos colores blanco y azul celeste, y quedando abolida la Roja con que antiguamente se distinguían. Se comunica a Vuestra señoría por los efectos consiguientes a esta resolución.

Dios guie a Usted muchos años.

Buenos Aires, Febrero 18 de 1812

Feliciano Antonio Chiclana

Manuel de Sarratea

Juan José Paso

Bernardino Rivadavia

Al Gobierno de San Juan

Posteriormente, en el año 1935 el Consejo Nacional de Educación, instituyó el día 18 de mayo como Día de la Escarapela.

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Cultura Espectáculos

Gala Patria: furor por “Mujeres Argentinas”

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Se agotaron las localidades para las tres funciones de la icónica obra de Ariel Ramírez y Félix Luna que disfrutarán más de tres mil personas en el Teatro del Bicentenario.

El Gobierno de la provincia de San Juan, a través del Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte, comunica que las tres funciones de Gala Patria 25 de Mayo “Mujeres Argentinas” se encuentran agotadas.

Los sanjuaninos se agolparon en el hall del TB para agotar, en poco tiempo, las localidades de un espectáculo que promete emocionar y cautivar con una producción inédita e integral del teatro.

La semana próxima, más de tres mil personas disfrutarán de la icónica obra de Ariel Ramírez y Félix Luna “Mujeres Argentinas”, que será puesta en escena bajo la dirección de Alexis Mirenda, junto a un elenco concertado de talentosos bailarines y un gran equipo de profesionales escenotécnicos.

La velada contará además con la participación de La Camerata, las voces de Eli Domínguez y Melisa Quiroga, y culminará con las estrofas del Himno Nacional Argentino, interpretado en la voz de Laura Costanza.

@SiSanJuan

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